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La tarde era cálida, quizá demasiado pues un castaño rizado se había despojado de su ruana y estaba en las afueras de la casa de su novio.
Ambos habían salido de la vivienda, ya que el calor dentro de esta era mucho; además, Isabela y Mirabel habian llegado a visitarlos un rato y decidieron jugar para pasar el rato.

—La campana— cantó Carolina, viendo como sus otros 4 acompañantes le ponian suma atención a su cartón y colocaban pedazos de maíz en las casillas correspondientes.
—La luna—

—¡Lotería!— gritó Isa, lanzando sin querer un par de rosas alrededor. "Lo siento", pensaba, apartando unas cuantas flores que cayeron sobre las cartas.
—¿Cuál es mi premio?—

—¿Un abrazo?— cuestionó Caro, recibiendo una mirada fugaz de Mirabel y una ceja alzada de Isa.

—Una limonada bien fría y estaremos a mano— propuso, a lo que la castaña atendió.

El resto la vio alejarse al interior de la casa, cuando notaron el crujir de unos zapatos que venían hacia ellos con pasos acelerados.
Pronto, la imagen de Mariano estuvo frente al cuarteto; parecía apenado y nervioso por alguna razón.

—Necesito pedirles un enorme favor — juntaba sus manos, aproximándose más a ellos, hablando lo más suave posible. —Dolores está dormida, así que no tengo mucho tiempo antes de que despierte—

Los demás temieron por lo que el Guzmán fuera a decirles, estaba actuando demasiado sospechoso.

—Quiero pedirle su mano a Dolores en matrimonio — las palabras salieron tan lento y suaves, que Mariano temió no haber sido escuchado, sobre todo porque no revivió respuesta. Solo gestos neutros, no sabia que pensar.

—Listo, una limonada bien fría para la campeo...¿Por qué todos tienen cara de haber visto un espanto?—

El mayor tomó el vaso que Carolina trajo y bebió el contenido, ganándose una mirada confusa de la castaña. No lo culpen, estaba nervioso, sudando y el calor no ayudaba en nada.
—Se que es raro y hasta podría parecerles incorrecto — titubeó. —Ya saben, por el hecho de que tu eres su hermano y tu mi ex-novia...

—No, por eso no hay problema — aclaró Isabela, tocando su hombro en confianza. Bueno, por parte de Camilo no sabría opinar, pues el rizado tenia la mirada perdida aún; pero, por su lado, estaría encantada de cooperar.
—Pero, ¿Por qué nosotros?—

—Se me ocurrió que ella amaría una propuesta, donde las personas más queridos por ella estuviesen involucradas— habló con su ronco acento. —Además tu don con las flores y tus canciones, serían un lindo gesto— alagó, señalando a Isa y a Thiago.

Mirabel se levantó para tomar el vaso casi vacío y hacer que el pelinegro le pusiera total atención. —Te ayudaremos. ¿Cuándo piensas decírselo?—

—Mañana — expresó. Ante esto, se ganó una mirada de incredulidad hasta de Camilo, quien iba apenas levantando su rostro.

—¿Y no pudiste pedirnos ayuda el mismo día, unas horas antes?— El tono sarcástico de Caro hiso retroceder a Mariano.

—Pero está bien, podemos pensar en algo— calmó Mira, tomando las manos de la ojiazul.

—Puedes invitarla a la plaza mañana. La traes aquí, donde la banda estará esperando tocar una linda canción guiada por Santiago — comenzó a idear la Garcia. Los ojos de Mirabel se iluminaron al imaginárselo.
—Se que tienes una hermosa canción, puedes tocar esa—

—Pero aún no está terminada — recordó, examinando a su novio y el extraño comportamiento que adoptó de un minuto a otro.

—Entonces tú y tu inspiración se pueden ir a lo oscurito para terminarla— insinuó.

Let's talk about the Madrigal's 🦋🌱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora