Día 28: Nudo
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William apenas podía respirar; pero tampoco quería despegarse de su cuello. Movió las caderas de forma errática, buscando sentirle hasta que extinguiera el fuego que le consumía. Pensó que no iba a molestarle en absoluto pasar los siguientes días enlazado a él de esa manera. Se había desconectado de la realidad, y solo era capaz de sentir a Sherlock inundándole con su fragancia y su cuerpo caliente. Gimió, retorciéndose como poseso.
―... Interesante ―retumbó el murmuro de Sherlock contra su garganta, al presionar este los labios contra la nuez―, hueles y sabes incluso más dulce ahora.
Tan perdido estaba en las sensaciones que se le dificultaba el habla, aunque solo fuese para nombrarlo. Apretó las piernas alrededor de él y tiró de su cabello.
―¿Es así...? ―masculló entre dientes, esbozando apenas una sonrisa―. Será tu culpa.
―Lo sé. Y yo soy el único que puede notar la diferencia.
Enardecido por su propia declaración, Sherlock le penetró con más ímpetu. Movió ligeramente la pelvis hacia una y otra dirección hasta descubrir los secretos que ni él mismo conocía, y le besó para escucharlos directamente de su lengua. En un principio se había mostrado cauto, pero al notar que sus acciones le producían más placer que incomodidad, comenzó a dejarse llevar por sus sentidos en vez de su cerebro. Un gran paso; William estaba seguro de que habría estado investigando en libros e internet acerca del cuerpo de los omegas antes de esta tarde.
Pronto los temblores que le recorrían se acrecentaron; él resolvió estimular su pene con caricias rápidas, lo que no le dejó escapatoria aparte de aferrársele y aguardar el final. Mordisqueó su clavícula y el pinchazo de sus colmillos fue lo último que sintió antes de cerrar los ojos y derretirse entre sus manos. Esta vez el orgasmo le hizo desfallecer, y solo encontró la fuerza para otra vez abrir los ojos cuando fue el turno de Sherlock. Este reclamó su atención con un gruñido para después derrumbarse.
Pasado un minuto, levantó la cabeza y le dijo, con la voz algo enronquecida:
―Cambiemos de posición. Ponte sobre mí mientras dure esta cosa o te aplastaré.
Parpadeó, todavía confuso hasta caer en cuenta de que todavía continuaban profundamente unidos. Por supuesto, él hablaba del nudo, la consecuencia del acto que había olvidado por completo. Usar protección no les evitaba aquella parte.
Sherlock tomó la iniciativa y sostuvo su cintura mientras se daba la vuelta. Le ayudó después a acomodarse encima, de cara hacia su pecho y con la cabeza debajo su mentón, a pesar de que se había salpicado con sus propios fluidos. La sensación de estar anudado le resultó extrañísima, aunque a la vez experimentaba un gran alivio físico y emocional. Nunca antes se sintió tan amado y protegido.
Su amante le sostuvo entre sus brazos, contra su corazón, y de la nada empezó a jugar con su cabello.
―¿Por qué no lo hiciste con nadie hasta ahora? ―le preguntó, todavía lúcido frente a sus caricias arrulladoras.
Los leves toques en su cabeza se interrumpieron mientras procesaba la pregunta.
―Te lo dije antes; no me interesaban las relaciones.
―Pero puedes tener sexo sin necesidad de una relación, más aún si eres un alfa.
―Meterme con un omega al azar y morderlo hubiese sido un lío. Demasiados problemas a cambio de un buen rato prescindible ―dijo, y luego su mano se desplazó hacia su espalda. Le dio unos toques con las yemas en lugar de proseguir inmediatamente―. Y no te preguntaré lo mismo porque en tu caso la razón es obvia.
―En verdad lo es. ―Quiso reírse de sí mismo, pero se sentía muy cansado y cómodo para ir más allá de una sonrisa irónica―. Y si hubiese aceptado llevar una vida más acorde a mi casta, tal vez habría estado marcado para cuando te conociera.
―¿Das por hecho que nos conoceríamos? Me gusta ese supuesto.
―No me refiero a eso, ya lo sabes.
―Incluso así me habría robado tu interés y aquel tipo se iría con el rabo entre las piernas al final. Tiene suerte de no existir.
Suspiró moviendo la cabeza, pero en elfondo lo creía. Nadie podría entenderle mejor que Sherlock, fuese la versiónque fuese de sí mismo.
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Deseo sin fragancia
FanfictionWilliam James Moriarty procura esconder la clase a la que pertenece para evitar la discriminación y llevar una vida normal. Cuando Sherlock, un alfa, lo conoce, no logra identificar qué es lo que tanto le atrae de él. Omegaverse. Universo alterno...