Voz

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Hola, traigo hoy el reto que propuso Es de fanfics para diciembre; se trata de un mes dedicado al omegaverse con prompts diarios, a los cuales daré forma en drabbles la mayoría del tiempo, porque el tiempo no me da para capítulos largos contra el reloj.

¡Gracias por leer! Es la primera vez que escribo de esta temática pero intentaré hacerlo lo mejor que pueda. 

Día 1: Voz

•••

     ―Oye, ¿estás vivo? Despierta, vamos.

     Entre sueños, William se sintió arrastrado hacia la superficie nebulosa en contra de su voluntad. Una voz que no reconocía se le coló por el oído y empezó a repiquetear en su cerebro con la insistencia de un remolino.

     Apretó los ojos, resistiéndose a su llamado de manera inconsciente. Pero aquel ente no se dio por vencido y aunque no quisiera fue recuperando la sensación de sus miembros envueltos en el sopor.

     ―Tch. Espero que me des las gracias después; están por cerrar la biblioteca ―le escuchó decir cuando entreabría los ojos, desorientado―. ¡Ah! ¡Al fin!

     William no tenía la menor idea de por qué el desconocido de pelo negro y descuidada cola de caballo, que en esos instantes sostenía su hombro con una confianza que le hizo replegarse sobre la silla, sonreía con tanta vivacidad. Sin embargo, al ver su actitud defensiva, retiró la mano y se enderezó.

     ―¿Dice que la biblioteca está por cerrar? Entonces me habré dormido hace al menos dos horas ―dijo lentamente, mientras buscaba su teléfono para corroborarlo.

     ―Tres, para ser exacto. ¿Cómo puedes dormir tanto en un lugar así? Por poco te caes de la silla ―señaló el otro en tanto se incorporaba y recogía sus cosas de la mesa de lectura que tenía al frente. Un par de libros que se llevaría a casa dado que no pudo terminar de leer.

     ―¿Debo suponer que me ha estado vigilando por tres horas?

     ―Solo vine en busca de algo y te vi. Cuando quise regresarlo después de clases seguías en el mismo lugar.

     ―¿No es lo que diría un acosador? ―levantó una ceja con cierto matiz de burla. La expresión de contrariedad que torció las angulosas facciones del otro le hizo sonreír.

     ―Oh, cállate. Si tienes narcolepsia deberías buscar tratamiento antes de que un acosador de verdad ponga los ojos sobre ti.

    No estaba equivocado. Se había puesto en una situación de riesgo aunque fuese aquella la biblioteca de la universidad. Debido a los inhibidores el aroma era prácticamente indetectable, pero sería problemático que su conducta levantara rumores.

     Sin darse cuenta, dejó el edificio en compañía del otro hombre. El viento invernal de la tarde sopló a través del campus y una penetrante fragancia a cítricos le golpeó en el rostro. Era cálido, como si una porción líquida de primavera emanara de él.

    ―No me ha dicho su nombre ―dijo, de pie en su lugar, impávido―. Así no le podré agradecer.

    ―Es Holmes. Sherlock Holmes ―contestó al volverse, ahora con un cigarrillo en la mano―. Es tu turno.

     William respondió a su sonrisa torcida con otra cortés.

     ―William James Moriarty ―le reveló, extendiéndole la mano sin titubear―. Un beta. 

Deseo sin fraganciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora