Capítulo 00

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El hombre gimió de dolor ante el puñetazo recibido en el ojo izquierdo, con ese golpe ya puede enumerarlo como el numero cincuenta de esa noche, los hombres vestidos de negro quienes están a su alrededor se miran entre sí con una sonrisa en el ros...

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El hombre gimió de dolor ante el puñetazo recibido en el ojo izquierdo, con ese golpe ya puede enumerarlo como el numero cincuenta de esa noche, los hombres vestidos de negro quienes están a su alrededor se miran entre sí con una sonrisa en el rostro mientras cada uno toma su turno para propiciar el siguiente golpe.

No es que él tuviese el mejor escenario para tomarse el atrevimiento de contar los golpes que le han dado, pero eso distraía a su torturada mente de sentir el próximo tiro más intenso que el anterior. Los cuatro hombres que le rodean lo están tomando como su saco personal de boxeo

Él pobre masculino se obliga a mantenerse despierto a pesar de que tiene el rostro ensangrentado y los ojos hinchados. Su curiosidad va más allá y quizás la única razón del porque no se ha desmayado por segunda vez después de llevar su cuerpo al limite de dolor es a causa del masculino cuyo rostro abrazado desde la oscuridad no ha dicho ni una sola palabra en toda ese duro día que llevan torturándolo desde que ha sido capturado. Es como estar frente a una estatua a excepción de, su dañada visión advertirle que está mirándolo mientras degusta un cigarrillo. Puede ver la colilla de fuego consumirse mientras los hombres tratan de hacerlo hablar.

Si él no estuviese lo suficientemente golpeado quizás podría distinguirlo bien, pero el lugar donde está es oscuro y sin algún rastro de ventilación que duda si quiera tenga la mínima de oportunidad de salir inerte de ese sitio.

El hombre misterioso quien le mira desde la distancia es una leyenda, ahora sabe que fue toda una estupidez intentar hacer el trabajo sucio de otros a costa de dinero. Jeon Jungkook no es una broma, lo puede entender de la peor manera pues el hombre es tan terrorífico como dicen en el bajo mundo.

Se atreve a decirlo a pesar de que no lo ha visto físicamente con sus propios ojos pero su sola presencia en esa fría y mugrienta habitación lo hace sentir asfixiado.

– No te lo vamos a repetir por segunda ocasión imbécil. – un hombre de cabellera roja le propicia una segunda patada logrando que el pobre hombre escupa su propio coagulo de sangre mientras el sonido de las cadenas que lo sostienen de brazos se agita al columpiarse.

Desde un principio estos sujetos no mostraron piedad con él, una vez que lo capturaron lo desvistieron dejándolo solo en ropa interior para amarrarlo a una clase de palanca sujeta al techo cuyas cadenas y púas han sido clavadas en sus manos. Dolió como un demonio, el hombre se desmayó, pero eso había sido mejor hasta esperar la presencia del jefe quien desde su llegada seguía observándole desde la comodidad de su silla junto al gran perro que parece acariciar como si se tratase de un pequeño cachorro.

Esa bestia ya llevaba gruñéndole desde que entró en compañía de su amo. Incluso no sabe cual de esos dos individuos resulta peor, el dueño o el perro.

– ¿Quién te envió a robar mercancía? – una cachetada hizo voltear su rostro mientras vio las gotas de su propia sangre ya formar un charco.

So Sweet | LIZKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora