Lisa sintió como las cálidas manos de su "galletita" abren paso por la extensión de su espalda tocando la piel desnuda que el vestido deja en libertad. Ha sido una excelente opción usar ese bonito atuendo pues puede sentir directamente el tacto del pelinegro.
Una de las firmes manos del alto deja caricias sobre la espalda y con la contraria recorre de arriba hacia abajo la suave piel sobre la pierna.
– Mierda. – gruñe al sentir la humedad que recorre la entrada. – ¿Tanto me extrañaste gatita?. – dice aun entre besos mientras Lisa muerde su labio en respuesta.
– ¿Tu coñito está ansioso y en espera de mi polla? ¿Quieres que destruya esa linda y rosada entrada? Eh, ¿qué quieres gatita? – le susurró al oído enviando corrientes eléctricas por toda la espalda a Lalisa lográndola arquear y dar el último golpe en simulación de embestidas.
Su duro paquete empieza a inflamarse ante la fricción.
La mano de él se encuentra más profunda revelando el tipo de ropa interior que su chica oculta debajo del lindo vestido.
– Encaje, mi favorito. – mordió el lóbulo de su oreja mientras ella gime bajito.
– Oppa. – le llama tratando de encontrar el ultimo hilo de cordura. – Su gatita quiere que la destruya. Lili le ha extraño muchito. Su princesa no puede vivir sin su rey, por favor oppa, folle a Lili – esa extraña lista de fetiche al tener sexo es de sus mejores juegos. Y quizás, hablar en tercera persona es el más inocente.
Un tipo duro como él podía mantener una lista negra de lo que le gusta y no hacer en la cama, pero con Lisa todo eso se va a la mierda. Por ejemplo, le gusta ver a su chica con esos lindos ojos inundados en lagrima ante la serie de orgasmos que un pequeño cuerpo como el de ella puede resistir.
Jungkook es insaciable.
Solo puede tener un poco de tranquilidad cuando la tiene a su lado. Lisa es su maldita droga. – Lili quiere que su oppa la lleve a su camita. – susurra. – Lili ya tiene listo el cuarto para jugar. – se acercó al cuello y lamió toda esa extensión pasando por la mandíbula y mejilla del gran hombre.
Hace una semana que ambos no se ven. Sabe que Jungkook es alguien ocupado y muy trabajador, así que no quiere perder tiempo y darle su recompensa lo antes posible al ser ese individuo ejemplar que ha concluido por sí misma, es.
– ¡Largo! – gritó Jungkook tomando a Lisa por el trasero y cargándola. Siente que sus pantalones van a explotar allí mismo. Necesita enterar su pene en esa estrecha entrada.
Los guardias salen prácticamente corriendo ante la dura voz mientras el jefe toma el pasillo que conoce a la perfección, solo necesita una corta caminata para llegar al elevador que los dejará en el séptimo piso y así poder tomar a su gatita como merece y ruega.
– Tu Lili te extrañó. – Lisa enreda sus piernas alrededor de la cintura del contrario mientras retira la corbata del pulcro traje negro que él viste.