Capítulo 17.

659 101 28
                                    

El cielo anaranjado empieza a vislumbrar el atardecer del siguiente día, mientras un par de patrullas siguen observando las grabaciones con horror

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El cielo anaranjado empieza a vislumbrar el atardecer del siguiente día, mientras un par de patrullas siguen observando las grabaciones con horror. No pueden creer lo que están atestiguando con sus propios ojos, un escenario escalofriante para cualquier ser humano.

Un tanto conflictuados por la situación a través de la pantalla miran sobre el computador conectado a las cámaras de seguridad como la señorita de cabello rosa seguía llorando mientras abrazaba a su leal perro.

Es más que claro, un intento de violación interrumpido por un perro entrenado quien valientemente defendió a su dueña y ahuyento a ese par de hombres cuyos rostros serían buscados. Los policías ya sabían que después de esa clase de eventos los culpables se escondían en las profundidades de la ciudad. El video claramente mostraba sus rostros antes de que la cinta se convirtiera completamente negra por la falta de batería.

Lo necesario pudo ser grabado para proceder contra esos hombres quienes quisieron deshonrar a una señorita tan gentil como lo es la repostera.

– No se preocupe, señorita Manoban. – los oficiales dan apoyo.

– Buscaremos a los culpables y les haremos pagar en nombre de la ley. – sorbiendo la pequeña nariz del rostro femenino, Lisa trató de sonreír mientras sus ojos seguían un tanto hinchados por haber llorado la mayoría de la noche.

– Estaba aterrada oficiales. – declaró. – Si no fuese por mi pequeño Adonis posiblemente yo... - calló abruptamente de solo imaginarse entre esos sucios hombres.

– Es mejor que no lo piense, señorita. Nosotros nos haremos cargo. –

Debajo del suave y brillante pelaje de su perro, los policías tomaron la cinta de evidencia mientras daban la última mordida al rico panecillo salado que la repostera les ha regalado.

– Gracias oficiales, lamento que tengan que venir por este asunto. – Lisa se ve realmente incómoda.

Los hombres con placas se miran entre sí, comprendiendo que no es fácil lidiar con un asunto como esos donde pudieron haberla matado. – Creo que mis paseos nocturnos tendrán que terminar. – declaro mientras los oficiales asintieron.

– Es primero su seguridad señorita, no se arriesgue de esa manera. –

– Primero mi seguridad. – repite la peli rosa.

– Lo tomaré en cuenta oficial, espero disfrute sus panecillos. – sonríe por cortesía.

– Es realmente amable darnos a probar sus delicias cuando nuestro trabajo es mantenerla segura. – alaga uno de los hombres con trajes de gobierno.

– No se preocupe, nos acabamos de abastecer, así que es un placer para mí saber que les encanta. Además es una forma de agradecerles – los policías asienten mientras dan una inclinación por respeto a la dama.

– La mantendremos informada. –les sigue hasta la puerta de la cafetería para sonreírles con melancolía.

– Idiotas. – susurra para sí misma levantando la mano para despedir con una sonrisa y mirar la cámara de seguridad sobre su cabeza.

So Sweet | LIZKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora