Ha decidido no abrir la repostería por respeto a su vecina y una gran amiga. ¿Cómo ha sido posible que Monie haya muerto de manera tan fría? Sí ha pasado horas donde la recuerda lucir jovial y risueña.
– No es justo. – se quejó mientras los brazos de Nina, su repostera, tratan de darle consuelo.
Lisa es sensible en diversas situaciones, no resulta extraño verla sufrir y compartir su pena por la muerte de esa anciana una vez que su cuerpo fue levantado por forenses.
– Lisa, la mujer ya era alguien mayor. – Dereck intentó consolarla. – La muerte es algo que no podemos controlar. – sorbiendo su nariz Lisa asintió mientras abrazó al castaño quien la recibió gustoso.
Lisa busca consuelo entre sus compañeros, ellos saben de la íntima relación que mantuvo con Monie.
– La muerte se puede controlar oppa. – sorbió la nariz.
– Estoy segura que si ella hubiese aceptado ir conmigo a caminar o comer un poco mas sano no hubiese enfermado. Oppa, ella debió hacerme caso, pero decidió ir por el camino de la muerte. – exclamó mientras sus lágrimas seguían corriendo.
– Jefa, no sabes si realmente tenía una enfermedad. Puede haber muchas razones del deceso. – Lisa se separó un poco mientras el brazo de su colega la rodea sobre los hombros.
– Tienes razón Dede. – habló cariñosamente mientras sus cinco empleados están sentados en la sección de cafetería.
– Creo que es mejor que todos nos vayamos a casa, no estoy de ánimos para trabajar y francamente no creo estarlo en los siguientes días. – suspiró mirando a cada uno
Es entendible que guarde luto, es lo que hace una persona normal tras enterarse del fallecimiento de alguien cercano
– Les llamaré cuando podamos reiniciar actividades y...
Las palabras fueron interrumpidas por la campanilla del local sonar, la llegada de un visitante inesperado hizo voltear a las seis personas que están dentro.
Un hombre alto, metro ochenta y cinco, ojos avellana, cabellera azabache, piel apiñonada, mandíbula remarcada y rasgos respingones, en general, un hombre bien parecido y de porte caminó bajo la atenta mirada de los empleados quien se limitaron a seguir la seguridad de sus pasos, su sola presencia logró hacer retroceder al masculino cerca de Lalisa quien rápidamente soltó el agarre alrededor de los hombros de la pelirosa.
Con una sola mirada, la advertencia fue clara al postrar sus ojos en su amada.
– ¡Amorcito!. – exclamó la pequeña chica quien se ha hecho espacio entre los empleados
Los testigos ven admirados como el hombre con tatuajes que le llegan hasta el cuello acepta el abrazo de su jefa mientras parece ajeno a su presencia, como si ellos no fuesen nada y su existencia se redujera a la mujer frente a él. Jungkook no le interesa el resto de empleados cuando su objetivo es uno.