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Era costumbre que Lisa se ofreciera a cuidar a "Adonis" el dóberman de su amorcito mientras Jungkook se encuentra de viaje. Para su fortuna el animal parecía ejercer un adiestramiento impecable sin mencionar que le ha enseñado alguno que otro truco que han reforzado el lazo que mantiene con el animal.
Y tal como han estipulado su rutina de noche, ya eran pasadas las doce de la madrugada y la chica de cabello rosa aún seguía en las calles con el gran animal mientras caminan de regreso a su edificio.
Fue entonces, a la distancia pudieron visualizar la pastelería mientras el perro jadeaba por la caminata que reforzaba sus fuertes piernas y calmaba su hiperactividad.
– ¿Qué pasa Adonis?. – la pequeña chica detiene su caminar mientras se agacha sobre las rodillas para mirar al animal quien gruñe y ha optado una posición de defensa en un punto específico al callejón que atraviesa su cafetería.
Varias veces ha recibido sugerencia para colocar iluminación, pero ha preferido mantenerlo así porque la oscuridad no le molesta y tampoco teme de los monstruos que puede encontrar en ella. Quizás esa sea la razón por la cual se encuentra tan tranquila caminando a través de los peligros que pudiese encontrar en su camino.
– ¿Has visto algo?. – acaricia el suave y brillante pelo.
Entre la oscuridad puede identificar una silueta tambalearse entre las penumbras y es cuando identifica a un par de hombres que asegura no pasar de los treinta caminar con dificultad por el exceso de alcohol.
– ¡Mira lo que nos hemos encontrado esta noche Max!. – un hombre de cabellera gris camina rumbo a la chica de cabellera colorida.
Para el hombre la mujer de mejillas sonrojadas es como ver a un mismísimo ángel.
– Una mujer bonita. – se ríe con firmes intensiones de acercarse a ella.
Las criaturas más peligrosas salen de noche, y era una lástima que esa muñequita de porcelana estuviera en su camino porque el hombre la quiere.
– ¿No sabes que es peligroso salir tan noche de tu hogar? – la voz seductora mezclada con el alcohol curveó un poco los labios de la mujer que parecía divertida por la escena.
Solo se trataban de simples borrachos intentando llevar la fiesta más allá.
– Vámonos Adonis. – estaba tan cerca de su casa que solo eran contados los pasos que la dividían de la calle principal.
Sin embargo, el hombre fue más rápido al ver como la mujer le ignoraba y llamó al segundo hombre quien apenas podía enfocar su visión.
– No princesa, tu no vas a ningún lado. – la sujetó de la muñeca haciendo que volteara bruscamente para mirarlo.
– ¡Suéltame! – pide mientras intenta zafarse del agarre, pero el peli-gris hace caso omiso al gruñido que el perro a su lado emite.
El dóberman se colocó en posición de ataque viendo como la pequeña pelirosada trata de zafarse del agarre. La chica se niega a cooperar mientras el agresor solo quería una cosa, a ella.
