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El Maestro Sun, escritor del <<arte de la guerra>> creía que la guerra era el asunto más importante para el Estado, pues allí se sembraba el terreno de la vida y de la muerte que conduce a la supervivencia o a la aniquilación del enemigo, pero ¿Quién es el enemigo?
Lisa sigue recorriendo con la mirada cada palabra del libro que sostiene entre sus finas manos. No evita pensar que su vida se ha vuelto de esa forma después de conocer a Jungkook. Un constante subir y bajar, presa de emociones hacia el futuro. La contante guerra de orgullo siempre es la protagonista en sus discusiones.
El juego comenzó siendo gentil y tranquilo, apasionado hasta llegar a la mitad del trayecto y ahora está en un punto donde el ego de ambos no quiere ser fracturado, siendo absurdo retirarse en ese punto de la jugada donde saben cuan peligroso es el peón rival del adversario
– Mi amorcito. – la bonita chica se acerca al hermoso hombre quien va saliendo del edificio que posee su firma. Como siempre, rodeado de hombres quienes le cuidan.
Jungkook al escuchar el característico apodo fijó su mirada directamente en la mujer quien camina hacia él. Era la primera vez que Lalisa acudía a su empresa y sonrió de medio lado al entender que su caprichosa gatita ha cedido a su propio orgullo para buscarlo.
Una victoria para Jeon.
– ¿Qué haces aquí? – los hombres que le rodean inclinaron la cabeza hacia la oji gris tras reconocerla.
– Te vine a buscar. No me gusta que estemos enojados. – desde hace días la relación entre ambos se volvió tensa e impasible, la situación no está bien entre ellos .
El pelinegro mira de medio lado dándose cuenta del espectáculo en confirmación a cualquier sospecha del importante hombre de negocios tener una relación con aquella chica de piel lechosa.
En especial porque Jungkook jamás se detiene a hablar con alguien, confirmando que la mujer de apariencia sumisa es una amante con mucha influencia para permitirse tomar de su tiempo.
– Decidí no estar presente en la repostería y pasar tiempo juntos. –
– No tengo tiempo. – eran pocas las veces que Jeon mantenía esa actitud áspera entre ellos.
Incluso para sus guardias era increíble ver como el jefe se niega a una petición de la mujer. Ante las repentinas palabras del pelinegro, el rostro de la chica cambia drásticamente, el gesto gentil que siempre mantiene se deteriora
– Está bien, he de suponer que te importa un carajo el hecho de que tengo información sobre el detective del caso del cual tú. – le señala. – Dices haber participado. –
– Pero estoy segura de que tus perros ya te lo han informado. – los guardias se miraron entre sí desconcertados por la actitud que jamás hubo en ella.
Por lo general la conocían desvergonzada y sumisa, incluso su lado más libidinoso. Pero jamás habían presenciado esa postura contra su jefe. Era como si la mujer frente a ellos fuese completamente diferente.
– Si no quieres hablar conmigo, al menos deberías de mostrar un poco de preocupación por la forma en la que está llevando el caso. – sentenció.
– Sube al auto. –
Los seis hombres que rodean al pelinegro se miran entre sí. No hay dudas, Lisa no es indiferente de quien es realmente Jeon Jungkook. Los ha engañado con su actitud desinteresada, Lisa conoce muy bien al hombre que comparte su cama.
– Eso pensé mi amorcito. –
Nuevas preguntas son abiertas en la mente confundida de los guardias, quienes aún siguen escépticos por la escena, no esperaron esa clase de reacción de la mujer que siempre se mostraba sonriente y tranquila
Las camionetas rápidamente emprenden camino, dejando al jefe únicamente con la mujer. No es la primera vez que Lisa sube a esos elegantes autos, así que ágilmente presiona el interruptor polarizado para levantar la ventanilla negra que los divide del chofer.
Un lugar donde solo ellos puedan tener la privacidad necesaria.
Jeon levanta la ceja intrigada por la acción, colocando ambos brazos sobre el forro de cuero de la camioneta mientras inspecciona el cuerpo de la femenina, quien gatea a través de los sillones con esa mirada que le encanta.
Él sabe que Lisa planea seducirlo.
Y será un maldito placer que pruebe de sus pecados porque ambos están tan profundos en el abismo que es imposible escapar del opuesto.
– Mi amorcito. – se sienta sobre el regazo del pelinegro.
Puede sentir sus firmes y musculosas piernas, soportar su peso. – No me gusta esto. – los señaló a ambos. – Quiero a mi Jungkookie de vuelta. – puchereó.
– Prometo ser una gatita buena. – el hombre se abstiene de tocarla porque decide ver hasta qué punto Lisa planea sucumbir ante él.
Disfruta de ver la desesperación en sus ojos mientras ruega por su atención.
– Sé qué haces las cosas para mantenernos juntos. – besó con ternura el cuello del contrario.
– He pensado lo que has dicho y debo agradecerte por lo que has hecho. Ahora entiendo que ha sido por nuestra seguridad. –
Jeon le mira de medio lado para dar un ligero movimiento de cabeza, Lisa asiente entendiendo lo que quiere y así se levanta del regazo sin dejar de mirar el ceñido rostro masculino. Lentamente, desciende del cuerpo hasta llegar al inicio del cinturón del pelinegro, desabrochándolo, manteniendo ese contacto de ojos.
– Le daré a mi amorcito lo que necesita. –remueve ágilmente la tela del pantalón de marca.
Sujeta con mano derecha el miembro del alto mientras le acaricia sutilmente con la yema de los dedos enviando rápidamente una corriente eléctrica al pelinegro quien cierra los ojos y levanta la cadera buscando más contacto.
El jadeo es alentador, sabe que está haciendo bien el trabajo con su boca pues ve a su amado mirarla con esos intensos orbes avellana inundados de deseo. Enseguida mete un poco más de él mientras un hilo de saliva cae por el pene, la pequeña boca está tan llena que apenas puede abrir espacio a su garganta.
– Vamos. – el mafioso la toma de la cabeza y la hace tragar el resto de su miembro con un solo movimiento
Las arcadas son evidentes junto a los rastros de lágrimas que caen por las mejillas suaves
– Mueve esa bonita boca tuya. – se burla.
Trata de nivelar la respiración a través de la nariz mientras sigue succionando la larga extensión que se ha puesto dura en su boca. El sexo oral no es de los favoritos de Lisa, pero es la única forma en la que puede recuperar el cariño de su amor.
Porque solo ella sabe exactamente lo que le gusta a él.
Quizás esa sea una de las razones por la cual Jeon a pesar de tener la posibilidad de tener otras mujeres en su cama, sigue prefiriendo a Lalisa.
Su pequeña boca es justo lo que su polla necesita.