Me perteneces

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La sensación en mi pecho es indescriptible cuando veo frente a mi a Kevin, luce una mirada de tristeza implorando que lo deje entrar, con una leve sonrisa asiento

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La sensación en mi pecho es indescriptible cuando veo frente a mi a Kevin, luce una mirada de tristeza implorando que lo deje entrar, con una leve sonrisa asiento. Sus ojos brillan después de mi respuesta, con pasos lentos subo a mi habitación y él me sigue, puedo escuchar como cierra la puerta de mi habitación cuando entra, en este momento agradecía que mis padres estuvieran fuera, de ser lo contrario la historia sería distinta.

—Me gusta tu habitación, las velas le dan un toque romántico —dice al dejarse caer a la cama—, aunque ten por seguro que este es mi lugar favorito.

Kevin acaricia la cama invitándome a dejarme caer a su lado, yo no puedo negarme, hago lo mismo y en segundos sus brazos me rodean.

—Soy fanática de las velas —hago una pausa—,dime, ¿puedo saber el motivo de la sorpresa?

Kevin coloca su cabeza en mi cuello provocando un cosquilleo, solo busca distraerme.

—Necesitaba estar así, contigo —su voz suena ronca—, no pude solo irme y ya.

—¿Creí que tenias algo importante que hacer?

—Y lo hice, pero eso te incluye a ti, así que volví.

Niego con la cabeza, Kevin levanta su mirada para centrarse en mi, puedo ver su ceño fruncido, así como su mala cara. Y repentinamente se aleja de mí.

—¿Qué ocurre?

—¿Qué tan cerca estuviste de Michael?

Oh no.

Pienso en decirle la verdad, que después de que se fuera tanto Michael como Tim se quedaron a pasar la tarde conmigo, hacia mucho que no tenía una tarde de amigos, de hecho, hace bastante, y estando los tres se aprovecho la oportunidad.

Pero mi silencio es demasiado obvio, lo cual provoca que se levante de la cama y su ceño siga igual.

—Hueles a él —suelta con molestia.

Me incorporo sentándome al borde de la cama, sus palabras son inusuales y causan cierta gracia, pero su expresión me evita hacer un chiste o mencionar algo al respecto, ni siquiera tenía idea de que su aroma se podía impregnar en mi. Me quito la sudadera dejando solo mi playera roja.

—No tenía idea de que olía a Michael —digo con voz baja—, disculpa si eso te molesto. Tampoco es que haya estado abrazada a él todo el tiempo.

—Yo no dije eso.

—Pero lo pensaste, ¿no?

Kevin me da la espalda, puedo ver la manera en que mueve sus hombros, es todo este tiempo no lo había visto como ahora.

—Kev —le llamo en voz baja—, no actúes como un novio celoso, yo tengo derecho a pasar mi tiempo con amigos y eso puede implicar muchas cosas, pero no malas.

El Arte Abstracto de Kevin Miller [Reedición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora