Beso egoísta

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Llámame

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Llámame.

Al ver el nombre de mi historia en negritas sobre una hoja de papel me hace sentir un extraño cosquilleo en mi estómago.

—No creí que ya estuviera listo —le digo a Kev mientras tomo el conjunto de hojas, al sentirlo todo en mis manos se siente tan irreal.

—Justo ayer por la mañana me lo entregaron, solo hace falta una portada, pero eso ya será decisión de Oliver, así como también tiene pensado publicarlo el 9 de junio.

—¿Por qué hasta dentro de dos meses?

—Por su cumpleaños, es algo especial en ese sentido.

—Entiendo —me limito a decir mientras observo las hojas, me es increíble que mi historia será publicada, que no llevará mi nombre, pero ahí estará. Kevin se aclara la garganta al mismo tiempo en el que me acerca un folder abierto—. ¿Esto que es?

—Un papel donde declaras otorgar todos los derechos sobre tu historia.

Miro las hojas que contiene el folder con atención, las palabras “no intervenir”, “comentarios y declaraciones”, “privacidad” así como la más importante “esta historia fue escrita por mí, y yo misma cedo, sin ser obligada o manipulada, los derechos, así la persona que los recibe desee hacer con esto su voluntad”.

Las palabras escritas parecen confusas, pero sé cuál es su fin, así como también lo que yo debo hacer.

Tomo mi taza, que muy amablemente me trajo el mayordomo de la casa de Kevin, bebo un sorbo sintiendo calor por mi cuerpo, es de manzanilla, no es mi favorito, pero tampoco me opongo.

—Al firmar esto puedes tener por seguro que no tendremos que lidiar más —Kevin acerca una pluma de tinta negra—, ahora es tu turno Blake.

Dejo la taza solo para tomar la pluma, mirarla por unos segundos y después mirar a Kevin.

—¿Te puedo preguntar algo antes de firmar? —pregunto con voz suave, si es cierto que con esto ya no tendremos que lidiar, al menos quiero salir de dudas.

—¿Tengo opción? —tuerce la boca mientras yo asiento, mira el folder y luego a mí—, de acuerdo.

—¿Cuál fue tu punto de vista al ver el dibujo que dejé en tu mesa aquella tarde?

—¿Creíste que yo iba a perder mi tiempo viendo lo que sea que hayas dejado ese día?

—Lo hiciste —digo con voz firme, eso le sorprende—, de no ser así no hubieras pedido una disculpa, no hubieras hecho un esfuerzo sin saber los resultados, y eso lo digo por el café.

—Yo no pierdo mi tiempo Blake. Sin embargo —camina despacio alrededor del escritorio hasta quedar frente a mí—, ese día lo hice, me dediqué a observar el dibujo, y desde el punto de vista de un artista es un buen trabajo, en sus trazos, en las sombras y en cada detalle, lo hizo un experto, alguien dibujó muy bien lo que quería enseñarte. Lo cual ahora me lleva a mí a preguntar, ¿quién era la persona en el dibujo?

El Arte Abstracto de Kevin Miller [Reedición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora