El Arte Abstracto de Kevin Miller [Reedición]

No todo es bueno

He sobrevivido al inicio de semana, por suerte Timothée no asistió a la universidad, el viernes lo llamé, en ese momento pude mantener el control de no llorar y que mi voz sonara distinta, él por su parte me regañó, me hablo sobre el “no plan" que tenía para Michael y para mí, sin embargo, lo que no le dije a mi amigo es de mi coincidencia con Michael y lo que sucedió más tarde.

Aún no me creo que seamos amigos, ni siquiera estoy segura de haber hecho lo correcto, pero él podía seguir insistiendo y sería peor.

Pero también mi corazón sabe que lo necesita, que tal  vez no es mala idea tenerlo cerca, y que ahora Tim se puede sentir victorioso ante el resultado de esta amistad.

Por otro lado, solo recibí un correo de Kevin Miller, uno corto, y solo escribió lo referente a mi historia, ni siquiera mencionó el tema sobre nuestros padres, pero da igual, con respeto a mi escrito me dio dos opciones, o firmaba con consentimiento o trataba el asunto personalmente con su hermano, aquel que realmente está encargado de todo esto. La mejor decisión para mi propio bien es ninguna. No necesito otra llamada de atención para alejarme.

Mis piernas tiemblan mientras veo a Michael caminar hacia mí, hoy gracias al buen clima, viste una playera blanca con camisa de cuadros blanco y negro por encima, unos jeans negros, así como unos vans del mismo  color y una gorra de sol.

—Hola —saluda con una sonrisa en su rostro.

—Hola —respondo, puedo sentir mis mejillas sonrojarse.

—¿Estas lista? —pregunta al mismo tiempo en el que estira su mano a la espera de tomar la mía.

—¿Qué haces? —no puedo evitar preguntar y sentirme aún más nerviosa por su respuesta.

—Quiero tomar tu mano —suelta una risa nerviosa, al menos no soy la única—, y tranquila, el hecho de caminar tomados de la mano no tiene nada de malo, seguimos siendo amigos.

Ante lo último le regalo una sonrisa y tomo su mano, el tacto es suave, pero aquello envía una corriente por todo mi cuerpo.

Ni siquiera puedo creer que esté tomando la mano del chico que me gusta, y esto, tan simple que parece para cualquiera, para mí, es lo más lindo e  inocente que me ha pasado en mucho tiempo.

Ambos salimos de la universidad tomados de la mano, por suerte es lunes y mis padres llegan un poco tarde a casa, aún así el tiempo para ambos es limitado.

—¿A dónde vamos? —pregunto mirando de reojo a Michael.

—Tengo pensado invitarte un helado —sonríe—, y después mostrarte un lugar a las afueras de Realon.

La idea me parece muy bien, aunque desconozco a que lugar se refiere, pero el helado no lo puedo negar.

—Suena perfecto —digo.

Ambos caminamos hasta llegar a la nevería, es un lugar de colores llamativos y logos divertidos de helados.

Entramos, y justo en ese momento pienso soltar la mano de Michael, pero él no lo permite.