Impregnación de aroma

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*Momentos un poco posesivos.


Todo alfa tiene un territorio al cual protege y custodia con toda su vida, ese espacio no solo es donde puede mostrarse débil y bajar la guardia, si no también están las cosas más importantes de su vida, no solo materialmente, si no que ahí está su pareja, quien le pertenece al alfa en cuestión, los cachorros que dependen de ambos progenitores para crecer, sus descendientes y su pareja son lo más importante para un alfa, ahí es donde entro yo, mi casa es mi lugar privado y exclusivo, mi omega está en cinta y siempre soy cuidadoso en como lo trato y quien interactúa con mi esposo preñado, no estoy dispuesto a ceder en la comodidad de su pareja por extraños.

Son una pareja joven y muy activa, su casa es un fuerte de hormonas bastante potente, sus viejos le dicen que con el tiempo disminuirá o dejara de percibirlo debido a la familiaridad, solo cuando hay un tercero es que notara cambios en el ambiente, no quiere pensar en ello debido a que su cólera aumente en solo pensar en su adorado y precioso William en brazos de otro hombre, no quiere ser paranoico.

-Buenos tardes vecino- La anciana vecina me intercepto antes de poder entrar a mi casa.

-Hola señora Wilson, es extraño verla a estas horas- Respondí con amabilidad.

Esta señora era la más agradable del vecindario, fue la primera en hablarles cuando se mudaron y estuvo muy emocionada cuando vio a mi esposo esperando un bebé, siempre le da pequeños snacks a mi omega debido a que le encantaría poder cuidar a nuestra hijo o hija, ya que al ser una señora solitaria y que sus hijos estaban lejos de ella, quisiera poder aligerar nuestra carga, no le molesta, es como una abuela que no pudo conocer a sus nietos por que sus hijos son unos jodidos imbéciles, además, le dio remedios para las náuseas, así que ella si está permitida en su casa.

-Oh, es que su esposo necesitaba ayuda para calmar un poco a su bebé que estaba inquieto y le recomendé unos cuantos platillos para ponerlo feliz- La mujer parecía encantada ante ese pensamiento y la verdad no la culpa, William es jodidamente adorable cuando esta así.

-Muchas gracias por ayudar a mi esposo- Mire aliviado a la mujer anciana, es muy útil tener a una mujer sabia cerca de ellos.

-No hay de que, mi esposo normalmente hacia lo que usted hace por su omega, siempre marcando y protegiendo nuestro hogar cuando tuve a mis hijos, solo hago lo que me gustaría tener en su momento- La mujer parece nostálgica, su esposo murió hace tiempo y prácticamente esta desprotegida.

-¿No le gustaría pasar a tomar algo?- Sugerí un poco apenado.

-Oh no, se cómo se siente ahora mismo, no es bueno meterse en el territorio de una joven pareja y menos si hay cachorros, tal vez cuando nazca su bebé poder entrar, además, son relativamente nuevos aquí y sé que usted quiere marcar muy bien las zonas donde su esposo pasa su tiempo, mejor que se acostumbren bien a su espacio y no forzarlos a nada- La mujer parecía entender muy bien sus sentimientos, si, solo tienen un año viviendo en esa casa pero sigue siendo insuficiente como para que sepan que es su territorio, así que prácticamente empapa sus feromonas en su casa.

-Oh...- Realmente me sonroje ante ese hecho, si, es normal pero sigue siendo un poco vergonzoso que se lo señalen de una manera poco sutil.

-No tiene que avergonzarse, es normal, le traigo estos tés para que su esposo se pueda relajar un poco- La amable anciana me dio una bolsa llena de tés de diferentes sabores.

-Muchas gracias señora Wilson- Agradecí a esta mujer.

-No hay de qué, nos vemos mañana señor Valeska- La mujer de cabello gris se fue lento pero seguro a su rustica casa, me asegure a que llegara a su puerta y la cerrara para irme a con mi esposo.

-Llegue- Anuncie un poco alto.

-Qué bueno que llegas, hice espagueti y lomito- Joder, solo escucharlo me da hambre.

-Dios, siempre sorprendiéndome... oh cierto, la señora Wilson te manda esto para tus dolores de cabeza- William tomo los sobre y relleno su cerdito transparente con ellos, al parecer le funcionan bastante bien.

-Como amo a esa señora, siempre me salva con sus remedios- William alago a la señora.

-¿También me amas a mí?- Pregunte serio.

-... Te amo más a ti celoso- William beso mis labios con dulzura.

Dios, no puedo evitar sentirme territorial con mi William, quizás tiene razón la señora Wilson, los alfas primerizos tienen la necesidad de marcar como suyo todo lo que les rodea, incluso a sus parejas... se siente como un niño marcando su base favorita, bueno, según su esposo sigue siéndolo así que al menos tiene excusa.


*Joker marido y futuro padre oso.

Omegacembre JokWillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora