- Melissa, despierta ya. Llegarás tarde de nuevo. - Me quitó las cobijas para despertarme. - ¿Estás escuchando?
- Ajá. - Contesté con los ojos aún cerrados.
- Más vale que estés lista en 20 minutos.
Esperé a que mi madre se fuera para tomar nuevamente las cobijas y arroparme, solo necesitaba cinco minutos más de sueño, solo eso.
- Meli... - Sentí un soplido en mi oído. - ¡Meli! - Gritó y de inmediato me senté en la cama del susto.
- ¿Qué sucede? - Le pregunté a mi hermano mientras sacudía un poco mi oreja.
- Son las 7:50 de la mañana. - Me miró con una ceja levantada. - Tarde. Le diré a mamá cuando vuelva del trabajo. - Me amenazó.
Me levanté con rapidez y tomé unos jeans que ví y una blusa. Entré al baño para cambiarme, no había tiempo para la ducha, nada que un buen perfume no solucionara.
- No le digas a mamá. - Le dije desde el baño. - Te llevaré por helado si me cubres esta última vez.
Esperé unos segundos en silencio su respuesta, supuse que lo estaría considerando. Cuando me desocupé de mis pendientes en el baño salí para hacerle de nuevo la propuesta, para mí sopresa ya no estaba.
- ¡Oliver! - Salí de la habitación.
- ¡Melissa! - Me contestó con frustración. - Sabes que no solo tú estás llegando tarde, cierto? Van a regañarme por tú culpa.
Me quedé callada ante tal acusación, solo procedí a terminar de arreglarme y tomar mis cosas para llevarlo a la escuela tratando de pensar en una buena excusa, ya que sería la misma que yo usaría en mi escuela.
El día no podría empezar mejor...
Aunque, no era del todo mi culpa, si pudiera lograr dormir bien sería diferente. Estaba harta del insomnio; probé de todo, leche tibia, tés relajantes, duchas calientes antes de acostarme, música, leer, velas aromáticas. Incluso, una vez madrugué a hacer ejercicio y tuve el día más activo de mi vida, logré dormir una hora más.
Era un desastre.
Yo era un desastre todo el tiempo.
Tomé las llaves del auto mientras corría a la puerta que ya había abierto Oliver y lo llevé a su secundaria. Todo el camino estuvo serio, sabía que estaba enojado, pero no creí que sería para tanto. Al llegar bajó del auto azotando la puerta. Se vió obligado a darle los buenos días a la directora que estaba en la entrada, ella le dió el pase y al asegurarse que estaba dentro fijó su mirada en mi y comenzó a caminar a mi dirección. Volteé mi cabeza fingiendo que no noté que quería hablar conmigo y quité el freno para seguir mi camino a la universidad, llegaría aún más tarde si me quedaba discutiendo con ella. Estaba por pisar el acelerador cuando escuché que me llamaba.
- ¡Señorita Meyer! - Apreté un poco el acelerador y el carro comenzó a caminar. - Es sobre Oliver. - Frené.
Se acercó a la ventana y tocó suavemente para que la bajara, así lo hice.
- ¿Pasa algo malo? - Pregunté temerosa.
- Creo que debería bajar para que hablemos.
Miré hacia adelante, suspiré y apagué el auto. Un minuto después estaba en la oficina de la directora con una taza de café y muchos mensajes preguntando dónde estaba y porqué no llegaba a clases.
- ¿Señora Baker? Tengo algo de prisa.
- Seguramente lo tiene, pero dada la circunstancia de que su madre no tiene el tiempo de venir, ni de contestarme las llamadas tuve que acudir a esto. - Me quedé en silencio.
Algo me decía que no llegaría a mi primera clase. El día ya era malo, que más daba.
- Ella hace lo que puede. - Hablé de mi madre.
- Señorita Meyer, Oliver es un buen alumno...
Claro que era buen alumno, era el chico de 13 más responsable e inteligente que había conocido.
- ... Pero ha tenido algunos problemas con los otros chicos.
- ¿Qué clase de problemas? - Pregunté extrañada, Oliver no era de problemas.
- Él estuvo agrediendo emocionalmente a algunos compañeros que requieren más tiempo para aprender. Oliver es una mente brillante, sería una pena que la situación agravara, según el reglamento es motivo de expulsión. - Abrí los ojos. - Verá, tenemos 0 tolerancia a cualquier tipo de agresión.
- Entiendo directora. Me cuesta creerlo, pero tenga por seguro que hablaré con él y resolveremos esto. Gracias por avisarme y por favor llámeme si ocurre algo más. - Me levanté.
- Gracias por su tiempo, tiene oportunidad de corregir esto. Sería una pena perder un alumno tan dedicado a la escuela. - Estreché su mano y me fuí.
Ya en el auto respiré un poco. No podía creer que Oliver fuera un abusivo, ¿Desde cuándo el chico nerd era el bully? Sería una buena historia para leer, ojalá no fuera real y todo sea un malentendido.
Bueno, ahora tenía una excusa del porqué llegué tarde, vida de hermana mayor. Aunque muchas veces parecía más su mamá y simplemente es demasiado.
Es tan cansado todo el tiempo.
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Más allá de los sueños
FantasyMelissa, una estudiante de psicología cansada y frustrada por varios problemas que la acompañan desde el pasado, opta por tomar pastillas para dormir sin saber que pronto descubriría algo que la hará desear no haberlo hecho. Los sueños son inofensi...