Más allá de los sueños

Capítulo 7:

Había llegado la noche y estaba sentada en la orilla de mi cama sosteniendo la caja de pastillas. No era una opción el no tomarlas, me esperaba un día pesado y era más que una necesidad dormir. Dejé de darle vueltas al asunto, tomé la pastilla, me acosté en la cama tapando mis piernas con una cobija delgada y al cabo de unos minutos me dormí profundamente.

- Melissa...

Otra vez aquel susurro, logré reconocer que era la voz de una mujer. No quería abrir los ojos, aunque me daba curiosidad.

No los abrí, seguí durmiendo.

- Melissa... Despierta. - Escuché la última palabra más fuerte, incluso sentí un aliento en mi oído.

¿Oliver? ...

Aunque a mí hermano le estaba cambiando la voz de aguda a menos aguda estaba segura que no era él. Más bien, parecía que siempre chillaba como silla cada vez que hablaba.
Esa voz era diferente, serena y dulce.

No podía con la curiosidad y terminé por abrir mis ojos, de nuevo, no había nadie. Estaba yo y... Otra yo.

Estoy soñando, otra vez.

Salí de mi cuarto tratando de averiguar que sucedía, primero revisé el cuarto de Oliver y todo estaba igual, estaba él dormido. Me acerqué para sentarme en la orilla de su cama y pude notar algo extraño, era un punto en la frente, más bien una pequeña luz blanca; quise tocar pero él se movió y decidí volver a mi cuarto.

No estás loca, es un sueño.

Miré a mi yo de la cama y ahí estaba esa luz en mi frente. Me dirigí a mi cama confundida y sin más toqué la pequeña luz, ésta se iluminó más por un par de segundos y en mi pared comenzó a formarse un aro de luz, cada vez se hacía más grande hasta que quedó como un óvalo, lo suficientemente grande como para que pasara una persona por él.
Fui hacia él y comencé a tener visibilidad hacia dentro, era una especie de puerta. Quería reconocer aquel lugar que estaba del otro lado, pero estaba demasiado confundida y sorprendida como para hacer memoria.

Un portal.

Toqué con un dedo, pero no sentí nada, era como si la pared hubiera desaparecido, metí toda mi mano y la regresé con rapidez, la miré para asegurarme de que estuviera bien y lo estaba.
Algo dentro de mi quería cruzar, una voz interior me decía que lo hiciera y otra voz más al fondo me decía que no. Eso quizás era mi subconsciente.

Al final es solo un sueño, ¿No?

Nada puede pasarme, quizás sea uno de esos sueños divertidos.

Cerré los ojos, tomé aire y crucé el portal. Cuando sentí estar del otro lado escuché un sonido particular detrás de mi, abrí mis ojos para voltear a ver y era el portal cerrándose.

Perturbador, sin duda.

Por mucho que quería pensar en que era un sueño, no lo sentía así.
Después de que se cerrara el portal por completo me quedé viendo hacia la pared unos segundos más hasta que un timbre me hizo saltar del susto; en seguida personas comenzaron a salir de salones.

Es mi escuela.

Por más que me sentía confundida, decidí adentrarme en mi sueño, era tan real que me parecía interesante. Era como entrar a mi mente e ir de excursión por mis recuerdos y todo lo que albergaba ahí. Disfrutaría de esto hasta el último segundo.

Caminé por los pasillos como normalmente lo haría, me sorprendió que algunos de mis compañeros me saludaban o me sonreían al pasar, cosa que no hacían en realidad. Me pareció extraño y al mismo tiempo me gustó, tal y como era cuando recién entré.

- ¡Hey! - Alguien llamó mi atención, era Erika.

- Hola... - Devolví el saludo tímida.

- Te llamé mil veces para que me esperaras en la cafetería. - Fruncí el ceño y ella miró mi celular.

Todo el tiempo tuve un celular en la mano y no me había dado cuenta o eso acaba de aparecer por arte de magia. Estaba segura que era la segunda opción e hice como si nada.

- Lo siento, está en silencio.

- Descuida. - Me tomó del brazo y empezamos a caminar. - Vamos, nos están esperando los demás.

- ¿Los demás? - Pregunté dudosa y ella paró en seco para mirarme.

- Estás en las nubes hoy, no... - Corrigió. - ... Siempre estás en las nubes, hoy estás en otro planeta. - Seguimos caminando.

No encontraba la palabra para describir lo que sentía, confundida ni siquiera se acercaba. Al mismo tiempo me gustaba lo que estaba pasando, me hacía recordar buenos momentos y me dejaba cierta paz que hace mucho dejé de tener por completo.

Erika y yo llegamos al área de la cafetería y estaba algo llena, poco a poco nos fuimos acercando a una mesa con varias personas sentadas, sabía quiénes eran. Habían sido mis amigos.
Me detuve, no quería estar con ellos, ya no había amistad y yo era la culpable de eso.
Erika me miró sorprendida y me abrazó.

- Si es por lo del exámen, no te preocupes, te irá bien. - Le sonreí como pude y sin entender nada, aún así me devolvió la sonrisa. - Ahora vamos.

Me senté en la mesa mirando a todos con cierto temor y a cambio solo recibía sonrisas.

¿Qué está sucediendo?