Capítulo 10:

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Así transcurrió mi primer día de trabajo, venían personas, yo cobraba; Erika acomodaba, limpiaba y se quejaba. Hasta que por fin dieron las ocho de la noche, quería tirarme en la cama y no volver a hacer nada nunca más en mi vida.

Erika y yo ya habíamos terminado de limpiar y hacer el corte, todo estaba bastante bien. Ella cerró el local y me acompañó al auto para despedirse de mi.

- Cenas y a dormir. Te ves cansada. - Me ordenó.

Sonreí ante eso, años antes me hubiera enojado porque me dieran órdenes, pero en ese momento sentí que le importaba a alguien lo suficiente como para que se preocupara por mis comidas y mi sueño. Tenía a la mejor amiga de todas, eso era indiscutible.

- Si, mamá. - Bromeé y ella me rodó los ojos.

- Manejas con cuidado y me mandas mensaje cuando llegues. No es broma. - Me apuntó con el dedo índice amenazante.

- Está bien, nos vemos mañana.

...

No lo pensé mucho, solo tomé la pastilla y me acosté pensando en todo lo que había hecho hoy y que así sería durante un largo tiempo. Mis ojos se sentían pesados, cedí a lo que me pedían y los cerré para al fin dormir.

- Es hora, Melissa.  - Sentí el aliento en mi oído.

Esperaba por ese susurro, aquella mujer que me hablaba con ternura y jamás veía.
Sabía a lo que se refería con eso, había llegado el tiempo de soñar y aunque eran sueños extraños, me generaban suficiente curiosidad como para no hacerle caso a ese mujer.
Hice lo mismo que la vez pasada: abrí los ojos, me ví dormida, toqué la luz en mi frente, esperé a que se abriera el portal y lo pasé. A penas era la segunda vez que lo hacia, pero vaya que eran pasos fáciles de recordar.

Esta vez al cerrarse el portal me encontré en mi casa, en la sala para ser exactos. Tenía puesto un bonito vestido color azul rey, me quedaba como anillo al dedo y no sabía el porqué de esa formalidad.

¿Crucé un portal para ponerme un vestido lindo y quedarme en mi casa?

El timbre calló mi pensamiento y con rapidez abrí la puerta dejando ver a Isaac, me miró sonriente y formó un "wow" con su boca.

No no, que no sea lo que estoy pensando. No estoy desesperada por esto.

- Te ves muy bella. - Rompió el silencio.

- Gracias, tú también luces muy bien. - Dije aparentando que esperaba esto.

Él usaba una camisa azul que combinaba con mi vestido y unos pantalones de vestir. A decir verdad le quedaba muy bien.

- ¿Nos vamos, señorita? - Tomó mi mano.

Alcancé el bolso que estaba en mi sillón,  sin soltarlo salí y cerré la puerta de mi casa. Me abrió la puerta de su auto y entré. En lo que el rodeaba para subir por otro lado, me froté las manos en el vestido para quitar el sudor que me empezaba a sofocar por los nervios.

Ay no... ¿Por qué a mí?

- ¿Te encuentras bien?  - Me preguntó al verme cuando finalmente entró al auto.

- Por supuesto. - Contesté tratando de sonreír normal.

Él puso algo de música y encendió el auto. Me resultaba algo incómodo todo, pero tal parecía que a él no; cantaba los coros de las canciones y de vez en cuando me volteaba a ver sonriendo. Por un lado me parecía bien, pues hacía que no hubiera silencios largos y tensos que me pondrían más nerviosa.
Llegamos a un lujoso restaurante, el lugar estaba iluminado cálidamente de un color dorado, encajaba perfecto con la luz de la luna y las estrellas. Era hermoso.

- Que belleza. - Habló Isaac a lado mío.

- Si, el lugar es increíble. - Afirmé sin quitar la vista de las flores que adornaban el restaurante.

- Yo hablaba de ti.

Lo miré a los ojos y sonreí nerviosa, él tomó mi mano y caminamos hacia dentro.
Después de eso todo transcurrió con "normalidad" dentro de lo que cabe, hubo una excelente cena y charlas profundas, así como algunas graciosas y fuera de contexto. Quería quedarme así por siempre, feliz.

Deseo volver a ser feliz.

Durante algunos segundos nos quedamos callados, ya no me pareció incómodo, era como un pequeño descanso antes de seguir riendo.

- Melissa... - Llamó mi atención. - ...Te amo.

No supe cómo reaccionar, así que solo me quedé callada mientras lo miraba tomar mis manos con sutileza. No sabía cómo había llegado a eso, cómo es que podría amarme si a penas nos conocimos.

Nos acabamos de conocer.

Él fue acercando su rostro al mío con lentitud, solo atiné a cerrar los ojos confundida. Yo no sabía si lo amaba.

Es... Un sueño.

Sentí como nuestra narices comenzaban a rozar.

- No... Es.... Real. - Dije entre susurros.

Desperté tomando tanto aire con la boca como pude y dándome cuenta que estaba en mi cama, entonces sonó mi alarma asustándome. La apagué de inmediato recobrando mis sentidos.

Que locura.



Más allá de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora