- Melissa...
Un susurro me hizo abrir los ojos, estaba oscuro, no había nadie; podía apostar que alguien dijo mi nombre.
¿No funcionó la pastilla?
No quise ver la hora, eso solo me tensaría más y haría peor el volver a dormir. Cerré los ojos, si me quedaba quieta durante 15 minutos me dormiría, lo había leído en la tarde.
- Melissa...
Abrí los ojos de golpe. Una vez pudo ser error, dos veces ya es una situación extraña. Me senté en la cama y respiré un par de veces, estaba enojada porque ni con pastillas podía lograr dormir, mi insomnio había llegado demasiado lejos. Giré a mi mesita para tomar el vaso con agua y me sorprendió verme a mi misma en la cama, dormida, al parecer me estaba viendo dormir.
¿Estoy soñando? ¿Por qué se siente tan real?
Me quedé analizando lo que pasaba, pestañeé un par de veces para asegurarme de lo que veía y era más que claro que me veía a mi. Me levanté de la cama y el contacto de mis pies con el suelo se sentía frío, sentía todo a mi alrededor como comúnmente lo haría.
Es un sueño lúcido, Melissa. Estás bien.
Son las palabras que me repetía en mi cabeza para lograr tranquilizarme. Quizás me sentía asustada por el hecho de que hace mucho tiempo no experimentaba un sueño así, con el insomnio a penas y podía cerrar los ojos. Me volví a sentar y me miré, dormía plácidamente, me daba comodidad el verme así. Era más que curioso lo que pasaba, acerqué mi mano a la cabeza de mi otra yo y cuando hice contacto escuché mi alarma y desperté, ya no me quedaban dudas de que había sido un sueño; uno muy extraño.
Fue raro no encontrar a Oliver desayunando, de seguro ahora dormiría más ya que no tiene dónde estudiar, que por cierto era algo de lo que teníamos que encargarnos en cuanto antes. Algo positivo de esto, si es que podemos llamarlo así, es que tenía más tiempo porque no lo llevaría a la escuela y siendo sincera, eso me quitaba un gran peso de encima.
Llegué a la escuela y mi rutina empezaba de nuevo, clases, tareas, Erika. Que hasta ahora era Erika quien había sido la única buena amiga que tenía desde lo de papá, no culpo a los demás que huyeron, eso fue ni culpa. Durante ese tiempo yo solo no quería hablar ni estar con nadie y con mi actitud alejé a todos, pasé de estar en un gran grupo de amigos a tener solo una y muchos conocidos. Desde entonces no pude dormir.
...
- Debo encontrar un trabajo. - Le comenté a Erika mientras comíamos.
- ¿Para? ¿Te quitaron la beca? - Le dió una gran mordida a su sándwich.
- No, no. Además de que sería bueno tener un poco de dinero para mis cosas, necesito ayudar a mamá con un pago.
- Ya veo. Puedes trabajar en la tienda conmigo.
Al escucharla comí un gran bocado de pizza para fingir que no hablaba por eso y la verdad es que lo estaba pensando, no quería aprovecharme. Sus papás eran dueños de una pequeña tienda, cosas básicas, pero indispensables; la verdad es que les iba muy bien y ella tenía la ventaja de poder trabajar ahí sin hacer entrevistas o con incomodidad.
- Dí que si. - Me dijo al notar que lo pensaba demasiado. - Puedes ser la cajera, yo no quiero, prefiero acomodar las cosas y limpiar, ayudar a los clientes. Sabes que los números no se me dan y últimamente no me dan los cortes, me van a matar si sigue pasando.
- Bien, coméntalo con tus papás y vemos.
- Genial. - Hubo un pequeño silencio y volvió a hablar. - ¿Qué necesitas pagar?
- Oliver le rompió la nariz a un niño de su escuela. - Ella evitó reír, cuando lo noté comencé a reírme y ella me siguió. - ¿Lo puedes creer?
- Para nada, en serio que pensé en mil cosas, jamás creí que fuera por Oliver.
- Ese niño quiere hacerme la vida imposible. - Dije finalmente suspirando.
- Estarás bien. - Me animó con una sonrisa.
Estaré bien.
De verdad espero que si.
...
Llegué a casa y Oliver jugaba videojuegos, de nuevo. Sin escuela y sin supervisión seguro se la pasaría así todos los días. .
- ¿Qué más has hecho aparte de jugar?
- Comer... Oh, también fui al baño... Como dos veces. - Contestó sin dejar de jugar.
- Ya apágalo, ayúdame a hacer comida. Mamá viene hoy algo temprano. - Se levantó de inmediato.
- ¿Por qué viene temprano? - Lo mataba la curiosidad.
- Va a buscarte otra escuela.
- Aahh, eso. - Dijo decepcionado.
- Aahh, eso? - Arremedé. - Creí que te gustaba la escuela.
- No te confundas Melissa, me gusta aprender, no la escuela. - Claro, hablaba con mi hermano, el que le rompió la nariz a su compañero. - ¿Y si estudio aquí en casa? - Reí.
- ¿Bromeas? No es una opción. No hay nadie aquí que pueda ayudarte si necesitas alguna asesoría. Además no puedes estar solo en casa y lo mejor para un adolescente de tu edad es salir y tener amigos, no estar en casa todo el día sin nadie.
- Exclamó la psicóloga. - Lo miré mal y se fue de nuevo a los videojuegos.
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Más allá de los sueños
FantasíaMelissa, una estudiante de psicología cansada y frustrada por varios problemas que la acompañan desde el pasado, opta por tomar pastillas para dormir sin saber que pronto descubriría algo que la hará desear no haberlo hecho. Los sueños son inofensi...