Él era, a todas luces, un desperfecto
capaz de cambiar el mundo
solo por un beso.
Humano a medio tiempo,
poeta por completo,
mente dividida en trozos imperfectos;
cabalgante de fantasías,
creador de medio cielo,
el que se muestra por la noche,
reflejándose en mi espejo.
Como soñador amante
de historias incompletas,
cuento la mía, la suya
sin contar las letras.
'El bosque podía volver loca a una persona, los sonidos, que viajaban hacia todas partes sin un lugar concreto, aturdían los sentidos. Haciendo que, además de perderte. Te olvidaras a ti mismo.
— Libro Primero (cronológicamente). Teira.—'