Barrotes.

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Desdibujé mis ideas en aquella cárcel que me había sido concedida. Perdí mi mente , mis ojos. Pero aún oía esa música aletargante, esa bella sintonía. Me acerqué a los barrotes, delineándolos con las manos, para luego apoyar mi mejilla. Era frío, como todo en aquel lugar, la comida, las voces, el suelo. Hasta el fuego se sentía hélido; respiré hondo y traté de oírles.

Nada.

Silencio.

Solo yo y esa música.

Apreté mis ojos ciegos, buscando un consuelo inexistente. Un consuelo vacío, casi indecente... Y ojalá pudiese saber quién fui antes de esto, ojalá pudiese tener un nombre. Ojalá pudiese deciros, voces mías, quiénes fuimos .

' Y Laner miró a su creación con ojos brillantes. Porque, se dijo, nunca volvería a estar sola .

— Mitología Oschaialbhtna , el nacimiento de Rosa.—'

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