Etérea.

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¿Dónde estás tú,

amante etérea?

quizá queriendo cuerpos,

que te han amado

más que el nuestro.




'Cuando Urn salió del convento, sus ojos apagados me saludaron y casi pude notar como se abrieron, en una muda forma de expresar sorpresa.

- Urn...- Fue lo único que pude formular, susurrando. Y entonces, ante los ojos sorprendidos de todos los feligreses, su superior, conocido por ser infinitamente serio, frío; se abrazó llorando a mí, un hombre de campo maltrecho y lleno de mugre,
un hombre que había trasnochado más
veces en el suelo que en su propia cama.
Un hombre que también lloraba.

- Teira y Urn.-'

El Alma de las palabras. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora