¿Podemos ser algo más?

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¿Podemos ser algo más? Esa era la pregunta que rondaba en su cabeza últimamente, no podía dejar de pensar en superar esos límites que el mismo había impuesto, no sabía si sería conveniente darle un título oficial a lo que tenía con Harry, no sabía si sería conveniente cambiar ese status alumno y maestro que hasta ahora Harry había respetado, no sabía si debía hacerle caso al himno en su pecho, a los susurros de su corazón, como tampoco sabía si ceder a los caprichos de sus labios o a los pensamientos de su mente.

Por años y años se había conformado con estar solo, por años había estado tan bien con el hecho de solo dedicarse a su trabajo y no tener ninguna clase de vínculo amoroso, había pasado tantos años rechazando las innumerables propuestas amorosas que mujeres y hombres le habían hecho que ahora no tenía la certeza o la seguridad para dar el siguiente paso con Harry. Louis había bebido champaña con muchas mujeres, había sido alagado por muchas personas, incluso políticos, siempre había sido el centro de atención y sin embargo, nunca había sentido que alguien fuera el centro de su propio mundo, no hasta que un perdido chico de ojos esmeralda llegó a su vida.

Maldecía el día en qué lo encontró, la hora en que lo miro, el día que entró a su vida y ahora no tenía salida, no sentía que se hubiera equivocado, pero pensó que sería solo un ratito, era un caso totalmente irreal, no quería pero Harry lo hizo aceptar, y era raro porque en la política y en la ética no congeniaban nada bien, el era  Mr.Moralidad y Harry ni siquiera respetaba las reglas, pero aún con eso...lo quería, lo quería y no entendía como es que lo había flechado de esa manera, como un chico de 18 años se pegaba a su corazón como un chicle a su zapato, Harry estaba cada vez más loco pero a la vez era tan tierno, tan besable y vulnerable.

Harry lo hacía olvidar todo lo que pensaba, incluso distorsionaba su sentido del bien y del mal, porque decía que los buenos chicos eran aquellos que no han sido descubiertos, que solo lo olvidará porque ellos no habían sido atrapados, y lo demostraba todos los días siendo cada vez mejor, demostrando un buen comportamiento en sus clases y presentando brillantes trabajos, incluso superando las notas de los nerds de la clase como el lo decía, mientras fuera de los libros era un alma libre, eso sí que no cambiaba, mientras corría en las calles y vivía al máximo como si el tiempo no pasará, como sino quisiera crecer, viviendo como un rockstar y conservando esa rebeldía que siempre lo caracterizaba. Pero lo más raro es que siempre lo arrastraba a él a no crecer, incluso lo había llevado a conciertos de rock y cuando no estaba de ánimo para salir simplemente encendía el televisor y se ponían a cantar juntos canciones de Green Day y The Killers mientras fingían tocar la guitarra. Pero aún con eso no podía dejar sobrepensar las cosas, dejándose llevar para luego arrepentirse y estar fuera, el no estaba decidido del todo, aún cuando tenía fuertes sentimientos hacia el rizado.

-Profesor Tomlinson

-Buenas tardes Ángela

-Qué piensas hacer esta tarde? Es que pensaba que quizá podríamos salir juntos...

Esa mujer no cambiaba, no paraba de exhibir su cuerpo y tocarlo, mientras usaba su cabello y su coquetería para atraerlo, como si de esa manera pudiera conquistarlo.

-Tengo unos asuntos que atender, así que no creo que sea posible

-Que pena! Entonces qué te parece esta noche? Ya sabes tú y yo solos en mi apartamento

Louis se sentía algo incómodo, usualmente no prestaba atención a las insinuaciones de su compañera de trabajo, pero es que ahora no era solo indiferencia, sentía algo de incomodidad y pensaba en Harry y como el no tenía que esforzarse tanto para convencerlo.

-Ocupado...

-Y mañana?

Louis miraba los papeles en sus manos como si fueran lo más interesante de la vida, en realidad no quería mirarla, no que herirla pero tampoco quería darle señales erroneas, mientras dos chicos de último año escuchaban atentos la conversación, uno más celoso que el otro, quien solo escuchaba por curiosidad.

Mr. MoralidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora