Prender fuego a la lluvia [en PROCESO Y CORRECCIÓN]

Capítulo 19. Malamente reprimidas

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Capítulo 19. Malamente reprimidas

"Las ganas malamente reprimidas si no se controlan, pueden convertirse en una hoguera de deseo capaz de arrasar con todos".

SM

—Adelante entonces— dice el niño bueno de los Balzaretti, mirándome como lo que soy. Una loca.

—¿Entonces nunca habías estado por aquí?— pregunto interesada una vez que comenzamos a caminar sin dirección ni prisa. Es sorprendente lo diferentes que somos.

—No visitamos mucho el país y cuando lo hacemos nos quedamos poco tiempo, tenemos muchas obligaciones en casa— explica de forma suave, en ese tono suyo pacífico que comienzo a tolerar. No es como mi verborrea de palabras malsonantes. No. Rafael es la calma en persona, el temple perfecto. Que mierda. —Además de que mi hermano odia las visitas— agrega finalmente con una sonrisa un tanto socarrona, haciéndome reír. Por supuesto que el diablo no los quiere aquí. Ni a mí. Pero no podría importarme menos. Y al parecer tampoco a ellos, porque aquí están.

—Lo sé, a veces creo que quiere correrme, y eso que soy un encanto eh— digo encogiéndome de hombros inocentemente.

—Totalmente— responde aguantándose la risa, mientras niega divertido.

—¿Extrañas tu ciudad?— pregunto sin poder aguantar la curiosidad.

—En ocasiones. En realidad, extraño un lugar en particular...— confiesa de pronto, haciendo que le mire interesada. — Un taller— dice en un hilo de voz, sorprendiéndome totalmente.

—¿Tú en un taller?— inquiero sin poder creerlo.— No creí que te gustara reparar coches...

—No es un taller común, gatita. Se trata de un taller aeronáutico y de mantenimiento de aviones. Siempre voy en mis tiempos libres, también me sirve de práctica universitaria ya que es lo que estudio— habla velozmente, sin poder contener la emoción y la expresión soñadora de su rostro, paralizándome por ello.