Capítulo 1. Ella nos cuida

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Capítulo 1. Ella nos cuida

—¡Te dije que me dejes en paz! Esto sólo fue cosa de una vez. 

Desde que tengo uso de razón, me la he pasado peleando para vivir. A veces por cosas importantes como mi familia, y otras no tanto como por mi vida. Aunque definitivamente lidiar con un imbécil con el que me acosté por tomar demasiados chupitos no entra en la lista de peleas significativas.

—Nena, podemos repetir y tal vez...

—No soy tu nena— mascullo entre dientes soltándome de su agarre. Que hombre más intenso.—Y definitivamente no hay un tal vez aquí. Te dije que ya me voy, gracias por el polvo.

—¿Qué? Escucha, puedes quedarte aquí y tal vez nosotros... 

Aquí vamos de nuevo.

—Escúchame, chico...

—Soy Dave— menciona su nombre ofendido.

—Como sea. Esto solo fue cosa de una vez, no volverá a ocurrir. Creí que te lo había aclarado, aunque quién sabe. La verdad es que estaba bastante ebria cuando te abordé en el bar...— recuerdo arrepintiéndome por mi tontería. Claramente este rubio imaginó cosas locas en su cabeza. —Disculpa si pensaste lo contrario, pero no te sientas mal, casi nunca me enredo con tipos en su propia casa.

Pero que fina...

Ignoro el sarcasmo de mi cabeza y me concentro en el tipo que me mira como si tuviera un tercer ojo mientras me coloco mi chaqueta, rezando porque el taxi que pedí nada más despertar llegue pronto.

—Es que no lo puedo creer...nunca me había pasado algo así— murmura haciéndome rodar los ojos ante su estupidez.

—Fue solo un polvo, hombre. Hasta nunca. Y si te he visto, pues no me acuerdo. Y si nos desvestimos, tampoco— me apresuro a decir guiñándole un ojo, mientras me muevo a toda velocidad hacia la puerta dispuesta a parar el primer coche que vea. 

—¡Menuda puta!— grita el tal David a mis espaldas, haciéndome reír.

—¡Pero si te quedé grande, cariño! Recuerdo como me bailaba adentro, ciao— respondo extendiendo la o a propósito, disfrutando los improperios que me lanza. Afortunadamente abordo el taxi que llamé, dejando a ese idiota atrás. Mientras me acomodo en el asiento, no puedo evitar saborear amargamente las palabras de ese tipo. Puta. Sí. Lo soy. Una puta por hacer lo que quiero, con quien quiero y mientras quiero. Una puta que prefiere pegar primero a recibir el golpe. 

Dispuesta a no dejarme abatir por la oscuridad de mis pensamientos, aprovecho el viaje a casa para escribirle al amor de mi vida:  Ámbar. Una encantadora y maravillosa rubia, quien actualmente vive en New York con su esposo falso. Sí, pero esa es otra historia...

Me bajo del taxi prácticamente corriendo. Mierda, voy a llegar tarde a mis clases si no me apresuro. ¿Por qué diablos salí un lunes?

Porque no tienes control.

Sí, eso es cierto. 

Me doy una rápida ducha; no sin restregarme con fuerza los rastros del tipo de anoche; y casi enloquezco al no encontrar ropa limpia para ponerme. Esta casa es un desastre. Y mi vida también. <<Ámbar, regresa por favor>> , no puedo evitar pensar al observar ropa sucia por todos lados, comida vieja en el piso, ¿una pizza en mis bragas? Bueno, creo que debería limpiar un poco...no me gustaría atraer alimañas. 
Estiro el cubre cama evitando ver el desastre que hay en mi cama y sonrío satisfecha. Listo. Suficiente trabajo duro por hoy.

Prender fuego a la lluvia [en PROCESO Y CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora