Prender fuego a la lluvia [en PROCESO Y CORRECCIÓN]

Capítulo 10: Cuidado con las uñas

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Luego de ayudarle a la fisna con su vestido, sentí que mi odio por Donatello aumentó a niveles inimaginables. ¿De verdad ese asqueroso ser, no la dejaba vestirse como quería? Es un desgraciado infeliz...y ella, una tonta por permitirlo.

-Donatello no es malo, sólo...tiene una idea diferente de ver las cosas...- le defendió ella como buena sumisa, suspirando levemente.- El me ama...- asegura ella, como si intentara convencerse a si misma.

-Cariño...- digo mientras levanto su barbilla con cuidado, notando sus ojos cristalinos.- Tal vez yo no tenga una idea de lo que es el amor en pareja- comienzo diciendo de forma honesta.- Pero por lo que he visto, el amor cura, no lastima. El amor te hace sentir la persona más especial y maravillosa...como una hermosa flor, no un triste rosal...- ella traga duro y yo acaricio su hombro suavemente.- ¿Cam, el...el te ha hecho algo?- pregunto lentamente, y veo el horror en su rostro.- ¿Te ha obligado a...hacer algo, o ha sido violento contigo?- pregunto preocupada, rogando porque mis sospechas no sean ciertas.

-Yo...- murmura insegura, y es interrumpida por Amelia, quien luce impresionante en su vestido, y muy inoportuna.- Te ves preciosa- le halaga su nuera, y yo suspiro.

-Muchas gracias querida, tu también, luces espléndida.- ella sonríe levemente, y me mira de reojo, tragando duro.- ¿Interrumpí algo?- pregunta Amelia confundida. Cuando voy a responder, la voz de mi amiga interrumpe, y lo agradezco. No me gustaría tener problemas con Amelia por su hijo bastardo.

-Chicas- dice mi otra mitad, mientras sale del vestidor, dejándonos sorprendidas.- ¿Cómo me veo, les gusta? - pregunta con una pequeña sonrisa en su rostro, y yo abro los ojos como platos.

-¡Por la mierda Santa!- exclamo impresionada, sin poder evitarlo. Luce realmente preciosa.

-¡Por las Kardashian!- me sigue la fisna, igual de impresionada. Pero es que...luce...

-¡Wow! Te ves preciosa...- dice Amelia sonriéndole con cariño, y yo sonrío feliz.

-¡Increíble!- chillo sin poder evitarlo. Luce tan preciosa. Como la verdadera princesa que en verdad es...

-Realmente hermosa...- asegura la fisna, sonriéndole con cariño, el cual, mi amiga corresponde. Camelia nos ha ganado a todas. Es una mujer muy especial, y por lo que he visto, ha sufrido mucho. Pero tranquila fisna, aquí está tu caballera de roja armadura, lista para defenderte.

La santa de las causas perdidas...

Puede ser Nora, pero te aseguro que no volverán a lastimar a esa mujer...

Amén.

-¡Wow! ¡Pero si ustedes también se ven hermosas! Todas unas divas...- nos halaga mi amiga, sonriéndonos de esa forma arrebatadora tan suya.

-Lo sabemos, somos las putas amas...-respondo de forma arrogante, logrando que un carcajada se le escape. Ella continua sonriendo y halagándonos, y yo no puedo evitar pensar en lo hermosa que luce, y que el idiota de Alexander, se caerá de culo. No es sólo su vestido, el que la hace lucir como una verdadera Diosa, porque sí, le queda como guante. Sólo ella podría lucir un vestido blanco, ceñido a su cuerpo, y con una cola digna de arrastrar al caminar, marcando, de cierta forma, la distancia con los demás plebeyos. Si la perra de Eiren la viera, se escandalizaría diciendo que es inapropiado. Y me encanta. Luce tan elegante, y sensual a la vez. Solo una persona como la princesa debería usar un color tan puro. Como dije, no sólo es su vestido blanco, y su cabello liso. No. Es su rostro, su aura, y su actitud. Esa actitud encantadora, atrayente, y peligrosa. Es el enigma en su mirada, y también el calor. Son esos ojos ámbar que han visto demasiadas miserias, y aun continúan brillando. Y hoy, al verla, supe que sí, ha cambiado. Y no dejará que ninguna persona, pase sobre ella, o uno de los suyos. Y la amé más por eso.