Capítulo 13: A prueba de ella

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"No se juega con los miedos e inseguridades de los demás, aunque ellos lo hayan hecho primero"

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"No se juega con los miedos e inseguridades de los demás, aunque ellos lo hayan hecho primero".

No entendía qué había ocurrido. Al principio, sólo pensaba molestarla, y por qué no, desquitarme un poco con ella por su indisciplina y sarcasmo. Pero de pronto, las cosas se habían descontrolado. Ella tocó una fibra sensible en mi ser, y me hizo enfurecer, por eso también decidí molestarla. Pude comprobar otra vez que Ámbar es el punto débil y también fuerte de esa pelirroja. Porque nuevamente, intentó sacar las uñas, pero fui más rápido, y me le acerqué, encerrándola, presionándola tal y como ella lo hacía conmigo al retarme desde el momento en el que nos conocimos en la mañana. No sé qué ocurrió, que presioné, pero algo dentro de Charlotte explotó cuando la toqué. Sé que no es sólo el contacto físico lo que la pone nerviosa, porque si así fuera, ella no estaría con ningún hombre. Porque sí, estuve investigando sobre ella, sólo un poco. Lo suficiente para saber que es una rompe corazones nata, la clase de mujeres que desprecio. Cuando la tomé de los brazos, sólo quería molestarla, no pensé que eso gatillaría algo tan doloroso y oscuro. Porque eso fue lo que vi en su mirada. Dolor, oscuridad y un odio tan abrumador, que me hizo retroceder de golpe. La había presionado demasiado al parecer, y no obtuve la reacción que esperaba. Algo en mi me obligaba a ayudarla, consolarla, pero ella huyó de mí, o tal vez de sus recuerdos, y me quedé ahí, solo. Completamente confundido con lo que acababa de ocurrir.

La estuve vigilando desde lejos. Lucía perdida. Abrumada. Pero se esforzaba en ocultarlo, en lucir una fachada. Algo en mi me hizo creer que tal vez esa mujer ruda y salvaje, la cual parecía comerse el mundo, sólo era una máscara. Y por primera vez, me sentí identificado con ella. Siempre ocultando, recatado, serio, nunca yo. No podía continuar observándola sin hacer nada. Debía disculparme con ella, y poner fin a esta guerra sin cuartel que ambos habíamos tenido desde el principio, y por qué no, olvidar ese tonto castigo que debíamos cumplir. Sé que ella no se siente cómoda al estar tan cerca de otra persona, por lo que es mejor dejarlo. No me gusta lastimar a las personas, ni siquiera a las mujeres. Aunque ellas ya lo hayan hecho conmigo, y de forma tan dolorosa. Y recuerdo las palabras que mi madre siempre nos repetía a mis hermanos y a mi, ella tenía razón. No se debe jugar con los miedos e inseguridades de los demás, eso es ruin y despreciable. Y completamente inhumano.

Cuando estuve por acercarme, mi padre apareció, por lo que debí aguardar a que estuviera sola otra vez, ya que realmente me avergonzaría lo que mi padre pudiera creer de mí.

—Luces como un verdadero acosador, Rafie...— dicen a mis espaldas, tocando mi hombro derecho, haciéndome sobresaltar, y lograr que mi cuerpo se tense de inmediato.

—Leonardo, me asustaste— mascullo molesto, y mi hermano menor se encoge de hombros luciendo divertido ante la situación, ya que nunca me había envuelto en algo semejante. Supongo que todos rompemos un poco nuestras reglas, pero no me gusta hacerlo.

—No conocía esta faceta tuya, hermano...— comenta divertido, mientras come un par de postres de su plato sin ningún tipo de modales, haciéndome mirarle disgustado. Madre estaría muy molesta si lo viera.

Prender fuego a la lluvia [en PROCESO Y CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora