Capítulo 8: Un amor por otro amor

6.3K 555 140
                                    

Sígueme en todas mis redes sociales y entérate de lo que está pasando:

Facebook: Crepulectora

Instagram: Crepulectora

Grupo de Facebook: Topolinos de mamá

Twitter: Crepulectora

Disfruten el capítulo Topolinos y no olviden comentar 😉

No podía creer todo lo que estaba pasando. En ningún momento de mi vida había pasado por tal momento. Charlotte Evans. Ese es el nombre de la mujer loca que me ha metido en semejante lío. No puedo creer que sea amiga de Ámbar, ella es tan diferente. Buena, comprensiva y cálida. Mi hermano tiene tanta suerte de tenerla...

Ahora la miro con ojos suplicantes, me equivoqué, demonios, lo sé. Pero esa loca mujer logró sacar mi peor lado.

-Ámbar...- intento hablarle, pero ella me corta en seco. Dios. Es tan hermosa. Sólo ella podría verse como una reina en pijamas.

-Nada, discúlpense y dense un bonito abrazo, muévanse- responde seria, haciendo gestos con las manos.

-Lo siento- decimos en un gruñido al unísono. Frunzo mi ceño de inmediato, al igual que la pelirroja.

-Lo siento- repetimos otra vez al mismo tiempo. Pero qué mierda...

-¡Yo lo siento!- exclamamos a duo. Aprieto los dientes. ¿Es que no puede dejar de copiarme, acaso?

-¡Ahhh, deja de copiarme!- abro los ojos sorprendido. Debe ser una jodida broma...

-Si si, ambos lo sienten, ahora, ¡abrazo!- exclama mi madre sorprendiéndome. Escucho la dulce y melodiosa voz de Ámbar, haciéndome suspirar. Sin poder apreciarla como me gustaría, e incapaz de evitar lo que viene, ambos nos acercamos. Suspiro pesadamente y miro a la pelirroja, quien me observa con el ceño fruncido. No puedo evitar observarla mientras me acerco. Es bonita, no lo niego. Su cuerpo luce de infarto con ese vestido. Atrevido como ella. Y esas curvas...de acuerdo, es hermosa y...sensual. Su rostro se contrae en una mueca y lentamente, siento sus cálidos y delgados brazos rodear mi cuerpo. Me estremezco de inmediato, al igual que ella. Aspiro su aroma disimuladamente. Huele a jazmín, es un aroma atrevido como ella, pero también dulce. Dudo mucho que lo sea.

-Duerme con un ojo abierto...- susurra ella en mi oído, estremeciéndome.

-No te tengo miedo, pelirroja...- respondo en un murmullo, haciéndola bufar.

-Deberías niñito...- habla entre dientes, cabreada otra vez. Es divertido hacerla enojar, aunque se que debo tener cuidado, mi cara arde aún por sus filosas uñas.

-¿Por qué le temería a una gatita como tú?- pregunto con burla, disfrutando el momento. Ella intenta separarse, pero la detengo.- ¿Qué intentas hacer, pelirroja?- pregunto frunciendo el ceño, apretándola más a mi, escuchando como suspira.

-Alejarme de ti, es obvio- responde intentando moverse, pero sin éxito. Soy mucho más alto y fuerte que ella.

-¿Acaso eres sorda?- ella levanta la cabeza, dejándome observar sus lindos ojos verdes furiosos.- Escuchaste el gran veredicto del jurado. No quiero más problemas por tu culpa. Sólo terminemos con esto de una vez...- mascullo suspirando, esta vez, tomándola de la cintura, acercándola a mi. No se siente tan mal...es muy cálida...y pequeña...

Ambos nos quedamos así en silencio. Ella comienza a moverse otra vez y yo bufo irritado.

-¿Quieres ir al baño? Deja de moverte...-gruño molesto.

Prender fuego a la lluvia [en PROCESO Y CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora