Capítulo 23. ¿Cuándo lo sabes?

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7/08/23 , 9/5/24, 17/05/2024

RAFAEL

"Aceptar que existe en ti ese toque de locura que tiñe todas las pasiones, es el comienzo de la paz".

No podía creerlo. Sin duda que este día se había convertido en una completa pesadilla. Desde el momento en el que anoche la encontré, todo se transformó en una vorágine de locura, caos y descontrol. Descontrol por sobre todas las cosas.

Charlotte Evans es con toda certeza una mujer intensa que no le teme a nada y adora correr riesgos. Correr riesgos y ser imprudente. Por eso mismo aquí estamos ahora. Mi padre y hermanos mayores listos para salir como un par de dementes despechados por culpa de sus mujeres. Esta vez se habían pasado con la imprudencia que cometieron. No puedo creerlo. Para mí es inconcebible el no pensar en los riesgos, en todas las probabilidades desastrosas que están en juego y pueden estallar estrepitosamente en nuestro rostro. Y una vez más, las palabras de Donatello regresan a mí como una ráfaga venenosa, provocando que la ira burbujeara en mi interior. ¿Cómo se atrevía esa mujer a engañarme así? Maldigo el momento en el que se cruzó en mi camino. Conocerla sólo ha sido mi decadente viaje a la locura. Una locura totalmente ardiente e irreverente.

No olvides entretenida.

Tenía razón en eso. No recuerdo cuándo fue la última vez que viví algo así; probablemente nunca ocurrió en el pasado, ni siquiera en mis sueños más incoherentes; pero conocerla también ha sido un soplo revitalizante de vida. Charlotte es una mujer que no vive dentro de los parámetros éticos y morales que dicta la sociedad, por supuesto que no. La gatita repudia todo tipo de normas, reglas, y como ella misma lo ha dicho, a todos esos "estirados pretenciosos que se sienten superiores a los demás". Admito que me parece admirable su forma frontal y temeraria de actuar; y también me preocupa lo que puede hacer en un ataque de locura, puesto que parece una persona inestable. Los investigadores no habían encontrado casi ningún tipo de información sobre Ámbar, pero si algunos detalles interesantes sobre la gatita. Juro que no quise inmiscuirme en su privacidad, pero es una mujer fascinante y compleja en efecto. A medida que leía su informe, más me envicié con su esencia. Me dije que es mi deber procurar la integridad de mi familia, por lo que debo conocer a las personas que los rodean. Aunque revisar su historial médico me pareció una total falta de respeto, era algo demasiado íntimo. No cruzaría esa línea. Si bien no lo hice, mis investigadores constaron que la gatita era volátil y peligrosa si no se controlaba. Y nosotros que nos descontrolábamos tan fácil...y ella que es tan adictiva como seductora...

¿Pero qué estoy diciendo? ¿Por qué debo pensar en esa mujer? ¿Qué estoy haciendo aquí?

Actuar preso de los celos como los demás.

Por supuesto que no. ¿Por qué sentiría celos de una mujer como ella?

No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Tal vez eso explicaría por qué me encuentro en esta situación. Escucho las risas de mi padre y de Donatello, mientras que las palabras de mi hermano mayor regresan a mí una y otra vez, cargadas de veneno. Ella estando con otro. Ella utilizándome por mi dinero. Ella planeando todo tipo de artimañas para captar mi atención y seducirme con fines ocultos.

La gatita no es así.

Lo sé. Analizando las palabras de mi hermano detenidamente, no puedo evitar estar de acuerdo con mi locura interior. Eso suena improbable y poco creíble. Charlotte Evans no parece el tipo de mujer que sea partícipe de semejantes patrañas. En lo poco que he conocido a la gatita, puedo asegurar que no es buena controlando sus impulsos, mucho menos fingiendo algo que no siente. Ni aunque sea por obtener algún beneficio. Charlotte es una mujer leal y honesta. Brutalmente honesta en efecto. Pero Donatello...Donatello había dicho muchas cosas, y escarbado viejas heridas que todavía arden como la primera vez. Aunque no lo parezca a simple vista, mi hermano tiene una veta maquiavélica que lo vuelve peligroso: es experto en sacar ventaja de las debilidades ajenas, y de cualquier momento vulnerable para su propio beneficio. Es un hombre astuto que a veces rodea lo infame, pero no es un mal hombre. Sólo es demasiado ambicioso para su propio bien. Y tu demasiado desconfiado. Sí. Esa fue la principal razón que me condujo a investigarlas. Eso y el inexplicable magnetismo que desprenden solas y en conjunto. Pero al hacerlo, casi me obsesiono con esa fascinante pelirroja. Dios mío. Por mi imprudencia me encuentro en este auto, dirigiéndome a quién sabe qué lugar lleno de vulgaridades y personas descontroladas. La clase de personas que detesto. Y el tipo de ambiente que repudio, el cual pensé jamás frecuentar otra vez. Sin embargo, aquí estoy...

Prender fuego a la lluvia [en PROCESO Y CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora