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Ahora que Andrómeda estaba suspendida, iba a correr en la mañana, su suspensión llegaba hasta al fin de semana, así que volvería hasta el lunes de la semana próxima.
Ayer su abuelo había descubierto que habían ido de fiesta y no importo que fuera la una de la mañana los puso a hacer ejercicio, fue divertido. Aunque era diferente cuando entrenaban, no era el dolor físico, era el mental.
Ella y Asthon entrenaban para sobrevivir, saber qué hacer si alguna persona los apuntaba con un arma o arma blanca.
Shape of you de Ed Sheeran sonaba en sus oídos cuando paro frente a la Florería. Se quitó los audífonos y entró con una risa.
—Buenos días, Linet—saludo a la abuela de Will con una sonrisa.
—Andrómeda, ¿lo mismo de siempre?
—Por favor—respondió con una sonrisa.
El pueblo no era muy grande, Andrómeda podía decir con seguridad que todos se conocían. Linet era una sangre pura, era muy amable igual que toda la manada, aunque la mujer ya era algo mayor.
Le entregó a Andrómeda las rosas blancas con una sonrisa.
—¿Te veré en la reunión?
Andrómeda se encogió de hombros, hace algunos días una de las manadas en California había sido atacada, había sobrevivientes, pero tenían que jurar lealtad a los luna creciente y los lobos solían ser muy receloso por quien los dirigía.
Andrómeda tenía que estar presente como la futura alfa, pero su tío Peter no quería ponerle peso en sus hombros aún.
La adolescente se había preguntado al principio porque Asthon no sería el futuro alfa, pero la manada creía mucho en el poder femenino, más que nada por esa creencia de que la luna los reclamaba antes de los dieciocho y la luna era mujer.
—Aún no lo sé.
—Cuídate Andrómeda.
—Igual, señora, Defoy.
Andrómeda soltó un suspiro al salir de la tienda y empezar a correr en dirección al cementerio, todas las semanas iba a dejarle flores a su abuela.
Había preguntado dónde estaba la tumba de Alisha, Peter había dicho que Mikael la habían sepultado en un lugar desconocido.
Andrómeda no preguntó más a su tío, parecía afectarle mucho el tema. Dejó las flores frente a la tumba con una sonrisa. Visitar a su abuela era muy relajante para ella.
—Estoy suspendida—dijo en voz alta— de nuevo. Aunque esta vez no me arrepiento.
Era verdad Denna merecía el golpe, a la pelirroja le parecía divertido jugar con el control de Andrómeda aun sabiendo que si la Argent lo perdía podía matarla.
