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—Llegarán en media hora—le aviso Quiron a Andrómeda—dijeron que te darán hospedaje todo el año y podrás venir en verano. Elijha te dará el entrenamiento necesario, no entran monstruos al sur por lo que tengo entendido, pero bueno, las brujas ya saben acerca de ti.
—Ya entendí Quiron—dijo Andrómeda levantándose—iré a terminar de empacar.
Andrómeda empezó a caminar hacia la puerta.
—Andrómeda—llamó Quiron—sabes que te quiero, no les daría tu seguridad si no estuviera seguro de que ellos pueden cuidarte.
Andrómeda suspiró.
—Lo sé, Quiron y yo también te quiero.
La menor alisó su vestido color azul con nerviosismo, la semana había pasado más rápido de lo esperado y el tener que encontrar con su familia de nuevo la tenía nerviosa. Salió lo más rápido que pudo de la casa grande, sentía que iba a vomitar en cualquier momento.
—Hola Ángel—saludo Percy saliendo de su cabaña
—Creo que voy a vomitar—dijo Andrómeda sentándose en uno de los escalones.
—Ah.
—Lo se actuó como una loca, pero es que hace mucho que no los veo y aquí todos piensan que soy medio huérfana.
—¿Tu familia es el problema?
—Yo soy el problema Percy, estoy actuando como loca—dijo Andrómeda con rapidez haciéndolo reír—si burlarte.
—No me estoy burlando Ángel, es que te vez adorable—dijo Percy sentándose a su lado—lo peor que puede pasar es que les vomites encima, yo no te jugaría.
Andrómeda rio negando.
—La última vez que vi al abuelo Elijha tenía un arma y le apuntaba a mis tíos psicópatas, no fue el mejor reencuentro.
—Este lo será y ellos te ayudarán—dijo Percy.
Andrómeda suspiró.
—¡Andrómeda Argent!— grito Silena— vuelve aquí y ayuda a empacar.
—¡Ayuda!—grito Michel mientras corría hacia la casa grande con Clarisse detrás—¡yo no lo rompí!, ¡lo juro por los dioses!
La menor negó antes de levantarse.
—Veré que Clarisse no mate a Michel— le dijo a Percy antes de correr hacia la cabaña de Afrodita.
Su ropa estaba desparramada en la cama y Silena hablaba como loca.
—Escuche que en el sur el clima es normal, pero en invierno hace mucho frío, deberías llevar guantes.
—Todavía falta mucho para invierno— dijo Michel entrando jadeante con Clarisse detrás.
