Capítulo 12 ─ A través de las estrellas

64 23 10
                                    

El plan era simple: compartir su día con Gardilia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El plan era simple: compartir su día con Gardilia.

Shiro madrugó más de lo normal, emocionado como un niño en invierno listo para beber chocolate caliente, pues acordaron nadar en el claro aquella mañana.

Admirar a la citadina en su translúcido vestido blanco le ganaba a cualquiera de los regalos de su cumpleaños.

Por fortuna, a diferencia de chicos como Marcelo, podía controlar sus hormonas para divertirse sin perturbarla. Aunque verla bañarse debajo de la cascada casi fue su perdición.

Después de cansarse del agua, el granjero reveló una canasta con uvas, jugo y «champipanes»: bocadillos de pan relleno con champiñones, queso y bayas.

Durante el desayuno, conversaron de diversos temas; desde el venado que se acercó al lago y asustó a la caelthian, hasta los mejores momentos de la fiesta y cómo Shiro aborreció la ejecución de la misma. Gardilia demostró una de las cualidades que él más valoraba: saber escuchar.

Hacía preguntas relevantes, intervenía en las pausas sin cambiar de tema... Y en caso de que la aburriera oírlo, fue una jodida experta ocultándolo.

Tras descansar en sus respectivas cabañas y vestirse con ropa informal, acudieron a la pradera. Shiro permitió que Gardilia se sentara al frente de su caballo, sosteniéndole los brazos para ayudarla a usar las riendas. Por fin conocería la verdadera velocidad de Valente.

En la tarde, la invitó a una taberna que era popular por su gran pista de baile y música en vivo; cortesía de cuatro festordeses que tocaban el laúd, violín, flauta y tambor. El ambiente festivo se percibía por doquier.

Shiro aprendió que la extranjera no consumía ningún tipo de alcohol, por lo que agradeció que el negocio ofreciera otras opciones. Pidieron un aperitivo y la impaciencia del granjero creció poco a poco.

¿Cuándo empezaría una pieza lenta? Danzar algo al estilo de Gardilia sonaba tentador.

Volteó hacia la banda luego de culminar la canción actual, observándolos como si ansiara manifestar ese deseo.

No funcionó.

—¿Sabes qué? —dijo, sobresaltando a la fémina al levantarse de un salto—. No lo soporto más, tal vez nunca toquen la melodía adecuada, ¿por qué esperar? ¡Bailemos un vals ahora! ¿Te animas? —Extendió una mano hacia ella, alegre.

Gardilia lo encaró como si hubiese perdido la cordura. ¿Y cómo juzgarla? Su idea era comparable a nadar con un abrigo puesto. Sin embargo, pese a que el escepticismo todavía reinara en sus facciones, no rechazó seguirlo al centro junto a las demás parejas.

—¿S-seguro que es buena idea? Llamaremos la atención —inquirió, examinando sus alrededores.

El comentario le arrancó una risa a Shiro. ¿Qué no atraía el interés en Festord? Había sentido miradas sobre el hombro en cuanto se adentraron al lugar.

El disfraz de Su Majestad [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora