Capítulo 17 ─ Velada de ilusiones

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La mañana de Shiro inició con el pie izquierdo, pues había despertado de golpe gracias a una pesadilla

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La mañana de Shiro inició con el pie izquierdo, pues había despertado de golpe gracias a una pesadilla. Por fortuna, el pánico se esfumó tras verificar que Noir aún dormía a su lado. Queriendo ahorrarle una experiencia similar, dejó sobre la almohada su preciado colgante antes de dirigirse a la cocina.

Como predijo, la mujer se levantó sin darle oportunidad de terminar el desayuno sorpresa; lo desconcertante fue verla lucir el collar que una vez perteneció a su padre biológico. Eso la hacía la primera —aparte de él— en usarlo. Lejos de molestarse, lo invadió una inexplicable alegría.

Después de saludarla, percibió un silencio inusual.

—¿Por qué esa cara, Noir? ¡Es una mañana estupenda!

—Pensaba en nosotros —respondió ella, abrazándolo por la espalda—. Tuve la mejor noche de todas.

—Y yo la disfruté tanto como tú. —Shiro se ladeó para frotar sus mejillas—. ¿Te preguntabas si ahora somos novios? Creí que era evidente.

La princesa forzó una sonrisa.

—¿Lo es? Porque no podremos demostrarlo en público. Llamaríamos demasiado la atención y eso lastimaría a Sasha... Sé cuánto significas para ella y tus padres la adoran.

El hombre ansió refutarla, pero la caelthian acertó en su teoría. No solo por Sasha; el pueblo entero los acosaría hasta el cansancio.

—¿Y qué si debemos ocultarlo? Incluso si lo nuestro es imposible a largo plazo, quiero aprovechar el tiempo que nos quede, Noir —afirmó, volteando hacia ella con un semblante decidido—. Estoy dispuesto a correr el riesgo, porque lo vales.

—También yo —contestó la conmovida mujer, mordiéndose el labio—. Lamento que lidies con dos secretos por mí.

—Calma, no me importa si es lo necesario para que sigas conmigo. —Shiro besó su frente—. Soy tuyo, igual que lo fui ayer y lo seré mañana.

La doncella temió echarse a llorar y estrujó el dije que pronto devolvería a su dueño; porque exhibirlo delataría el enorme nivel de intimidad que los unía.

A pesar de que enamorarse no formaba parte de su plan original, conocer a ese hombre fue una gran bendición.

Fiel a su palabra, este se disculpó con las amistades que ahuyentó por su inseguridad. Asimismo, procuró acudir a cada sesión de lectura junto a los pequeños. La normalidad añorada por Noir finalmente regresó; y aunque pactaron actuar como amigos en el pueblo, se citaban dos veces a la semana en la cabaña de Shiro para consumar su romance.

Ya fuese acurrucándose frente a la chimenea, atendiendo la granja, cocinando en equipo o haciendo el amor, la princesa gozó como nunca de compartir aquellos días con él; hasta se daba el lujo de hablarle sobre su vida en Caelthi.

Resultó bastante liberador mencionar a su verdadera familia, pero en ocasiones le urgía descargar su frustración respecto al ultimátum de los monarcas.

El disfraz de Su Majestad [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora