Capítulo 23 ─ Futuro de posibilidades

118 18 19
                                    

Shiro avisó a Noir que saldría y llevó al equino a su hogar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Shiro avisó a Noir que saldría y llevó al equino a su hogar.

Sus padres lo saludaron con gusto, como si los recientes desacuerdos nunca hubiesen ocurrido. Los sentó en el sofá y él se instaló en el sillón del frente. Fue directo al punto:

—Papá, mamá, me marcho a Caelthi al amanecer.

La aparente tranquilidad se quebró.

—¡Sabía que esto pasaría! —exclamó Frederick—. Eres un estúpido, ¿cuál es tu plan? ¿Trabajar como esclavo de la princesa? ¿Prefieres eso sobre tu familia?

—¿Así agradeces los años que te cuidamos? —protestó Emilia—. ¡Seguro tu querida Noir habla porquerías de nosotros y te convenció de odiarnos! Antes éramos lo mejor del mundo para ti.

El granjero calló, permitiéndoles desahogarse; igual que cuando era un niño retraído y obediente.

Ese niño que se convirtió en un adolescente confundido y, ahora, un adulto frustrado. Uno que aborrecía su conformismo, su miedo al cambio y su incapacidad de expresar sus verdaderas emociones.

No empacaría esas cosas para el viaje.

Levantándose de su asiento, contestó con una calma que distaba de sentir.

—No es un acto de rebeldía, siempre me ha interesado la ciudad. —Los abrazó, conteniendo sus lágrimas—. Espero que algún día entiendan que no tengo que pensar como ustedes... y se disculpen honestamente conmigo y Noir.

Ninguno le correspondió.

—Por favor, les encargo a Valente. Sandor y su padre son buenas opciones para el mantenimiento de la granja —añadió, separándose—. Cuídense, prometo que les escribiré.

Abrió la puerta y su padre le otorgó un último consejo.

—No mueras como Oliver.

Shiro lo encaró de inmediato.

—Voy a honrarlo viviendo libremente.

Ya en el exterior, suspiró con pesadez.

Solo restaban sus mejores amigos.

Buscó a Sasha en la tienda, evadiendo a los vecinos preguntones, y le pidió que ella y Marcelo acudiesen a la cabaña Diethel tras sonar las próximas campanadas.

Para su asombro, el moreno llevó un par de cervezas a la reunión.

Se acomodaron en el jardín trasero, aprovechando que Ezekiel jugaba con los demás infantes en la plaza. Abrieron las botellas y Shiro les comunicó la noticia.

—... Debí comprar algo más fuerte. —Mark complementó sus palabras con un largo trago.

La tristeza nubló los ojos de la fémina, pero no lucía impresionada por la decisión de su exnovio.

El disfraz de Su Majestad [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora