Aún atormentada, Noir intentó empezar su día con normalidad.
Si durmió dos horas la noche anterior, sería decir demasiado; pues las palabras de Emilia la hirieron igual que si las hubiese oído de su madre.
¿Acaso no encajaba en ningún sitio?
Como princesa, era un blanco de críticas frecuentes en la cámara real. Y como citadina común, representaba un estorbo para los Graham.
Aparte de «envenenar» la mente de su hijo con sueños demenciales, ella fue la razón por la que este se abstuvo de reconciliarse con Sasha... O eso creían ellos. Si su presencia en Festord iba a quebrar una familia tan unida, quizás adelantar su partida beneficiaría a todos.
No se convertiría en una tirana por saborear algunos meses de egoísmo.
Y tampoco se rebajaría a desposar a un ambicioso de alta alcurnia.
Aunque le costara la corona o la vida misma, los reyes tendrían que ceder a sus términos para gobernar.
Un jalón en su falda la sacó de sus lúgubres cavilaciones. En ese momento, se encontraba de pie en medio de la calle, con un paquete sin entregar en sus manos.
—¡Hola, Gardi! ¡Íbamos a buscarte en la panadería! —saludó Sandor, acompañado de Leika y Hunter.
—Sabemos que estás ocupada, ¡así que no te quitaremos mucho tiempo! —La pelirroja empujó al rubio para que avanzara al frente.
Noir sonrió, enterneciéndose al ver que las mejillas de Hunty enrojecieron de golpe; también notó que ocultaba algo detrás de él.
—¿Es para mí?
—S-sí... ¡Sí! —exclamó el infante, quien respiró profundo antes de revelar el obsequio—. ¡L-lo dibujamos juntos! Son tú y Shiro como Gardilia Nabuhr y sir Galahad, ¿te gusta? ¡Y si no, fue culpa de Leika, ella se salió de las líneas al pintar!
—¡¿Qué?! ¿Y qué hay de ti? ¡Esa armadura que le hiciste a Shiro quedó horrible!
—¡No peleen, por favor! Esto es magnífico —afirmó Noir, admirando el dibujo tras tomarlo.
A pesar de las evidentes imperfecciones, la buena intención de los niños era palpable en la obra. ¡Hasta se incluyeron en la imagen rodeándolos a ella y a Shiro para completar el grupo! Ver la expresión fastidiada de Ezekiel a un costado le arrancó una risita.
—Se los agradezco, pero, ¿por qué a mí? —les preguntó—. Yo no los salvé de ese zorro.
—Es que queríamos demostrarte que eres parte de nosotros, Gardilia. Los papás de Shiro fueron malos contigo ayer y eso te puso triste —explicó Sandor.
La princesa se mordió el labio inferior, mas eso no evitó que las lágrimas resbalasen por su cara.
Tal reacción atemorizó al trío.
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El disfraz de Su Majestad [Completa]
RomanceTras rehusarse a contraer un matrimonio arreglado, Noir Bellanger, heredera al trono de Caelthi, toma la osada decisión de huir lejos de las presiones reales. Así, despidiéndose de los lujos en su palacio, consigue refugio en un pueblo humilde, dond...