Shiro despertó como le gustaría hacerlo cada día; con la princesa de Caelthi acurrucada en su pecho. Le acarició el cabello y silenció un bostezo.
Lo avergonzaba admitir que estuvo a punto de ignorarla toda la noche.
Después de calmarse y analizar la situación durante horas, entendió que Noir lo necesitaba más que nunca en ese momento. Razón por la que se disculpó con ella y agradeció su heroísmo.
Desgraciadamente, arreglar la tensión que los rodeaba no bastó para dormir en paz. Como si no bastase estar bajo el techo de los Graham, una irritante multitud se instaló afuera a lo largo de la madrugada.
Tras un intercambio de saludos y una corta visita al baño, la pareja salió a desayunar. Sasha y Zeke hablaban con Emilia en la estancia.
—¡Shiro! ¡Gar...! P-perdón, buenos días, milady.
—Hola, Sasha. Enderécense, por favor —pidió Noir, incómoda ante la reverencia de los hermanos—. ¿Cómo te sientes, Ezekiel?
—¡Mejor! Casi no me duele la cara, ¡ese tonto era un debilucho! —respondió él, con la cabeza en alto—. ¿E-en serio eres una princesa? ¿Igual que en el cuento?
La doncella asintió, sonriendo sin ganas.
—Mi verdadero nombre es Noir Bellanger y soy la heredera al trono de Caelthi. Tuve algunos... problemas en la cámara real, por eso improvisé estas vacaciones.
—Lamento oírlo, alteza —murmuró Sasha—. Vinimos a agradecerle por enfrentar a ese ministro. Huyó del pueblo hace una hora, justo como usted le ordenó.
—No seas tan formal, Sashie —replicó Shiro, apretándole un hombro a su novia—. Noir es una de nosotros.
A pesar de asentir, el granjero detectó disgusto en su amiga.
Desde la cocina, Frederick anunció que el festín digno de la corona estaba servido e invitó a los recién llegados. Cuando Ezekiel se adelantó junto a Noir, la trigueña haló a Shiro del brazo.
—¿Tú conocías su secreto y lo escondiste? —cuestionó—. Pronto será la reina de su país, ¿esperas que te reserve un puesto en la caballería? ¿Por eso no te apartas de ella?
—¡Claro que no! ¿Te parezco un aprovechado? —masculló él, alejándose más del otro cuarto—. Me enteré por accidente el día que vino Edward. Créeme que no me agradó callarlo, Sasha, pero si revelaba la verdad... Entonces Noir se habría marchado.
—¡Era obvio que dejaría Festord! ¿Y ahora qué? En cuanto regrese a Caelthi, olvidará su vida en el campo. Dime que no piensas ir tras ella, solo te echarían del palacio a patadas.
—¡Ella sacrificó su felicidad aquí para salvar la tienda! —Shiro frunció el ceño y su tono se endureció—. Si fuera tan egoísta como supones, ¿para qué intervenir? Viajó en busca de libertad, no por capricho.
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El disfraz de Su Majestad [Completa]
RomansaTras rehusarse a contraer un matrimonio arreglado, Noir Bellanger, heredera al trono de Caelthi, toma la osada decisión de huir lejos de las presiones reales. Así, despidiéndose de los lujos en su palacio, consigue refugio en un pueblo humilde, dond...