El distanciamiento entre Shiro y sus padres empeoró los días posteriores; quizá por eso una preocupada Sasha abordó al muchacho que recién concluía su aporte en la reparación de un techo.
—¿Y bien? ¿Vas a contarme por qué Frederick y Emilia evitan nombrar a su propio hijo? ¡Es como si hubieras muerto!
El granjero guardó los lumios que recibió por su trabajo y la observó con fingida confusión.
—¿No exageras un poco? Como ya te lo imaginas, iré al punto: aún me interesa ser un caballero —declaró, guiándola a un camino solitario.
«Disculpa, Sashie, pero no deseo que nadie más lo sepa».
—¿Bromeas? ¡Renunciaste a esa estupidez hace años! Es muy peligroso y para enlistarte tendrías que vivir en la ciudad.
Él la sujetó de los brazos.
—Nunca logré olvidar esa idea por completo... La visita de Edward me hizo reconsiderarlo, fue emocionante hablar con él sobre su vida en la guardia —mintió, encarándola—. ¿Tú también dudas que me adapte a Caelthi?
Sasha negó.
—Al contrario, me asusta que te adaptes demasiado y nos olvides. Las personas que se marchan de Festord no acostumbran a volver.
—Porque muchos dejaron este lugar descontentos, como Danny y la señora Holtz. Todavía hay quienes los culpan por «abandonar» a ese «pobre hombre», cuando el bastardo de Gabriel probablemente los torturaba.
»Te lo juro, Sashie, si me fuera del pueblo, mandaría cartas cada semana y los visitaría en mis vacaciones. No estés del lado de mis padres, por favor.
Selló la promesa con un beso en la frente y la vendedora fue veloz en responder:
—Ellos solo tratan de impedir una tragedia; ¿no te parece cruel ignorarlos? ¿Y si llegara un comunicado del palacio anunciando que te perdimos?
—¿Entonces debería escapar de cualquier situación de riesgo? ¡Pude morir resbalando del tejado! O tal vez me lesione enfrentando a un mercenario real con mi espadita de madera. —Shiro se apartó—. Quisiera centrarme en mi propia felicidad para variar.
—Vaya, no conocía esta versión egoísta tuya... Comienzo a entender porqué tus padres se enojaron —murmuró la fémina, previo a retirarse con desdén.
El hombre estrujó el dije en su cuello cuando siguió el trayecto hacia su hogar.
Presentía que Sasha se habría tomado mejor la noticia de su noviazgo con Noir que aquello. Sin embargo, no se arrepentía de proteger a la citadina de más reproches.
Caído el crepúsculo, sus planes cambiaron al cruzarse con Hunter y Leika, ya lejos de la plaza principal. A juzgar por el flotador de corcho que sobresalía de la mochila de la pelirroja, asumió que visitarían el lago.
ESTÁS LEYENDO
El disfraz de Su Majestad [Completa]
RomanceTras rehusarse a contraer un matrimonio arreglado, Noir Bellanger, heredera al trono de Caelthi, toma la osada decisión de huir lejos de las presiones reales. Así, despidiéndose de los lujos en su palacio, consigue refugio en un pueblo humilde, dond...