Sentía como si tuviera un par de piedras en casa párpado. Quería cerrarlos y no volver a abrirlos hasta que pasaran las horas de dormir. Pero no podía, estaba en medio de una calle. Las luces de la ciudad seguían encendidas, pero algunas se apagaban debido a que ya era muy tarde. Después de que observé que Flower y Mark conectaron les dije que me tenía que ir. No se si me escucharon o no pero estos comenzaron a hablar y se alejaban. Estaban demasiado juntos mientras caminaban a quien sabe que lugar. Les ofrecí de las papas fritas a Mark y a Flower, tenía planeado que agarraran un par pero en cambio agarraron toda la bolsa y yo me quedé sin mis papas fritas. Lo peor era que en estos momentos ya no había ninguna tienda abierta. O al menos no que yo supiera.
Comencé a caminar sin rumbo, en realidad me acercaba a mi apartamento, para tratar de encontrar una tienda. Mis párpados cada vez pesaban mas y, según sentía, estos se hinchaban. Comenzaba a ver doble de vez en cuando, en lugar de ver una sola bombilla de luz veía un par, y lo mismo pasaba con los postes, los edificios, los semáforos y los autos. Por suerte eran pocos autos, de lo contrario creo que uno ya me habría arrollado. De la nada logré ver una luz prendida en un local. Me acerqué y por suerte estaba abierto y adentro vendían de las papas fritas amarillas que me gustaban. Tenía que entrar, seria muy difícil encontrar otra tienda abierta a estas horas.
Entré y había una joven, que parecía de mi edad, sentada detrás del mostrador usando su teléfono celular. Envía unos audífonos blancos y delgados colocados en sus oídos y estos audífonos estaban conectados en su teléfono celular. Aquella joven era muy bonita. Tenía el cabello café oscuro, de algunas partes se notaba que antes se lo había teñido de un color rojo. Unos ojos café oscuro, una piel color a perlada, era una joven muy delgada. Usaba una camiseta de manga corta col r amarilla y de los bordes era verde, la gorra era igual.
Me acerqué y esta me volteó a ver. En seguida la joven se quito los audífonos y dejó su celular en el mostrador. Se levantó de su asiento y tomo una postura recta. Me preguntó que se me ofrecía y comencé a buscar las papas fritas amarillas que había visto hace poco tiempo. Cuando las encontré las comencé a señalar.
-Me puede dar esas papas-le dije mientras agitaba mi mano apuntando hacia las papas. La joven no veía bien las papas que señalaba así que mientras esta adivinaba yo le negaba con la cabeza cuando señalaba las equivocadas. Después de varios segundos esta al fin logró saber cuáles eran las que le pedía.-Si, me puede dar de esas papas "encanto".
Se me escapó de la boca decirles con ese tonto nombre a las papas fritas. Tal vez fue el cansancio que no me di cuenta de lo que decía. Cuando le pedí las papas la joven se comenzó a reír demasiado. Al principio no sabía porque se reía, tal vez creía que era un tonto. Pero después me di cuenta que en lugar de entender la oración como yo la dije. Ella entendió: "Si, me puede dar de esas papas, encanto." O sea que creyó que era ella a la que yo le dije "encanto". Por eso se reía. Poco después, aun no dejaba de reírse, me cobró las papas y se las pagué. Y entonces ella preguntó:
-Así que soy tu encanto.
Tenía una sonrisa muy bonita. La voz también, era algo aguda y dulce. No muy dile pero algo así. Estaba algo ronca, y se veía que era alguien buena y tímida.
-Algo así, aunque en realidad me refería a las papas fritas. Pero es una larga historia-dije casi entre risas.
-Bueno, quedan veinte minutos para que acabe mi turno y que tenga que cerrar, y no creo que otro cliente vaya a venir. Así que tengo tiempo para esa historia. Por cierto soy Kayla-dijo la joven. Después salió del mostrador y se sentó en una de las sillas que había enfrente de una de las mesas. Movió su mano esperando que yo hiciera lo mismo solo que en la mesa de enfrente a la de ella en la misma mesa.
Me senté y ella preguntó por la "larga" historia, y le conté la anécdota de la mujer en las papas fritas que sostenía el cartel que decía "encanto". Kayla al escuchar la anécdota se comenzó a reír a carcajadas que creía que nunca iban a acabar. Su risa parecía de una enferma de enfisema pulmonar tratando de respirar. Pero eso, por ser algo que no se ve todos los días, me daba risa a mi. Comenzamos a hablar de nosotros, ella comenzó.
Kayla estudiaba en una universidad de Boston, ahí vivía antes. Estudió leyes y se graduó con honores, pero discutió con sus padres y un amigo suyo la ayudo a mudarse aquí en Nueva York. Consiguió un apartamento decente y no tan costoso. Trató de conseguir un trabajo de abogada pero la habían denegado por razones que ella desconocía. Como no conseguía empleo en lo que había estudiado no le quedó más opción que buscar empleo para lo que fuera. Por el momento cree que sus padres estarían muy decepcionados de ella por el trabajo tan inútil que tenía. Le dije que no se preocupara. Las cosas siempre pasan por alguna razón y es porque tal vez hay planes mas grandes en la vida que impiden que tengas lo que quieres en estos momentos.
Cada vez se hacía más tarde y ya no aguantaba el cansancio que tenía ni los párpados que cada vez se volvían mas pesados. Me despedí de Kayla y esta me dijo que si quería podía ir a su apartamento, ya que de todas formas su turno ya había acabado y tenía que cerrar el local. Yo no acepté, sentí que si iba a su apartamento probablemente haríamos algo de lo que tal vez nos arrepentiríamos después. Entonces Kayla me dijo que podía verla para conversar y comer al día siguiente en el mismo lugar a mediodía. Yo acepté sin dudarlo un poco. Kayla era una chica casi perfecta, tenía problemas y ciertas dificultades, pero ¿que no es eso lo que nos hace humanos? No somos perfectos, y ella tampoco, eso la hacia el tipo chica con la que alguien querría pasar el resto de su vida.
Salí del local y me las arreglé para no pegar los párpados mientras caminaba porque, si lo hacia iba a caer dormido en plena calle. Llegué a la parte de afuera del edificio en menos de un cuarto de hora, entré al lobby y me llevé la HORRIBLE sorpresa de que el elevador no funcionaba a horas de la madrugada. Tuve que subir las escaleras hasta llegar al último piso, era muy cansado. Cada que ponía un pie en otro escalón sentía que todo el cuerpo se dormía y me pedía a gritos detenerme de una vez por todas. No podía detenerme en medio de las escaleras. Tenía que llegar a mi apartamento. Comencé a subir de a dos y de a tres escalones para ahorrar tiempo, y aunque era mas cansado, funcionaba.
Llegué al apartamento y subí las escaleras para legar rápidamente a mi habitación. Entré a la habitación y enseguida me dejé caer sobre la cama y la mitad de mi cuerpo, incluyendo mi cabeza, cayó en la cama y la otra mitad cayó en el piso. Mi habitación estaba muy helada y, por consecuencia, la colcha de la cama también. Respiraba como cuando un bebé está en su cuna. Sentía una tranquilidad infinita que no quería que acabar. Estaba tan relajado que sentía que en cualquier momento iba a caer en un sueño profundo. Pero no era así. No importaba cuan cansado estaba, ni como anti me pesaban los párpados, ni cuanto sueño tenía. No podía dormir. Una fuerza sobrenatural me lo evitaba. ¡Quería quedarme dormido y no podía! ¿Porque?
Un sonido agudo se escucho muy cerca de mi. Al mismo tiempo que se escuchó el sonido sentí una vibración del bolsillo derecho del pantalón. Era mi teléfono. No sabia que era pero no lo iba a tomar. De por sí batallaba para dormir, mas iba a batallar si agarraba ese teléfono.
Otra vez el sonido agudo y la vibración que venía desde el bolsillo del pantalón. Continuaba con mi decisión, un par de notificaciones no harán que cambie de opinión. No es urgente. Si fueran tres, ahí si lo tomaría como algo urgente. Pero por el momento no lo creo. Debía volver a tratar de dormir tan siquiera unas pocas horas.
Ese sonido agudo y el envío de vibraciones a mi pierna desde el bolsillo derecho de mi pantalón se presentó de nuevo. Esto ahora si era urgente. Me levanté de inmediato, casi dando un salto y metí mi mano en mi bolsillo derecho del pantalón. Saqué el teléfono y vi la pantalla inicial. Tenía tres mensajes del mismo número telefónico. Sin embargo era un número telefónico desconocido. No estaba guardado en mi teléfono ese número telefónico. Era alguien que no conozco. Abrí la bandeja de entrada de los mensajes y los leí.
NÚMERO DESCONOCIDO: ¿Puedes venir al callejón que esta a cuatro cuadras del edificio de tu apartamento?
NÚMERO DESCONOCIDO: No es lo que piensas, si es que pensaste algo malo. Ven, por favor.
NÚMERO DESCONOCIDO: ¡Es Urgente!
Se que no debes hacer caso a un número desconocido, ya que podría ser un secuestrador que me puede llegar a violar, o a sacar mis órganos internos o a explotarme para conseguir dinero. Pero por alguna razón algo en mi subconsciente me decía que la persona detrás de ese "número desconocido" no era un secuestrador ni nada parecido. Y además si algo malo me pasa en ese callejón, del el cual está preocupado porque en las películas siempre pasa algo malo, y muero es porque mi vida estaba marcada para ese punto y ya había llegado mi hora. Así que no había nada que perder, bueno, tal vez la vida.
Salí del apartamento y algo estuvo a punto de quitarme la poca energía que me quedaba para ir hacia ese callejón. Había olvidado que el elevador no funcionaba a esas horas de la madrugada. Tuve que bajar las escaleras. Muchas personas creen que bajar las escaleras es más fácil que subirlas, pues me tomaré la decencia de corregirlos diciéndoles que es igual o más difícil bajar las escaleras que subirlas. Quizás tal vez era más difícil porque estaba muy cansado y parecía que los escalones se movían de lugar. Ya faltaban unos veinte escalones cuando en lugar de pisar un escalón pisé el aire y comencé a rodar como puerco en las escaleras hasta que caí al piso del lobby. Uno de los recepcionistas me ayudo a levantarme y me iba a llevar a la enfermería pero lo detuve y me dirigí a la salida del edificio.
Comencé a caminar en línea recta para pasar las cuatro cuadras a partir de mi edificio. Estaba muy cansado y esto me ponía mas exhausto. Ya no aguantaba dar un paso más. Mi espalda me ardía y quería tumbarme en el frío suelo no importaba si estaba en la calle o no. Pero quería descubrir el misterio de quien era la persona detrás de ese "número desconocido". La motivación es algo grande dentro de ti que aunque sea muy pequeña logra grandes cosas con el fin de lograr un objetivo. Y mi objetivo era saber quien era esa persona. Quería conocer a esa persona. Tal vez esa persona era mi amor destinado. Tal vez era un Alien que vendría por mi para estudiarme para que su planeta conociera mas del ser humano. O tal vez es solo un chiste que me enviaron por mensaje y en realidad no hay nada en el callejón del que estoy a pocos metros. Pero necesito saber. Las preguntas son como una manguera de agua dentro de mi que no se puede cerrar.
Cuando veo que exactamente a cuatro cuadras de mi apartamento hay un callejón, y que estoy a un par de metros para estar enfrente del callejón comienzo a caminar mas lento. Comencé a inhalar aire con la nariz y a exhalarlo por la boca. Como el clima era frío cada vez que exhalaba salía humo de mi boca. Los pasos que daba eran de muy corta medida. Al principio quería saber que o quien me esperaba en el callejón, si es que había algo en el, pero ahora me da miedo acercarme. Ya estaba enfrente del callejón y comencé a girarme sobre mi mismo par quedar frente a frente con el callejón.
Al ver a la persona que había ahí, si había alguien, me quedé congelado. Era como si me hubieran lanzado un hechizo para que me hubiera caído una capa de hielo y me haya convertido en hielo. No podía mover un solo músculo. Mis ojos comenzaban a secarse y se ponían algo llorosos, tenía que parpadear pero ni siquiera podía mover los párpados. No podía mover ni la mas diminuta partícula de mi cuerpo. Lo único que se movía en esos instantes era mi corazón. Este estaba latiendo al principio normal, si así podía llamarse, peor al ver a esta persona se aceleró y parecía que de tanto esfuerzo que hacia pronto iba a hacer un agujero en mi pecho e iba a escapara. Poco a poco la capa de hielo que sentía a mi alrededor se derretía. Ya podía parpadear, baje mis brazos y los puse a mis costados, Comencé a caminar para acercarme a aquella persona, mis pasos eran demasiado cortos, e hice todo lo posible para poder hablar.
-¿E...Er...Eres...? ¿M...M...Ma...Mar? ¡N..N...N...No...No e...e...No es...?-tartamudeaba tratando de completar tan siquiera una frase o una pregunta. Eran intentos fallidos. No lo lograba y no lo lograría. De tanto estar congelada mi boca había perdido casi toda la capacidad del habla. Tal vez el cansancio me hacia alucinar. Tal vez si me quedé dormido en el apartamento y todo esto era un sueño y en realidad seguía dormido en mi cama. Todo esto hubiera sido preferible, pero sabia que podría poner pretextos para no afrontar lo que estaba viendo, pero los pretextos no servirían de nada para desaparecer lo que estaba pasando en estos momentos.
-Hola Gorrito.
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-¡Es como el de la película!-dijeron al unísono varias personas del salón.
Yo comencé a tener una "aducción", si se le puede llamar así, a leer. Cuando estaba en segundo grado de primaria al principio no era tan social y, como no tenía nada que hacer ni nadie con quien hablar durante algunos momentos, papá decidió comprarme un libro. No se como pasó pero, aunque me costó dos años terminarlo, me gustó mucho haber leído y acabado un libro. Entonces le pedí a mamá y a papá otro libro y este lo acabe en un mes. Poco a poco leía mas libros en un periodo de tiempo mas corto. Pero un día estaba buscando un libro que llamara mi atención, y ahí estaba, colocado en una montaña de libros, una trilogía completa. Esta se titulaba Los Juegos del Hambre. No compré la trilogía completa porque no tenía mucho dinero, pero con el primero bastó para adentrarme en esta saga.
Cuando lo empecé a leer estaba en el último año de primaria y cuando ya iba a mitad del libro descubrí que habían hecho una película y esta estaba en el cine. No la pude ir a ver al cine, así que esperé varios meses para que saliera a la venta y enseguida la compré. La vi y me encantó desde el principio hasta el final. Me gustó más el libro porque omitieron varias cosas del libro que me hubiera gustado ver en la película. Después de haber visto y leído la película y el libro de la primera entrega de la trilogía sentía mucha curiosidad por leer el segundo. No me contuve mas y lo compré. Como estaba muy ocupado porque era el primer año de secundaria lo terminé de leer en un mes y medio. No era el único que leía la trilogía, de hecho así fue como conocí a Elliot, a Frank y a Priscile. Ellos estaban tan fascinados como yo, en realidad creo que yo estaba MUCHO más fascinado que ellos.
Poco después descubrí que a finales del año se estrenaría en cines la segunda entrega y ya quería verla. No podía contenerme. Convencí a un amigo de la primaria para que fuera conmigo al cine a ver la adaptación de la secuela y a partir de ese día sentía que era un virus que pronto contagiaría a todo mi alrededor. Eso porque a todos a los que les hablaba de esta saga y película terminaban amándola y se volvían fanáticos.
Al siguiente año entré al segundo año de secundaria con el otro Elliot que conozco desde primaria, con Melanny y con George. Y ese año a finales se estrenaría la tercera adaptación al último libro de la trilogía, lamentablemente se dividiría en dos partes. Ese tercer libro ya lo había leído. Entonces un día salí de compras y fui con mis hermanos a una juguetería. Ahí encontré el símbolo de la saga, era un broche de un ave de oro llamado sinsajo. Como era un gran fanático de esta saga no dude en comprarlo. Y me encontré en la escuela mientras todos lo admiraban y no dejaban de verlo. De haber sabido que iba a ser así no lo hubiera comprado.
Eran principios de clase. Mary Lynn había llegado hace una semana. Ella siempre se había juntado con Valerie, así que creí que la mejor forma de acercarme a ella era hablando y haciéndome amigo de Valerie. Sin embargo me daba mucha pena hablarle, así que me arrepentí. En una clase sin profesor no tenía nada que hacer y, como me gustaba mucho Taylor Swift, me puse a cantar una de sus canciones, estaba cantando I knew you were trouble. Tal vez no cantaba muy bien, pero hacia el intento. Entonces Mary Lynn me escuchó y me volteó a ver preguntándome:
-¿Que cantas?
Yo me quedé petrificado. Ella acaban de hablarme. Su voz, su linda, dulce y maravillosa voz estaba hablándome. No lo podía creer, era como un sueño hecho realidad.
-Canto a Taylor Swift-dije algo tímido con una voz baja debido a que no podía creer lo que estaba pasando.
-¡¿Te gusta Taylor Swift?!-preguntó algo exaltada. Tal vez a ella no le gustaba Taylor Swift y le caería mal si aceptaba. Pero tenía que arriesgarme.
-Si,...creo-dije aun con voz baja.
-¡Increíble! ¡A mi me encanta! ¡Dame esos cinco!-dijo emocionada y luego levantó la palmada su mano, yo la imité y huelo Ramos las manos.
¿Increíble? Increíble era que acababa de hablar con ella y aparte teníamos algo en común. Esto era genial. No me lo podía creer. Ese mismo día salimos a educación física y traía puesto mi broche. Lamentablemente creo que me moví mucho y el broche cayó, ya que llegando al salón alguien quería que le enseñara el broche y ya no estaba. Había perdido un objeto muy valioso, o al menos muy valioso para mi. Fui a buscarlo donde hacíamos educación física pero no lo encontré por ninguna parte.
El viernes de esa misma semana Mary Lynn me hablaba. Estaba sola. ¿En serio me hablaba a mi? No lo podía creer. Me acerqué lentamente y ella me dijo que tenía que decirme algo que para mi seria importante.
-Creo que ya se donde esta tu broche-dijo en voz baja mirando a todas partes como para verificar que nadie estaba escuchando.
-¿De qué hablas?-pregunté haciendo lo mismo que ella hacía.
-Mi hermana me dijo que ayer un niño de su salón se encontró un broche donde hacemos educación física-dijo aun con la voz baja. Según había hablado con ella estos días ella tiene dos hermanas, una en el primer año de secundaria y otra en tercero. La de primer año fue la que vio que un niño de su salón encontró mi broche.
-¿Crees que me puedas llevar a ese niño?
-En este momento no, pero te puedo decir que se llama Han, y mi hermana dice que tiene los ojos verdes muy bonitos-dijo aun con voz baja. Creo que su hermana estaba enamorada de ese tal Han.
Zedrick y George me ayudaron a andar de salón en salón para ver si estaba Han. Caminábamos y a cualquier persona que fuera hombre le preguntábamos su nombre y lo veíamos a los ojos. Muchos tenían miedo cuando hacíamos eso, tal vez creían que los habían reportado y que el director nos había enviado. Me resulto muy gracioso porque en realidad solo buscaba mi broche y estaba haciendo todo un alboroto asustando niños sol notara llegar a este objeto. Llegamos a un salón en el que un grupo de cinco niños jugaban ajedrez. Preguntamos por un niño que se llamaba Han y ahí estaba, tal y como lo había descrito Mary Lynn m. Preguntamos si alguno había encontrado un broche de un ave sabiendo que Han era el que lo tenía, pero no queríamos asustarlo, ya que probablemente si se asustaba iba a negar todo. Todos dijeron que Han lo había encontrado y que este lo tenía, sin embargo Han negaba todo. Tardamos tiempo en describirle todo lo sucedido para que accediera a entregar el broche. Este dijo que me lo entregaría el lunes de la próxima semana debido a que no traía el broche en esos momentos. Yo acepté.
El lunes apenas iba a ir al salón de Han por mi broche pero enseguida Mary Lynn me interceptó y me dijo que Han le había dado el broche a su hermana y que su hermana se lo dio a ella. Mary Lynn me dirigió al asiento en el que se sentaba y sacó de su mochila mi broche dorado con un ave sujetando una flecha con su boca. Se lo agradecí mucho. Le agradecí por ayudarme a conseguir de nuevo mi broche. Esta me dijo que no le agradeciera, dijo que eso es lo que hacen los amigos. Y así fue como me hice amigo de la maravillosa Mary Lynn.
Quería que nuestra amistad creciera para después poder tratar de ser algo mas que solo amigos. Así que un el miércoles de la misma semana en la que perdí mi broche me senté junto a ella. La primera fue historia y dijo que hiciéramos equipos para un proyecto y paso algo increíble, Mary Lynn preguntó si yo quería ser con ella. Solo acepté pero por dentro daba saltos de alegría. Esa primera clase en la que estábamos en equipo no la usamos para trabajar sino para platicar y reírnos. Después dijo que yo era uno de sus mejores amigos y que me tenía mucha confianza. No se como salió esa platica pero me dijo que en el jardín de niños el primer niño que se le hizo guapo o lindo fue uno llamado Nessiot. Entones recordé que el año pasado, el año que conocí a Elliot, Frank y Priscile, estaba en un equipo de robótica y Nessiot estaba en mi equipo.
-¿Por casualidad se llama Nessiot Ponce?-pregunté recordando su apellido.
-¡Si! ¿Lo conoces?-preguntó algo sorprendida. Yo solo asentí.-¡No lo puedo creer Pat! ¡Conoces a mi primer amor de jardín de niños! Bueno, no fue mi primer amor, pero...tu me entiendes-dijo riéndose y gritando. "Que mundo tan pequeño" pensé.
Creí que podía seguir así, cada vez me acercaba mas a Mary Lynn, pero el viernes fue cuando Melanny dijo que necesitaba ayuda con Elliot y Mary Lynn. Ya no tenía oportunidad. Mis intentos e ilusiones de estar con Mary Lynn habían sido quemadas y las cenizas estaban ahora siendo desprendidas por el aire. Siempre que veía Mary Lynn y a Elliot, sin ofenderlos, sentía que era un amor seco, que solo se decían que se querían y que estaban el uno con el otro pero Noé tan de esas parejas cursi. Sin embargo era amor, y hay diferentes tipos de este y por mas seco o mas fuerte que sea el amor este es un sentimiento logra muchas cosas que jamás se cree que se puedan hacer, y eso es cuando el amor es REAL. Quería creer eso, pero no veía eso en Elliot, solo veía un sentimiento neutro. Con Mary Lynn si veía ese sentimiento real, pero me entristecía que esta no se diera cuenta de esto.
Un corte de pelo logra muchas cosas. Durante el fin de semana me cortaron el cabello, por desgracia la señora que lo corto lo hizo mal. Cuando el lunes llegué a la escuela algunos me vieron extrañados, pero no decían nada por respeto. Sin embargo luego me "recomendaron" que me volviera a cortar el cabello para que ya no luciera tan raro. Después Mary Lynn notó que algo estaba mal en mi cabello pero no se rió, dijo que parecía que tenía un gorrito hecho de cabello, y a partir de ese día cada uno nos decíamos de manera única. Yo era el único que le decía Mary Lynn y ella era la única que me decía Gorrito. Era una marca que habíamos dejado el uno sobre el otro. Era una promesa que nos habíamos hecho diciendo que siempre estaríamos el uno con el otro, claro, como amigos.
Era una promesa que creí que nunca rompería.
Fue algo que solo yo CREÍ.¡Hola!
¿Me extrañaron? Tal vez no :/ Pero he aquí el séptimo capítulo. Y ¿qué les parece? ¿Quién será esa persona misteriosa del callejón? Hahaha, ¡Mucho misterio! Mas o menos así soy...
Bueno no me tardo en publicar el octavo capítulo. ¡Y les agradezco por TANTAS visitas a estas historia! En serio, ¡ya llegamos a 1.13k! Si, todos nosotros somos una comunidad. Pero ya no sean fantasmas y comenten que les parece y voten, solo si les gusta. ¡Porfavor! ¡Nos leemos luego estrellitas!
Pd: Haha, ahora les diré así.
Twitter: @PedroFer_Tovar
Wattpad: @PedroFer568
Pd2: Cualquier idea que me puedan dar es aceptable, ahí están dos cuentas para que pregunten o den ideas o congenien conmigo , quiero conocer mas personas. :/ Hahaha, no se crean. O si, no se, soy muy indeciso hehe.
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Estrellas Colapsando
Teen FictionEn uno de sus días normales (en los que no hace nada y se aburre hasta morir), Patrick Toster recibe la invitación a un reencuentro con antiguos amigos. Cuando Pat se ve "obligado" a reencontrarse con viejos amigos, toda su vida da un giro inesperad...