Habían pasado no mas de diez minutos cuando regresé de mi apartamento con la ropa de repuesto en mis manos. Mary Lynn lucía aliviada cuando me vio, al parecer tardé más de lo esperado. Así que no tardé mucho en desvestirme y meterme a la regadera para tomar una confortante, relajante y MUY necesaria ducha. Aun estaba muy dormido, así que las pequeñas gotas de agua fría tocando mi cada centímetro de la piel de mi cuerpo no hicieron daño y lograron despertarme.
Cuando salgo del cuarto de baño, ya estoy vestido con una playera roja, unos pantalones de mezclilla y unos tenis negros. Mary Lynn sonrió y supe que era hora de decirle lo que tenía planeado. Traté lo mas posible que mi cerebro mencionara a mil por segundo para trabajar para lograr elaborar muchas ideas. Como ya había comido, no tenía hambre y podía pensar con total claridad lugares que no fueran restaurantes. Al menos ya había cubierto un paso. Faltaba tener opciones y elegir una.
Sin embargo, pronto logré entender algo. Me había propuesto a mi mismo que iba a lograr hacer el mejor día de Mary Lynn y yo. El mejor día, lo que quería decir que seria TODO el día. Tenía todo un día para sorprender a Mary Lynn y pasarla de lo mejor con ella. Sería de lo mejor, además eso quería decir que no sería necesario elegir sólo UN lugar, sino varios. Mis limitaciones se habían abierto, mas bien, ya no tenía limites. La decisión era más fácil de tomar. Podría elegir el Museo de Historia Natural, a Central Park, al Puente de Brooklyn, la Estatua de la Libertad, el partido de Jets contra los vaqueros... Había muchas cosas y todo lo podía hacer ese día, estaba tan emocionado, pero había un pequeño problema: no estaba pensado en lo que Mary Lynn querría hacer. Había estado pensando sólo en lo que a mi me gustaría hacer, excepto por el museo, ni loco iría a ese lugar por diversión. Se suponía que haría de ese día el mejor ¡para AMBOS! No puedo creer lo idiota que he sido. Era hora de hacer algo, mas bien de pensar y, quizás, de distraer a Mary Lynn para que no sospechara que aun no tenía algo en concreto planeado. Así que pensé en algo, para distraerla le diría parte de mi plan.
-Supongo que quieres saber en plan que tengo, ¿verdad?-pregunté muy dulce como si fuera la persona mas buena de todo el mundo.
-No, para nada. Es mas, podríamos quedarnos aquí todo el día-respondió Mary Lynn algo sarcástica, pero no se contuvo lo suficiente y soltó una pequeña risa.
-Esta bien, el plan es ¡un tour por Nueva York!-dije demasiado emocionado, como si un tour por una ciudad en la que y has estado por varios años fuera la cosa mas increíble de toda la vida.
Pero, vamos, al menos me esforzaba por hacer algo, no es como si no lo hubiera estado intentando. En fin, tenía que saber a que lugar iría primero. Podía empezar de lo mas aburrido a lo mejor, así tendría un final casi inolvidable. Lo mas aburrido de la lista era el Museo de Historia Natural, sin embargo no tardé en tachar eso de la lista. Sí, quería empezar con lo menos entretenido, no con lo mas aburrido de lo aburrido. Si empezaba con eso, Mary Lynn hubiera salido corriendo antes de los dos minutos. Lo siguiente era algo genial, peor era mas temprano, el partido de los Jets y los vaqueros.
¿A Mary Lynn le gustaría el fútbol americano? No sabía, así que tendría que meter la pregunta muy indirecta y discretamente. Sin embargo, aún tenía que esperar para hacer esa pregunta. Mary Lynn ya estaba en la puerta principal del apartamento, esperando a que yo también saliera para dirigirnos al exterior del edificio. No tuve otra alternativa que dirigirme a mi acompañante y salir.
La multitud en las calles era impresionante, había aun mas personas de las que siempre había comúnmente. ¿Qué estaba pasando? No lo sano y, sinceramente, no me importaba; mientras no interfiriera en mis planes con Mary Lynn, todo estaría bien. A empujones y casi muertos aplastados, logramos llegar cerca de un subterráneo, compré las entradas para el metro y nos subimos. Este comenzó a andar. No había movimiento rápido, así que era como estar en un automóvil. Claro, con mucha gente pegada a ti y algunos poniendo su axila en tu cara con un muy mal olor y sin tener algo que hacer; era muy cómodo.
Aunque no estuviera en los mejores momentos y Mary Lynn estuviera incómoda, decidí que era tiempo de preguntarle disimuladamente si le gustaba el fútbol americano, o si tan siquiera no me odiaría por llevarla ahí. Sin embargo no sabía como hacerlo, yo era el tipo de personas que eran PÉSIMAS con las palabras; si quería ayudar, lo único que lograba era empeorar la situación, ¡y mucho! Pero al final, no importaba como saliera, logré formular la pregunta.
-Y...aquí en Nueva York, ¿tienes algún equipo favorito?-pregunté. Se que no fue lo mas disimulado, de hecho no fue para nada disimulado, pero al menos logré hacer la pregunta, ¿no? Y algo es algo, no era alguien a quien se pudiera desanimar fácilmente y eso era bueno...creo.
-Pues, me agradan los Yankees y ¡adoro a los Jets!-respondió Mary Lynn muy simple. ¡¿Que?! ¿No apoyaba a los Vaqueros? De la tranquilizarme, al menso no tendría que eliminar de la lista el ir al estado MetLife para ver a los Jets contra Vaqueros.
-¡Que suerte!-dije en una voz muy baja que creí que sólo yo me había escuchado mientras ladeé la cabeza. Pero al parecer Mary Lynn me escuchó.
-¿Porqué lo dices?-preguntó la castaña algo curiosa.
-Ya son muchas preguntas, ¿no crees?-respondí con otra pregunta, algo nervioso. ¡Casi echaba todo a perder!
-¡Pero tu empezaste!-espetó ella con una sonrisa acusadora.
-Shhh. Hay que esperar a nuestro destino, por ahora, mantente tranquila-dije algo serio tratando de evitar soltar una risa. Mary Lynn estaba a punto de responder, pero al final decidió permanecer callada.
La primera parada fue rápida, pero no era la nuestra. Lo bueno fue que el metro se vació sorprendentemente, lo malo fue que mica otra gente entró para llenar los huecos de la gente que ya había salido. Al darme cuanta de ello, solté un muy largo suspiro gracias a mi desesperación. En el fondo, sabía que no debía desesperarme, Mary Lynn era la que debía estar así y no lo estaba, así que ¿porqué habría de estarlo yo? Estaba con ella y eso era lo importante, y nada iba a lograr que ese gran día para ambos se arruinara.
Pasaron varios minutos más cuando el subterráneo nos dejó lo más cerca posible del estadio y compramos un par de boletos par un camión que nos llevaría directo al estadio. Mary Lynn se sorprendió cuando lo vio de lejos, y fue cuando le dije que esa era la sorpresa número uno. Sí, aún faltaba más.
Entramos al estadio y pagué las entradas, estábamos en una zona media. No era muy abajo pero tampoco era en los asientos que están súper arriba, así que creo que los lugares estaban bien. Lo que no estaba bien era que apenas pagué las entradas y Mary Lynn se había desaparecido. Me asusté demasiado. No sabía dónde demonios estaba aquella chica. Por suerte, mientras caminaba por uno de los locales que había dentro, la encontré afuera de uno de estos portando un jersey de los Jets. Estábamos en competencia, ella apoyaba a los Jets y yo a los Vaqueros, ¿quién ganaría?
-Veinte dólares a que gana Jets-dijo Mary Lynn extendiéndome la mano. Lucia tan bien con ese jersey que le quedaba grande. En realidad, todo le quedaba grande, pero aquello era diferente.
Tomé su mano mientras la agitamos un par de veces y dije-: Apuesta aceptada.
Para el tercer cuarto del juego, este ya iba treinta y dos a diecisiete favor Vaqueros. Sí, mis Vaqueros iban ganando. Sin embargo algo inesperado ocurrió. Los Jets interceptaron un pase e hicieron una anotación; ahí acabó el tercer cuarto. Tal vez los Vaqueros iban ganando, pero aún faltaba el último cuarto, y los Jets estaban a una anotación y al menos un gol de campo de acabar con los Vaqueros. Y así ocurrió, todo el estadio se levantó en vítores y comenzaron a sacudir sus pañoletas con el logotipo del equipo, algunos aventaban sus vasos llenos de alcohol y otros festejaban con sus acompañantes o hasta con desconocidos, justo como hizo Mary Lynn con un señor de aproximadamente cuarenta años. Después de aquello comenzó a reírse en mi cara y a dar vueltas alrededor de mí mientras gritaba que había perdido. Creo que saber que casi toda la gente que nos rodeaba en aquella parte del estadio valía los veinte dólares que le pagaría a Mary Lynn.
Después de aquella humillación para ambos, ella por hacerlo y yo por haber estado con ella, me di cuenta que ya eran las seis y media de la tarde. No nos alcanzaría para mucho, pero no importaba, esas salidas las podía continuar al día siguiente y al siguiente y así por mucho tiempo. Mary Lynn estaba conmigo, después de todo lo malo que habíamos pasado, al fina ambos recibimos una "recompensa". Ya no había más sufrimiento.
Era hora de la segunda sorpresa, la llevaría a ver una película o una obra de teatro. Bueno, eso iba a hacer, pero entonces vi un anunció de que las entradas a un parque de diversiones estaban al dos por uno, o sea que sólo pagaría la entrada de Mary Lynn. No lo hacía por la oferta, en parte sí, pero hacia mucho que no iba a un parque de diversiones y esa era una gran oportunidad.
Le comenté la idea a Mary Lynn y esta se emocionó demasiado, al parecer le había agradado la idea. Así que enseguida nos dirigimos al parque. Al llegar entendí porque estaba la oferta, el día anterior se había terminado de construir una montaña rusa gigantesca y muy rápida, así que desde el día anterior hasta la siguiente semana estaría aquella oferta.
Entramos al parque y enseguida nos dimos cuenta que estaríamos ahí un buen tiempo. El parque estaba a reventar, no me sorprendía, ya que había una oferta que nadie quería desaprovechar. Al primer juego al que nos subimos fue a uno que está colocado en algo parecido a un tubo, en ese juego te suben hasta la punta de ese tubo lentamente y, de la nada, te baja demasiado rápido y después vuelve a subir y a repetir lo mismo varias veces. Después nos subimos a unas sillas voladoras, las cuales no eran muy arriesgadas, pero te diviertes mucho y la sensación de estar arriba holgado mientras das vueltas era increíble.
Pronto me dio sed y le dije a Mary Lynn que iría por una bebida mientras ella hacía fila para otro juego, tal vez no fue muy caballeroso de mi parte, pero ella accedió.
Me dirigí a uno de los pequeños locales ubicados en el parque y pedí una soda de limón. Como no había mucha gente, el señor del local me atendió rápido y enseguida obtuve mi soda. Tal vez no había hecho muchas cosas ese día, pero fue de lo mejor, ¿Porqué? Porque estaba con ella. Estaba con la chica de mis sueños y esta vez ambos estábamos donde queríamos estar.
Me di la vuelta para dirigirme al juego en el que Mary Lynn estaba haciendo fila para entrar. Sin embargo al darme la vuelta no encontré el juego ni a ella de inmediato, me encontré con una sorpresa y una muy grande. No sabía si aquella persona era quien yo creía . Era la misma melena color dorada, pero estaba más corta que cuando la vi la última vez. Era la misma persona, pero portaba una ropa y estilo que jamás me imaginaría sobre esta; una falda blanca con varias partes negras, unas zapatillas color durazno, una blusa negra y un pequeño bolso café claro. Y cuando esta dio media vuelta, logré ver parte de su rostro, labios profundamente rojos, ojos azules y muy cristalinos y una piel exquisita y pálida. Era aún más bella que cuando la había visto por última vez. Era ella, estaba casi seguro. Pero había cambiado. Sin embargo era la misma persona. La misma persona que me confundió y que me mantuvo hipnotizado por dos días. La misma persona con la que en serio quería hablar en esos precisos momentos.
Era Kayla.
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Estrellas Colapsando
Teen FictionEn uno de sus días normales (en los que no hace nada y se aburre hasta morir), Patrick Toster recibe la invitación a un reencuentro con antiguos amigos. Cuando Pat se ve "obligado" a reencontrarse con viejos amigos, toda su vida da un giro inesperad...