CAPÍTULO 14

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Las estrellas brillantes se habían apoderado de un gran cielo oscuro que se posaba sobre todas las personas. Aunque de vez en cuando había oleadas de viento, el calor era abundante. Cualquiera creería que al ser de noche todo estaría más oscuro, sin embargo era todo lo contrario. Las luces de toda la ciudad estaban encendidas, pero aunque aquellas luces brillaban mucho, nunca lograban cegarme.
Cuando salimos del restaurante, me despedí de todos y antes de despedirme de Mary Lynn esta me dijo que aún no era necesario despedirnos. Me quedé confundido después de escuchar su respuesta, al parecer lo notó, ya que me dijo que aún quería visitar otro lugar ese día. Tenía planes, y para eso me dijo que teníamos que ir a mi apartamento. Traté de preguntarle en que consistía lo que quería hacer, y me dijo que sería sorpresa, pero que no quería que yo pensara que ella no cumple sus promesas.
Me quedé pensando mucho tiempo aquellas palabras. ¿A qué se refería al decir aquello? Me daba risa al pensarlo porque ya lo pensaba, ninguna de sus promesas las había cumplido. Excepto la que se hizo a ella misma, que consistía en que siempre me haría sufrir. Eliminé ese pensamiento enseguida, las cosas, por el momento, habían salido bien y no quería arruinarlo con mis pensamientos negativos del pasado. En fin, solamente la seguí. No se porque hacía eso, yo era el que debería estar guiando, ya que al lugar al que nos dirigíamos era MI apartamento. Pronto Mary Lynn y yo teníamos el mismo ritmo y caminábamos hombro con hombro. Mientras caminábamos, algunos taxis pasaban por nuestra lateral derecha, pero por más que les gritábamos, ninguno se detenía. Justo cuando faltaban ya tan sólo unas tres bloques, un taxista se dignó a detenerse y subirnos al taxi. Creí que Mary Lynn entablaría conversación o algo parecido, pero no, el taxi era como una cabina del silencio. Un silencio con una gran abundancia de palabras escondidas y guardadas. No pasaron más de ocho minutos cuando el taxista nos bajó justo enfrente de el gran edificio en el que estaba ubicado mi apartamento, Mary Lynn iba a pagar pero algo por dentro me impidió que dejara que ella hiciera eso y yo me apresuré a darle el dinero al taxista.
Entramos al edificio, Mary Lynn subió al ascensor y me preguntó si no iba a subir, yo negué y subí por las escaleras. Necesitaba poner todo en orden, mis pensamientos, mis recuerdos...mis sentimientos. ¿Qué era lo que sentía por Mary Lynn? ¿Qué era en realidad lo que sentía por Mary Lynn que no podía permitir que Elliot supiera que ella estaba en la ciudad? Estaba algo molesto con ella por varias razones, la primera era que me había ilusionado con la idea de que había cambiado y se quedaría conmigo, y la segunda era que me había hecho una promesa y la rompió. Sin embargo volvió, por alguna extraña razón volvió y tenía que aprovechar aquella oportunidad. Pero aún no sabía si aquel amor que sentía por ella era bueno, o si era malo. Pero lo que sabía era que, aunque siempre la quise, el amor fuerte que sentía por ella había vuelto a mi.
Subí y al entrar al apartamento me encontré Mary Lynn viendo televisión. Cuando esta me vio, me preguntó si podía usar el baño. Yo sólo asentí y logre ver que Mary Lynn sostenía una pequeña bolsa en la que, según vi, llevaba algo de ropa. Entonces fue cuando me di cuenta que esta quería el baño para ducharse y ponerse algo nuevo de ropa. ¿Tendría que ver con los planes que tenía? No me molesté en preguntar, sólo fui a la cocina y comencé a ver algo de televisión.
Mientras veía unas entrevistas con actores de las películas que vendrían próximamente, logré sentir a mi teléfono que vibraba sin parar. Creí que pronto acabaría, pero pronto la vibración se volvió continua debido a que no paraban de llegar los mensajes. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Quién estaba enviando todos esos ?
Para cuando tome mi teléfono, Mary Lynn ya estaba en el segundo piso, por suerte, ya que lo vi en los mensajes fue una sorpresa y un susto total. Mi corazón se detuvo por unos segundos, creí que moriría en esos instantes. Todos los mensajes provenían del grupo de los del reencuentro. Todo comenzó por que Donna envió una foto en la que salíamos Flower, Flower, Mary Lynn y yo, diciendo que por fin de habían cumplido mis sueños. Fue entonces cuando Elliot, según demostró en el mensaje, se sorprendió y se enojó, por lo cual envió varios mensajes para saber donde estaba Mary Lynn, o preguntando por que demonios había decidido cenar conmigo. Después Melanny respondió que no era Mary Lynn la de la foto, sino ella. Era creíble, ya que en la foto Mary Lynn salía de espaldas. Según los mensajes, después del mensaje de Melanny, pasó media hora para que los demás coemnzaran a responder. No podía creer que todos estuvieran de acuerdo con Melanny, todos negaban que fuera Mary Lynn la que estaba en la foto y además aseguraban que era imposible que Mary Lynn estuviera en la ciudad. Aquello me confundió mucho, ¿porqué negaba la aparición de Mary Lynn? No era el tiempo para pensar en eso, asi que decidí llamar a Flower.
Esta no tardó mucho en contestar.
-¿Viste lo que acaba de pasar?-pregunté a Flower.
-Pat, no creeras que ellos lo negaron por propia voluntad-dijo Flower con algo de obviedad. Tenía razón, nadie sabía que debía evitar que Elliot se enterara de la aparición de Mary Lynn en la ciudad.-Al ver la foto, llamé a Melanny y acordamos que le llamaríamos a todos para evitar que Elliot se diera cuenta que Mary estaba en la ciudad.
-Eso tiene sentido. Bueno, gracias, en serio te lo agradezco mucho-dije esbozando una sonrisa, aunqur sabía que para Flower no sería visible, y colgué.
Antes de que lograra volver a sentarme para seguir viendo televisión, el timbre del apartamento sonó y me acerqué a abrirla.
Cuando abrí la puerta, me encontré con una gran sorpresa. Al principio me alegré, pero después me extrañé por la expresión de la cara de persona que tenía enfrente. Era Donna. Donna era de las personas que o estaban serias, lo cual no ocurría muy comúnmente con ella, o estaba sonriendo o riéndose a carcajadas por las payasadas y ocurrencias que hacía. Sin embargo cuando abrí la puerta, me encontré con una Donna llena de lágrimas y con la cara roja como un tomate. Enseguida me acerqué a ella y le pregunté que le pasaba.
-Lo siento mucho, Pat. Es que no sabía lo que pasaba y cometí un gran error al enviar la imagen-decía Donna mientras se abalanzaba hacia mi y me daba un abrazo. Al parecer Donna creía que aquello me había DESPEDAZADO.
-Donna, se que lo hiciste sin intención, además, ¿cómo ibas a saber tu que estaba pasando por aquel "problema"?-pregunté tratando de consolarla.
-Si, pero debí saber que a Elliot se enojaría al verte con ella y que por eso trataría de volver con ella-explicó Donna mientras se secaba las lágrimas.
-No te preocupes...espera, ¿porqué dices ...?-comencé pero Donna me cortó.
-Es que ahora vas a estar todo así... Vas a estar triste, amargado, sin palabras, aburrido...-decía Donna mientras hacía cosas raras con mi cara.
-Donna, así estoy siempre.
-Pero es que no entiendes...
-Donna...
-...tu vida ahora va a estar peor que antes y...
-Donna...
-...vas a seguir con tu autoestima súper baja...
-Donna...
-...y vas a querer suicidarte...
-¡Donna!-grité algo desesperado. Pero logré lo que quería, Donna por fin dejó de hablar.-Creo que estás exagerado. Yo estoy bien, además Mary Lynn está aquí y todo está de maravilla-dije para calmarla o para que ya no hablara tanto, cualquiera de las dos sería buena para mi.
-¿E-en serio?-preguntó Donna mientras se sonaba la nariz con un pañuelo que sacó de su chaquetilla.
-Si. Así que tranquilízate, puedo prepararte un café si quieres, ya sabes, para la nostalgia y que se te pase todo eso-dije mientras me dirigía a la cafetera, hasta que me di cuenta que la puerta del apartamento seguía abierta.
-Bueno, ahora que ya todo esa arreglado, ¿adivina que?-preguntó Donna con una gran sonrisa en la cara, no podía creer que aunque la nostalgia se le había pasado seguía roja. En forma de respuesta, yo sólo arqueé mis cejas.-¡Te traje una sorpresas! Bueno, más bien ¡dos!-aclaró entre risas.
Me aproximé a la puerta para cerrarla. Por un lado me daba miedo que Mary Lynn saliera del baño, ya que se encontraría con Donna y sus sospechas incrementarían más y probablemente sabría lo que en realidad estaba pasando. Pero Donna era una de mis mejores amigas y no la podía correr así sin más. Cuando Donna dijo lo de las sorpresas, me pregunté donde las estaría guardando. No había lugar. Donna portaba su cabello rubio, lindo y liso suelto, tenía una blusa roja, un pantalón de mezclilla, unos converse negros y un corto saco beige. Sus ojos color tronco de esquino no habían cambiado, sus grandes cachetes seguían igual y su incapacidad de lograr dejar de estar roja seguía igual. Donna seguía siendo más alta que yo. No había cambiado mucho.
-Creo que será mejor que cierre la puerta, no queremos que una manada venga y nos arrolle, ¿o si?-pregunté en forma de chiste mientras soltaba una pequeña risa y cerraba la puerta.
-Pero la sorpre...-comenzó Donna pero un gritó la interrumpió. Un gritó que provenía de afuera del apartamento la interrumpió.
-¡Pat!-dos jóvenes gritaron al unísono. Ese gritó fue MUY ensordecedor.
Conocía aquellas voces y, si no me equivocaba, aquellas jóvenes venían corriendo. Y, si eran quienes creía que eran, quería decir que... ¡Oh no!
Antes de lograr cerrar la puerta por completo, una gran fuerza proveniente por detrás de la puerta me empujó y caí de boca contra el suelo. Lo que sea, mejor dicho quien sea, que haya ocasionado la fuerza para tumbarme, cayó sobre mi, lo cual logro que no pudiera levantarme por un par de minutos. Al lograr levantarme, comencé a a hacer una que otra flexión para tronarme la espalda y lograr sentirme mejor. Cuando por fin se alivió mi dolor en la espalda, logré ver las causantes de aquel problema : Valerie y Mellanie. Aunque estas dos me tlaquearon y casi me rompen la espalda, nompude evitar sentime alegre, estas tres juntas me hacian la vida, a TODO le veían el lado bueno y te sacaban una sonrisa, ellas eran las oersonas mas ocurrentes del planeta. Ambas, Valerie y Mellanie, me saludaron enseguida; yo sólo iba a darles un casual apretón de manos, pero estas se abalanzaron sobre mi dándome un gran abrazo.
-Sin resentimientos por lo que dije ayer en el restaurante, ¿verdad, Pat?-preguntó Mellanie mientras me daba un apretón de manos.
-¡Por supuesto! Jamás soportaria estar molesto con ustedes-dije mientras las veía a las tres juntas.
Aquellas tres eran inseparables y, además, ellas ello habíamos desarrollado un gran lazo afectivo. Valerie portaba una blusa floreada, unos jeans oscuros, unos vans y su cabello ondulado lo traía suelto. Mellanie, por otro lado, traía su cabello liso suelto, una blusa negra, unos jeans de mezclilla algo apretados y unos tenis azules con flores blancas.
-Entonces, ¿también Mary está aquí? ¿En el apartamento?-preguntó Valerie mientras echaba un vistazo a las escaleras.
-Si, pero por el momento se está bañando. No se preocupen no trada en bajar-dije mientras echaba tambien un vistazo por las escaleras.
Lo que había dicho era cierto, Mary Lynn no tardaba en bajar, asi que me pregunté lo siguiente: ¿en serio quería que Donna, Valerie y Mellanie estuvieran cuando Mary Lynn bajara? Sinceramente, no lo habìa pensado antes. No sabía cual sería la reacción de Mary Lynn al ver a estas tres. Probablemente se emocionaría y hablarían muy bien, pero después esta comenzaría a interrogarlas, sin intención, y las tres al estar bajo presión me delatarían y todo estaria arruinado. Me veo obligado a decirles que nos podemos ver luego en otro lugar y otro día, pero estas se me adelantan.
-Creo que deberíamos irnos, Pat-dijo Donna mientras llevaba a las otras dos chicas hacia la puerta.
Yo sólo asentí y fui detrás de ellas. Siendo sincero, que se fueran me dolió mucho. Ellas eran de mis mejores amigas, estaban siempre ahí y eran de las pocas que no me habían abandonado.

Estrellas ColapsandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora