CAPÍTULO 12

82 2 2
                                    

Las calles estaban desoladas.
Algo raro para ser Nueva York. O cualquier otra ciudad. Había estado en demasiados lugares y en ninguno las calles habían estado tan solas. Parecía una ciudad fantasma, pero ahí eso era casi imposible. Algunas nubes comenzaron a aparecerse en el gran cielo azul. Faltaban un par de minutos para que fuera medio día. Faltaban un par de minutos para comer con Kayla.
Una brisa de aire se presentó y eso logró que me relajara. Estaba a pocos metros de llegar al local en el que se encontraba Kayla. Cuando llegué no la vi, pero después todo a mi alrededor se volvió negro y algo estaba apretando demasiado fuerte mis ojos. Después la voz que me estaba tapando los ojos preguntó:
-Adivina quien soy, encanto.
Era Kayla, OBVIAMENTE. No podía creer que recordara lo del "encanto", en especial por el énfasis que le dio. Además había pasado mucho tiempo desde que aquel acontecimiento había ocurrido. Bueno, al menos para mi mas de doce horas son suficientes para olvidar algo así.
-Kayla, se que eres tu-dije mientras tomaba sus manos, giraba y estábamos frente a frente tomados de las manos.
Fue algo incómodo y duró mucho tiempo. Yo solo solté nuestras manos. Ella tenía esa gran sonrisa plasmada en su rostro, era muy linda, no pude evitar sonreír junto a ella. Por mas que trataba dejar de sonreír no podía, de hecho podría decir que mi sonrisa se hacía más grande. Sólo una persona había logrado algo parecido, si no igual, a esto.
Mary Lynn.
El turno de Kayla había terminado, ese día le tocaba trabajar durante la mañana. Elegimos una mesa para dos, en la cual nos sentamos frente a frente. Antes de sentarnos compramos algo para comer y beber. Yo pedí unos nachos con queso y elote y un te helado de limón negro. Nunca me habían gustado las bebidas gaseosas, y si alguna vez bebía de estas era de la transparente sabor limón. Kayla pidió un perro caliente con ketchup y mayonesa y una coca sabor cola. Me reí un poco al escuchar como el cajero decía el nombre de la bebida de Kayla, imaginaba una soda con sabor a eso.
-Y ¿cómo y dónde has estado?-preguntó Kayla mientras daba un sorbo a su soda.
Al principio esa pregunta me sonó algo acosadora. Tal vez preguntar como estaba no lo era, pero preguntar donde he estado sonaba muy acosador. Sin embargo decidí ignorarlo y fingir que era normal. Claro, al poner atención a la pregunta decidí no contestarla completa.
-Bien, en mi apartamento, ¿y tu?-contesté devolviéndole la pregunta. Esperaba no haber sonado acosador.
-Muy bien, me da mucho gusto que hayas venido. Sabes, se mucho de ti, pareciera que te leo como a una revista.
-Pruébalo-dije mostrando una sonrisa y con un tono incrédulo.
-Tendría que ser mi apartamento-dijo Kayla con una gran sonrisa plasmada en su rostro, apretando los labios y arqueando las cejas.
-Bueno, estaría bien pero no sé cuando nos iremos.
-Tu puedes decirme cuando se acaba-dijo con una voz muy linda.
-Esta bien, gracias. Creo-dije algo extrañado. Por alguna extraña razón sentía que ella estaba cantando.
-Sabes he tenido muchos novios y te dirán que estoy loca o algo así pero no te lo creas-dijo mientras su sonrisa desaparecía y comenzaba a aparecerse una cara triste.
-Jamás lo creería de ti, eres demasiado linda-dije tratando de hacer que se sienta mejor, después tomé sus manos.
¡¿Que?! Ese movimiento fue completamente involuntario. Jamás lo planeé. De la nada sentí que mis manos se deslizaban por la mesa y se entrelazaron en las suyas. ¿Por qué hice eso? Me sentí como un completo tonto. Pero no solo eso, también me sentía muy perdido. Si estaba haciendo eso quería decir, para mi parecer, que no tenía muy claros mis sentimientos. Y eso no era nada mas ni nada menos que un gran problema y un...ENGAÑO. No podía pasarme eso. Justo ese día acababa de tener uno de los más dolorosos y mas hermosos encuentros de toda la vida. Eso debía ser una maldita broma.
-¡Pat!-gritó una mujer con el pelo rizado color negro, algo delgada, tez pálida y unos labios profundamente rojos.
No la reconocí a simple vista. Estaba muy perdido en la conversación de Kayla y en su rostro. Ella era una muy buena persona, era de lo mejor. Me sentía muy bien con ella aunque solo la había visto dos veces. Sentía que eso era una señal. Pero no lo creía. Cuando por fin me olvidé de Kayla casi por completo pude ver bien el rostro de la joven que había pronunciado mi nombre. Era..¡Rubby! Formaba una sonrisa con sus labios y saltaba de felicidad con los brazos arriba. No se notaba mucho.
-¡Rubby!-dije mientras me levantaba del asiento para después abrazarla y saludarla. Ella estaba demasiado contenta y no paraba de gritar de felicidad.
Así es como yo me imaginaba el reencuentro, no con todos, o al menos la mayoría, peleando. Eso era completamente diferente a lo que había ocurrido apenas un día anterior.
-Que felicidad me da verte, y aprovechando esto, ¿adivina que?-preguntó mas feliz que antes. Yo solo arqueé las cejas esperando una respuesta.-¡Ví a Owen!
-¡Genial! Aunque supongo que fue algo complicado, ¿verdad?-dije mientras contenía las ganas de reírme. Había pasado mucho tiempo desde que le había hecho algo como eso a Rubby.
-Si, la verdad si. No esperaba encontrármelo y fue una completa sorpresa, claro, fue muy bue... ¡Oh! Ya entendí, ¡que malo, Pat!-me gritó mientras me daba un pequeño golpe en el hombro.
-Oye, cuando decías que fue muy bueno, ¿te referías a la escena o a él?-dije con tono sabio pero aguantándome otra gran risa.
-¡Pat!-gritó mientras golpeaba mi hombro, de nuevo, pero con mas fuerza. Después miro al horizonte y se mordió con demasiada fuerza el labio inferior.
-¡Rubby! No es necesario imaginarte con el a solas...en público-dije con cierta repugnancia pero al mismo tiempo riéndome por dentro.
-¡Ay, ya cállate! Y, ¿quién es ella?-preguntó mientras saludaba a Kayla y ambas se presentaron.
Después Rubby se ofreció a contarme como fue su "gran" encuentro con Owen.
Rubby iba caminado por las calles llenas de gente, ella iba a pasarTimes Square para ir a un salón de belleza. Sin embargo antes de eso se topó con un gran edificio que llamó su atención. Era una compañía llamada "McArthy Industries". A ella le llamó la atención ese apellido, OBVIAMENTE, ya que ella se sabe el nombre completo de Owen y ese era su apellido. Así que entró y se acercó al mostrador en el que estaba una secretaria. Rubby, por curiosidad, decidió preguntar de dónde provenía la empresa. La secretaria le respondió que un joven entusiasta fundó aquella empresa hace cinco años, su nombre era Owen McArthy. Como cuando Rubby contó la anécdota se mordió el labio, supuse que así fue como reaccionó al saber el nombre del fundador de la empresa. Decidió pedirle de favor que le diera la información de donde lo podría encontrar, y, para sorpresa de Rubby, estaba en su oficina, la cual estaba ubicada en el último piso del edificio. La secretaria le dijo a Rubby que aguardara, ella aguardó y cuando la secretaria regresó le dijo que el "Sr. McArthy" estaría encantado de verla en ese momento.
Después de contarnos la historia sonó el teléfono de Rubby y esta se despidió y compró unas papas fritas, una gran hamburguesa doble y una soda de limón. Como no había más lugares Rubby se sentó en una mesa que estaba detrás de nosotros, Kayla y yo. Apenas me volví a sentar y Kayla tomó mis manos entre las suyas.
No se como el tiempo pudo pasar tan rápido pero para cuando volteé hacia la ventana ya eran más de las tres de la tarde. ¿Cómo lo supe? Detrás de la ventana del local había unas manos pegadas a la ventana, un par de ojos color miel maple y un cuero cabelludo muy suave sobre la cabeza de esta. De esa joven. De Mary Lynn. Cuando mis ojos conectaron con los suyos mis ojos se abrieron tanto que parecía que saldrían volando, mi boca se quedó completamente abierta y mis nachos se derrumbaron. Mary Lynn sólo abrió la boca y gritó mi nombre mientras giraba y se alejaba. Yo también grite su nombre y esto llamó la atención de Kayla. A mi no me importó, seguí caminando hasta la salida del local.
-¿Quién es esa tal "Mary Lynn"?-logré escuchar que preguntaba Kayla a Rubby.
-Es la chica de la que Pat siempre ha estado enamorado-respondió Rubby como si estuviera presenciando una gran escena romántica.
-¿Qué?-preguntó Kayla gritando.-Estoy llorando una tormenta por tu culpa, Pat. Pero puedo revertir las tablas y no te gustará-dijo Kayla exagerando las cosas, gritando y, para mayor vergüenza mía, llorando.
-¿De qué hablas?-pregunté tratando de calmarla y a los demás también.
-Más bien de que no hablo, Pat. ¿Quién es ella? Voy a emborracharme por los celos, pero veras que volverás porque crees que soy un sueño hecho realidad, pero ¿adivina qué? Soy una pesadilla, y ya anoté tu nombre en mi lista de desamores-dijo Kayla ente lágrimas y gritos mientras arrojaba mi té helado directamente hacia mi.
Por suerte salí corriendo del local y el té helado cayó en la puerta. Algo por dentro me decía que Kayla tendría que conseguir un nuevo empleo tarde o temprano.
Ví a Mary Lynn algo lejos de donde yo estaba, así que comencé a correr rápido para alcanzarla. Al parecer Mary Lynn escuchó mis pisadas porque apenas comencé a correr y esta lo hizo también. Por suerte traía unas zapatillas y se cansó al instante y tuve oportunidad de alanzarla. Traía puesto un pantalón de mezclilla apretado y una blusa verde menta, su cabello estaba peinado en una trenza. Se veía más linda que de costumbre.
-¡Mary!-grité. Aunque ya estaba junto a ella, esta se seguía alejando.
-Nunca me habías dicho Mary-dijo con una voz triste y entrecortada.
-¿Que hacías ahí?-pregunté algo triste y preocupado por que me había atrapado con las manos en la masa, si así se le podía decir. Kayla era más bien mi amiga, pero estaba claro que algo de ella había logrado entrar en mi.
-Bueno, habíamos acordado vernos en tu apartamento a las tres de la tarde, y no estabas, ya había pasado media hora así que me fui y una cara me resultó familiar...-dijo mientras después se quedaba pensando y comenzó a ver el horizonte.
-¿Qué pasa?-pregunté extrañado. ¿Acaso conocía a Kayla?
-¿Qué hace Rubby aquí? O sea, en la ciudad en la que tu vives-preguntó algo extrañada, era como si tratara de deducir algo debido a sospechas que había ido recolectando.
Al principio iba a decirle la verdad, pero entonces un terrible dolor de cabeza se avecinó y comencé a escuchar una voz a mis espaldas. Era la voz de Melanny. Claro, ella no estaba ahí, pero la escuchaba dándome una advertencia. "Recuerda lo que te dije, si ambos se enteran más sufrimiento tendrás..."
-No lo se, pero visité a Melanny y pregunta si se pueden ver-dije rápidamente para que no notara mi nerviosismo.
-¿¡Melanny!? ¿Ella también esta aquí? ¿Acaso hubo un reencuentro y están todos en esta gran ciudad?-preguntó como sí fuera un chiste.
No contesté.
Mary Lynn era demasiado lista. Era casi imposible engañarla, ya que ella siempre lograba conocer la verdad. Eso era muy bueno, yo siempre quise saber hacer eso porque la gente me hacía bromas y me engañaba fácilmente. Pero había una palabra clave ahí: "casi". Aunque las posibilidades fueran pocas tenía que intentar engañarla. Así qué respondí con lo que yo creía mejor.
-No, claro que no-dije mientras le hice una seña para que comenzáramos a caminar. El clima se estaba haciendo más frío y algunas nubes se posaban sobre el sol, el cielo seguía algo despejado.-Sólo que iba caminando ayer en la noche y me la encontré, así que decidí visitarla hoy-dije un poco rápido porque las palabras se formaban en mi cabeza y tenía miedo de que de la nada se me olvidaran.
Comenzábamos a caminar más rápido. Una corriente muy fuerte, pero muy rápida de aire pasó por nosotros y el cabello se me despeino y la trenza de Mary Lynn se fue hacia atrás.
-Supongo que no fue oportuno que me presentara en eso momentos-dijo tratando de sonar molesta pero en realidad estaba triste y confundida.
-Sinceramente, creo que fue muy oportuno. De no ser por ti nunca me hubiera dado cuenta de que aquella chica era una demente, o algo así-dije extrañado y una risa se escapó de mi boca.
Ella comenzó a reírse conmigo. Me quedé impactado. No supe si yo me me detuve o si el mudo a mi alrededor se detuvo. Los autos se detenían poco a poco, las personas callaron y se detuvieron en seco, algunas a punto de caerse, otras a punto de dar un mordisco a su bocadillo, otras con la boca abierta, las moscas se quedaban flotando al igual que los pájaros, ella también se había quedado parada frente a mi. La veía y me daban ganas de escapar de la ciudad con ella, lejos de todo el mundo. La observaba y lograba darme cuenta de que era MUCHO más alta que antes, y eso que era la menos alta de todos. Me imaginaba un final feliz con ella. Así era como la recordaría, con los rayos sol en la cara, sus labios pintados de rosa, esa gran sonrisa plasmada en su cara, y todo su maravilloso ser.
Sin embargo sabía que nada era para siempre, y eso era demasiado bueno. Tarde o temprano algo saldría mal.
Todo volvió a la normalidad y se comenzó a mover, menos las estatuas y lo que era imposible que se moviera, claro.
Mi estómago rugió y fue cuando me di cuenta que aún no comía bien. Y después recordé que aún tenía pendiente la comida con Mary Lynn.
_________________
"...fue hasta que acepté las cosas,
cuando logré despertar de la horrible
pesadilla y viví un nuevo día.
Las plantas marchitadas ahora eran grandes rosas,
nunca supe apreciar lo mucho que en realidad tenía.
Comencé a ver todo con grandes sonrisas,
y dejé atrás el sufrimiento que antes con mucha frecuencia sentía."
Una frase que escribía mientras estaba aburrido en clase de biología. Las materias eran algo complicadas, o al menos más de lo que yo creía que serían. Al parecer había olvidado la primer regla de vida que me había puesto: "Nunca esperes mucho de algo o de alguien porque sí no es lo que esperas terminarás decepcionado y acabado." Pero aún así me gustaban esos días en la preparatoria porque usaba la dificultad como un reto a conseguir. Siempre usaba mi creatividad para escribir, si así se le puede llamar, para no aburrirme, pero también para lograr expresar mis sentimientos. Así no habría necesidad de lastimar a la gente si estaba de mal humor, lo cual ocurría rara vez.
-¿Estas escribiendo otro de tus poemas?-preguntó Mellanie mientras acababa de escribir mi frase.
-Te he dicho demasiadas veces que no son poemas, ¡son frases!-corregí a Mellanie, quien apenas acabé de escribir y agarró la hoja.
Mellanie la sostuvo por unos momentos mientras pasaba sus pequeños ojos por cada palabra de cada renglón de cada párrafo que escribí. Cuando terminó de leer la frase en su mente comenzó a leerlo en voz alta de manera dramática, lo cual hacía con todas las frases que yo hacía.
-Esta muy bonito el poema, ojalá en realidad sientas eso-dijo al terminar de leer la frase.
-¡Que es un poema!-dije algo desesperado.
-Si, claro, lo que tu digas-dijo mientras se alejaba para irse con Valerie y Donna.
Después de dos MUY largas y DEMASIADO aburridas horas de clase al fin tocó el timbre. Salí de mi salón y vi algo que me bajó el ánimo, más de lo que ya estaba. Eran Mary Lynn y Elliot saliendo del laboratorio abrazados. Traté de seguirlos para...no se para o porque. Algunas veces me preguntaba si por alguna casualidad yo era masoquista o algo así. Elliot se ofreció a llevar a Mary Lynn pero esta se negó porque tenía un compromiso familiar, entonces se despidieron dándose demasiados besos en el cachete. Tenía ganas de salir corriendo pero por alguna extraña razón no lo hacía.
Fue hasta que Elliot se comenzó a alejar cuando decidí irme directo a casa.
Cuando estaba por afuera del plantel me encontré con Melanny. Lucía muy feliz, más de lo normal. Pero yo no estaba de un gran humor como para hablar o estar con alguien. Lamentablemente Melanny se acercaba rápido y no podía alejarme, no quería ser malo ni grosero con ella, así que desde el fondo de mi ser deseaba y pedía que por favor no se me acercara. Fue un intento fallido, se acercó a mi y me saludó. Para mi sorpresa yo le respondí bien el saludo.
-¡Hola! ¿Cómo has estado?-preguntó muy amablemente Melanny y con una gran sonrisa en su cara.
-¡Hola! Bien, ¿y tu?-pregunté. No se como, pero una sonrisa se formó en mi rostro.
Y así fue como una conversación se creó. Ella me comentó sobre varias situaciones que ella ha pasado, la que más le ha gustado fue la que la dejó con esa gran sonrisa en su cara. Me dijo que con una sola palabra lo podría describir: Albert. Resulta que ella y el habían estado a punto de salir varias veces, pero nunca lo lograban debido a varios obstáculos que se le presentaban a uno o a ambos. Pero ese día fue diferente, Albert había llevado una gran manta y un ramo de rosas, incluso se quitó los lentes para lograr hacer algo increíble...le pidió a Melanny que fuera su novia. Y, obviamente, Melanny aceptó. Cuando Melanny me contaba esto no podía parar de sonreír, pero de tanta felicidad e impresión derramó algunas lágrimas. Yo me emocionaba cada vez más hasta que llegó al final. Creí que necesitaba un abrazo así que solamente abrí mis brazos y ella los aceptó.
-¿Quién eres y que le hiciste a Pat?-preguntó entre varias risas mientras se despegaba de mi.
-Nada pero, vamos, ya llevamos más de diez años de ser amigos-dije después de reírme un poco.
Si, Melanny y yo nos conocíamos desde que comenzamos la primaria. A mi siempre me ha costado mucho tenerle confianza a los demás pero por alguna razón Melanny cada vez se ganaba más mi confianza. Era la mejor amiga que había tenido, y la mejor persona que había conocido. Cuando necesitaba ayuda, una opinión externa o consejos siempre acudía a ella y, por suerte, siempre resultaba de gran ayuda. De hecho, no se cómo, siempre que me ponía mal, ya que Mary Lynn estaba con Elliot, trataba de hablar con ella para sentirme mejor...para sentirme bien, y lo bueno era que lo lograba. Me sentía diferente cuando estaba con Melanny, era alguien a quien quería mucho, era como mi hermana de otra madre.
No se qué haría sin ella. No se qué haría si dejáramos de ser amigos.
-Bueno, me tengo que ir. Es que tengo que ayudarle a Rubby, desde que está quedando con Owen anda muy nerviosa-dijo mientras recogía su mochila que había dejado en el suelo para contarme lo de Albert. Después nos despedimos y esta se alejó.
Para la suerte, y una han sorpresa, de Rubby, Owen estaba en la misma preparatoria. Así qué no perdió más tiempo y comenzó a acercarse más que antes a Owen. Ella no fue la única, Owen también tenía ciertos pasos y movimientos que sorprendían a Rubby y que al mismo tiempo ayudaban a ambos a acercarse. Entonces un día se comenzaron a acercar más y ya casi no se separaban. Si antes Rubby a veces nos estresaba por hablar todo el tiempo de Owen, en ese momento nos estresaba más porque cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día que estábamos con ella, esta no paraba de hablar de Owen. Incluso le hicimos una apuesta en la que sí ella hablaba de Owen o algo parecido esta perdía. Ella aceptó y, OBVIAMENTE, perdió. Muy rápido, de hecho solo duro dos minutos con diecisiete segundos. Rubby antes era muy negativa y decía que nunca iba a estar con Owen pero después no podía creer lo que estaba pasando. Tampoco podía creer que estos dos todo el tiempo estuvieran juntos, lo que yo siempre me preguntaba era: ¿Cómo Rubby podía soportar a Owen? Apenas me acercaba y al escuchar su voz me alejaba, porque tiene una voz asquerosa. No se cómo Rubby puede aguantar todos los días ese maldito sonido.
Albert y Melanny y Rubby y Owen no eran las únicas parejas. Mary Lynn y Elliot eran otra pareja. Todos siempre los apoyaban para que ya volvieran a ser novios. Yo hacía lo mismo, pero por dentro me ponía demasiado triste. Cuando se agarraban la mano sentía un golpe muy fuerte, cuando se abrazaban de lado sentía un cuchillo en mi pecho y cuando se abrazaban muy fuerte y se daban besos en los cachetes sentía sal en la herida. Pero no quería que supieran, quería que siguieran con su camino. Aunque, en realidad, yo jamás sería un obstáculo para ellos. Ni aunque estuviera destruyéndome a pocos milímetros de ellos pararían. Porque, vamos, ¿porqué les importaría que yo me estuviera desmoronando si se tienen ellos el uno al otro? Obviamente no se pondrían a pensar: ¿Qué pasaría si se intercambiarán los papeles?
Nada los detendría de ser una pareja.
Por eso no traté de hacer algo cuando durante las últimas semanas del último año de preparatoria Elliot planeaba hacer algo para volver a preguntarle a Mary Lynn si quería ser su novia...de nuevo.
Entonces sucedió.
Después del receso alguien comenzó a distraer a Mary Lynn mientras en la cancha de fútbol americano las animadoras y los de la banda de guerra se preparaban para dar el espectáculo que Elliot les dijo que hicieran a cambio de una cantidad de dinero. Era de esperarse que la encargada de distraerla fuera Flower. ¿Cómo lo supe? Mary Lynn comenzó a gritar y reírse pero despacio. Lo malo y MUY notorio fue cuando Flower comenzó a desesperares porque Mary Lynn no le hacía caso y, al Flower desesperares comenzó a gritarle a Mary Lynn, lo cual ocasionó un gran escándalo. Lo bueno es que, afortunadamente, Flower le dio tiempo suficiente a Elliot para que preparara todo, así que cuando Mary Lynn ya se había hartado de Flower esta salió y al llegar al campo de fútbol americano se llevó una gran sorpresa al ver a las animadoras cantando y...animando y los de banda de guerra tocaban sus instrumentos animando el ambiente. Todos los de mi grado estaban afuera en el campo viendo aquella gran escena. Cuando Mary Lynn por fin vio a Elliot esta comenzó a correr y fue hacia él, lo abrazó y le plantó un gran beso en el cachete. Cuando se despegaron logré ver una gran sonrisa en su cara y varias lágrimas de felicidad. Por suerte Mary Lynn ya no tenía los lentes, de lo contrario hubiera tenido que haberlos limpiado para ver bien. Después todos regresamos a nuestras respectivas aulas.
Después de aquel "gran acontecimiento" decidieron ir planeando la fiesta de graduación, ya que sólo faltaban tres semanas las salir. Lo único que yo esperaba en realidad era que al fin tuviera un gran día o momento sin tener que estar triste o destruido por culpa de Mary Lynn y Elliot. Y aunque se que no era su intención, no podía dejar de pensare en ello.

Estrellas ColapsandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora