Era sólo un ensayo, no tenía que ir tan formal. Eso pensaba por el momento.
Iba tarde, así que ni siquiera me tomé el tiempo de peinarme. Me pide una playera negra con cuello v, unos pantalones vaqueros oscuros y unos tenis negros. El salón no estaba tan lejos del apartamento, por lo que no estaba tan preocupado de llegar tarde. Mientras caminaba por las calles trataba de olerme a mí mismo para saber si había logrado quitarme el olor a excremento de perro. Esperaba que si. Ya era la tercera semana que salía con ellos, era divertido, pero era muy difícil controlar a cada uno de
ellos. El más fácil era Colty, pero no sé si era porque ya había agarrado confianza o porque ya estaba algo grande. En fin, comencé a creer que seguiría paseando perros el resto de mi vida, a fin de cuentas la paga no es nada mala. Claro, no se acerca ni tantito a lo que me daban en la compañía de Adolf, o en la que estuve antes. De hecho Adolf solamente me contrató por la idea de empresa que había tenido antes de llegar a Nueva York. Sin embargo fue otro quien la puso en marcha, obviamente me dio el crédito y billetes. Hubiera trabajado para él, pero hubo problemas que aún no lograba superar. Creí que con la llegada de Mary Lynn eso cambiaría. Lo hizo, pero ahora no ayudó demasiado que digamos.
Sentí un gran alivio al llegar al salón debido a que estaba climatizado y yo moría de calor. Sudaba como un puerco. Bueno, de hecho eso no tiene sentido. Los cerdos no sudan, no tienen poros, por eso se revuelcan en el lodo. Como sea, comencé a buscar en qué lugar estaban todos hasta que escuché el grito agudo de Melanny.
—¡Pat! ¡Estamos de este lado!—gritaba Melanny desde una de las orillas izquierdas de salón, donde se encontraba el equipo de sonido y una pequeña elevación del suelo que pude identificar como escenario.
—Ya voy—salí corriendo hacia ellos.
Estaba a punto de saludar a todos, después de todo sería una de las ultimas veces que los vería. Pronto vi a Mary Lynn junto a Elliot. Entre en pánico, me quedé congelado, no los estaba viendo, pero sentía su presencia. Ya estaban juntos, ¿qué se le podía hacer? ¿Porque me seguía doliendo? No lo sabía, pero decidí ignorar a todos y esperar a que Melanny diera indicaciones. De pronto se me vino a la mente algo mientras veía a George junto a Zedrick y Fred riéndose con copas de vino en sus manos, mientras veía a Melanny con Albert junto a la gran ventana que estaba junto al "escenario", la cual dejaba entrar la brillante luz de la luna. Incluso mientas veía a Mary Lynn junto a Elliot lo notaba. Mis amigos habían crecido. Yo había crecido. Todo había cambiado. Yo había cambiado. No pude evitar pensar en cómo empezó todo. Cuando llegué a la escuela medía obligado por mi mamá. Cuando conocí y a nuevas y grandes personas, a las que sabía que a pesar de que ya no las hubiera visto seguirían en mi mente y en mi corazón. Jamás olvidaría todo lo que hicimos juntos, los buenos y los malos momentos, porque, a pesar de las bajas siempre habría altas. Y por más que aquello pareciera una baja para mí, era una de las más grandes altas que había tenido.
Ni se hable de la boda, todos vestían con unas prendas muy bonitas. Me recordó a la graduación, porque sabría que después de esa noche ya no volvería a ver a nadie. No sería por ellos, sería por mi, y no sería porque no quisiera verlos, sería porque necesitaba un descanso de mi entorno. Necesitaba un descanso para mí. Sé que llevaba mucho tiempo diciendo que estaría solo, pero por primera vez sabía que si lo haría. No podía despedirme de nadie, me pondría muy nostálgico, así que aproveché el discurso de Melanny para despedirme.
—...y en serio me siento muy agradecido de conocer a grandiosas personas como ustedes...como a Albert y Melanny, que hoy unirán sus vidas para siempre—comenzaba a decir.
—¡¿Para siempre?!—preguntó Albert sorprendido, después Melanny le dio una mirada asesina y este río.—No te creas, sabes que es broma—se disculpó dándole un beso en la mejilla.
—¿Saben que para eso existe la luna de miel?—pregunté insinuando que ya no siguieran "jugando así" por el momento, al menos hasta que acabas mi discurso.
—¡Pat! Sólo sigue con tu discurso—me pidió Melanny, y le hice caso.
Acabé mi discurso y todos aplaudieron. Ese día fue el último día que vi a todos ellos en un largo tiempo. Me despedí de todos personalmente, no pude evitarlo. Incluso me despedí de Mary Lynn y Elliot. Estaba seguro de que ya no los vería, no sólo por mi, si no porque todos se iban a ir a distintos caminos. Mark se quedaría con Flower en Nueva York, pero viajarían constantemente debido a los conciertos de Flower, al igual Fred, quien consiguió a una linda chica italiana. Esa chica fue su fan desde que Fred tenía diecisiete años, lo veía en todos su conciertos de la facultad, pero nunca se le declaró hasta esos momentos. Así pasó también con todas las chicas, algunas viajarían y otras le echarían más azúcar a su relación. Sin embargo, estaba seguro de algo, no importaba que todos tomarán caminos distintos, jamás estaríamos solos, estaríamos junto a alguien, no físicamente, pero lo estaríamos.
Eso fue algo que le escribí a todos en una pequeña nota que les deje; las de Valerie, Donna y Mellanie eran más largas. Pero a Mary Lynn si le escribí una carta, le relaté lo que sentía y lo que creía de ella. No sé si la lea, pero siempre habría algo de que hablar con ella. Después de todos siempre seríamos muy amigos y ella sabría cosas que nadie nunca había sabido de mi. Ella era especial, y aunque la haya superado, jamás olvidaría la marca que dejó grabada en mi corazón...Mary Lynn, esto fue algo que te escribí, no planeaba dártelo, por eso lo escribí del modo en el que está escrito, espero que te guste. Adiós, nos vemos pronto...o no. Sólo quiero que sepas que jamás estarás sola y podrás contar conmigo en lo que sea, así como yo pude contar contigo en las situaciones más complicadas y especiales. Gracias por todo.
Te Quiero.-Pat "Gorrito" Toster
"Jamas planeé nada de esto, pero tuve un gran impacto, un impacto como cuando dos estrellas chocan y ocurre una explosión en el espacio. Era un acontecimiento que no pasa comúnmente y que probablemente no volverá a pasar; algo que te deja sin palabras. No lo esperaba, llegó de la nada y, claramente, no estaba preparado para ello.
Ese impacto era una persona, una maravillosa persona. Esta persona es una de las que muy difícilmente encuentras en la vida real, es como los personajes ficticios que aparecen en los libros. Cuando encontré a esta persona leía un libro y mientras la conocía creo que me alejaba de la realidad, ya no sabía que era real, el libro o donde estaba en esos momentos. Esta persona me hacia entrar en trance. Me hipnotizaba. Estar sin ella me hacía sentir vacío, me hacía sentir como cuando no tienes nada que hacer o como cuando estas en medio de la nada sin saber que hacer para sobrevivir. Se convirtió en alguien muy importante para mi en tan poco tiempo tiempo. Era como mi corazón, la necesitaba para vivir. Era una motivación para levantarme. Era una motivación para seguir hacia adelante; para seguir intentando. Personas como esta no hay en todas partes, son contadas, contadas con los dedos de una sola mano. Y yo tuve la suerte de encontrarla. Una suerte con la que no corren muchas personas.
Esta persona es muy buena y de las más alegres que puedas conocer.
Se preocupa por TODO. Si crees que TU te preocupas mucho y que eres muy detallista, no será más que ella. Esta persona anota un día, un mes, año o punta con mal y arranca toda la página completa.
Es muy lista y trata y logra obtener buenas y excelentes calificaciones, cualquiera que no entienda algo de lo puede preguntar a esta persona y te hace entender al 100%.
Es buena, genial y excelente en todo lo que hace y se propone.
Esta persona es incapaz de lastimar a alguien intencionalmente, sin razón o sin dañarse a ella misma.
Se lleva bien con todo el mundo y es raro o IMPOSIBLE que a alguien no le caiga bien esta persona. Por aquello y por mas infinitas razones me enamoré de ella.
Estar con ella era increíble, esos momentos estaban llenos de sonrisas, miradas cruzadas y amor. Sólo había un pequeño detalle, el amor no era mutuo.
Ella dejó una huella muy grande en mi vida. Encendió las estrellas que me rodeaban. Me hizo sonreír, iluminó mi vida, apareció como un arcoiris después de una tormenta, apareció como un sol después de una muy larga noche, me hizo ser alguien más afectivo y logró enamorarme.
Aún recuerdo que cuando la vi, supe de inmediato supe que era diferente. Quise hablar con ella y, después de varias veces que practiqué para que lograra salir bien, lo logré, y fue genial. Platicamos casi todo el día y nos llegamos a conocer a fondo. Ella se había convertido en alguien muy importante para mi.
Sin embargo de un momento a otro, esas estrellas sólo se apagaron."Y esa "ella" eres tú, y en el fondo sé que siempre sabrás cómo volver a encender esas estrellas, Mary Lynn, porque siempre lo haces. Y esta vez las dejaste encendidas para siempre.
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Estrellas Colapsando
Novela JuvenilEn uno de sus días normales (en los que no hace nada y se aburre hasta morir), Patrick Toster recibe la invitación a un reencuentro con antiguos amigos. Cuando Pat se ve "obligado" a reencontrarse con viejos amigos, toda su vida da un giro inesperad...