DOS AÑOS DESPUÉS
Mis dientes comenzaban a titubear por el frío. Apenas eran los inicios de noviembre y ya parecía que eran los finales de Diciembre. Iba tarde a la veterinaria, y ya no podía permitirme pagar mas taxis, seguía ahorrando para un auto, ya que el que había comprado quedó destrozado y me dejó en el hospital tres meses. Por eso hay que conseguir un seguro.
Me abrazaba a la enorme chaqueta, parecía un chihuahua obeso. Traía un gorro de lana y unos guantes recién tejidos, aun así el frío persistía en entrar a mi. Helga me iba a correr, jamás había llegado tan tarde. Quizás no, me tenía buen aprecio y yo a ella. A veces me deprimía el hecho de que me recordaba a mamá.
Desde que entregué mi renuncia a Adolf (lo cual le afectó tanto que no paró de llamarme todo el día para que volviera), Helga, o como yo la llamaba: señora Gritzenhald, al ver que todos los días salía a pasear una docena de perros para "ganarme la vida", fue a hablar conmigo en el parque y me ofreció empleo en la veterinaria, ya que según ella yo tenía cierto "toque" con las mascotas. Me resulta muy irónico ese hecho, hace poco más de dos años, yo le tenía pavor a los perros; ahora se podría decir que los amo tanto que no puedo vivir sin ellos.
Entro corriendo al local de veterinaria y una campaña colocada en la cima de la puerta suena, haciendo notar que he llegado. No quería que eso ocurriera porque Helga se enojaría. Me quito el abrigo, el gorro y los guantes lo mas rápido posible, ya que hace calor adentro y me acerco a los perros recién llegados. Había algo raro, había un hurón ahí. Lo tomé entre mis manos, estaba muy suave y muy tierno, pero se supone que no atendemos otro animal que no...
-Decidí expander nuestros servicios -dijo Helga. Lucía muy bien ese día. Aunque ya era treintañera, era muy delgada y se veía muy joven.
-¿A que se deben los nuevos cambios?-pregunté algo extrañado. También había notado que en la parte delantera del local había puesto un cartel buscando nuevos empleados.
Por una parte me resultaba bien aquello, ta que le traía malas noticias, aunque eran buenas para mi, a final de cuentas. Sin embrago me daba nostalgia porque siempre habíamos sido ella y yo, el dúo dinámico. Lo habíamos logrado durante mas de un año. Algunas personas ni siquiera ocupaban nuestros servicios, pero los traían con nosotros por el excelente trato y amor que les dábamos a sus mascotas. De hecho, por ese lado me agradaba la idea de la expansión. Sin embargo creo que Huelga ya comenzaba a sospechar de mis malas noticias desde hace tiempo.
Tres meses atrás comencé a decirle que iba a empezar a llegar tarde o salir temprano ciertos días. Siempre me había gustado escribir, y me encantaba combinarlo con misterio. Entonces me llamó la atención trabajar para un periódico, cubrir noticias y darles mi toque especial. Y de hobbie podría tomar ciertas cosas para crear mis propias historias. Sin embargo, eso me quitaría tiempo y no podría estar con Helga. Y justo dos días atrás me habían dado el empleo de periodista novato. Y, si lo hacía bien, iría subiendo de puesto. Fue muy genial para mí, pero no sabía como informar de esto a la señora Gritzenhald.
-Lo sé, no te preocupes-dijo ella y me tomó por sorpresa. ¿Cómo?-Sabía que ocurriría, eres un chico astuto y bueno. Solo tenías que madurar y olvidar tu pasado.-Su moreno rostro comenzó a sonrojase y podría jurar que sus ojos marrones se tornaron azules.-Se libre y disfruta del mundo, después de todo, sólo estamos aquí de paso.
-No me agrada la idea de dejarla, la voy a extrañar. Debería salir a conocer a alguien, aun es joven-dije algo triste.
La señora Gritzenhald llegó a ser como mi segunda madre. Me daba consejos de los antiguos, de los que en verdad valen la pena. Me regañaba cada vez qué estaba cabizbajo por extrañar a Mary Lynn. Incluso presencio la nota que me envió cuatro meses después de la boda de Melanny. Pedí vacaciones para una semana, ya que quería estar bajo mi cama comiendo helado mientras lloraba. Quería morir ahí. Incluso iba a comenzar a fumar, pero cuando Helga supo, fue a mi apartamento y me sacó y me obligó a estar todo el día con los perros. No fue malo, me sentía en buena compañía. Cuando Helga leyó la nota, comenzó a reírse burlándose de mí. No podía creer que le daba tanta importancia a alguien que, al parecer, luchaba mucho por perderla.
La nota decía que Elliot quería dejar atrás todo el " drama " ocurrido últimamente, y para eso quería que cortáramos los lazos. Entonces ella dijo que podía olvidar su amistad completamente y que todo quedaría en el "olvido". Pronto comprendí lo gracioso que la señora Gritzenhald vio en la carta. Mary Lynn la escribió pensando que yo quedaría destrozado y que le daría la importancia que ELLA esperaba. Ella no quería romper los lazos, quería mas " drama". Así Elliot iría al rescate de nuevo y elle tendría al príncipe que siempre va a salvarla. Y yo una vez mas quedaría destrozado.
Cosas como aquella son las que le agradecía a Helga.
-En realidad, ya estoy saliendo con alguien. Como habrás notado, creo que me quiere ver gorda-dijo ella volteando a ver las cajas de donas que tenía debajo del mostrador.
-¡No puede ser! ¿Esta saliendo con Martín? ¿El panadero de la cuadra de a lado?-pregunté muy sorprendido pero a la vez contento por ella.
-Sí, dijo que se encariñó conmigo después de haberlo ayudado a superar la pérdida de su perrito, que antes perteneció a su ex-esposa-dijo riéndose y después adoptó una cara de enamorada.
-¡Que bien por usted, señora Gritzenhald! Al parecer ambos tuvimos buenas noticias antes de despedirnos -le dije sin dejar de sonreír. No podía dejar de hacerlo. Quizás era porque quería ocultar la tristeza que sentía de que ya sería la despedida.
-Si, pero espero que vengas seguido y me presentes a una mujer digna de ese corazón tan frágil y sentimental y tan manipulable que tienes-dijo en tono juguetón.
-No creo que sea manipulable -dije riendo forzosamente.
De pronto, noté que la señora Gritzenhald había adoptado una postura mas sería y se puso aun mas triste. Su rostro se había puesto pálido. Parecía que había visto a un fantasma y después tragó saliva.
-Creo que deberías cambiar tu ropa a algo mas formal, oscuro y que vuelvas q tu apartamento-dijo Helga tratando muy fuerte de evitar llorar.
-Oh, claro, hablando de volver a mi apartamento... Quería aprovechar para recoger a Colty, Monique me lo había pedido hace tres días pero, como ya sabrás, no había podido venir-dije en un tono alegre y extrovertido para ver si lograba cambiar la postura de Helga.
Sin embargo, lo que dije la pareció entristecer más. No entendía porque. Quizás no quería entender porqué. Pero como me quede callado por vario tiempo, evadiendo cualquier pensamiento negativo, ella habló.
-De eso se trata, Pat. Monique quería informarte que estabas invitado al funeral de Colty, él falleció antier-dijo ella y comenzó a llorar.
Yo me quedé paralizado sin poder creer lo que acababa de escuchar. Mis mejillas comenzaron a sentirse muy calientes y mis ojos se empaparon casi de inmediato. Agradecí a Helga por todo, la abracé y mi cuerpo comenzó a caminar sin control al edificio en el que estaba mi apartamento. Me sentía ido, fuera de lugar. No tenía sentido que muriera. ¿Cómo fue que no lo supe? Debí haberme involucrado más. Debí haberlo estado cuidando todo el tiempo. Sin embrago debía conservar la calma. Con el paso a que iba, iba a llegar justo para entrar al mini patio de Monique, donde sería el funeral de su perro. No quería hacerla sentir mas mal. No me imaginaba como se sentía.
Llegué a mi habitación y fui rápidamente por la primera vestimenta formal (formal de verdad, no mi antigua definición) oscura y me la coloqué después de haberme duchado. Me peiné lo mejor que pude, incluso utilicé gel y un peine. Me coloqué en los pues zapatos de vestir (vestir de verdad, no tenis formales) y los comencé a volear hasta que quedaron relucientes.
Bajé varios pisos y me dirigí a la habitación que Helga había escrito en una hoja, donde estaba toda la información del funeral. Cuando entré, Monique ya estaba dando su último adiós frente a todos, así que entre con mucho sigilo. Había máximo treinta personas, la mayoría muy nostálgicas. Al parecer no fui el único que le agarró cariño.
Monique estaba situada en una elevación de la habitación, así le prestábamos mejor atención. El ataúd del perro estaba a su lado, junto con un gran ramo de flores y una foto de toda la familia junto a él.
Cuando Monique acabó su discurso, el cuál incluso me hizo llorar mas a mí, se preparó para dar un pequeño anuncio.
-Muchas gracias -dijosecándose las muchas lágrimas que seguían saliendo de sus ojos.-Ahora, cómo un tributo, una exalumna de la universidad mía, con quien ahora me llevo tan bien ya que es compañera en el trabajo de mi esposo, tocara una canción para Colty. Ella... Ella es muy buena cantando-anunció sin parar de llorar, tuvo que ir de enseguida al baño porque iba a estallar en llanto.
Yo, por otro lado, al momento en que la chica comenzó a tocar el piano y a cantar con una muy dulce y tierna voz, quise verla. Quería saber quien era. Pero se me dificultaba mucho. Había mucha gente a su alrededor. No fui al único al que su voz había cautivado. Sin embrago, logré estar al frente y no pude creer quien era la hermosa y talentosa intérprete: Kayla.
Ella y yo logramos cruzar miradas y podría jurar que el mundo entero se detuvo. Todo se puso en pausa. El sonido se había apagado. Las lágrimas de las personas quedaron flotando en el aire. El viento se alejo de nosotros. Yo me concentré en ella. Su cabello dorado, sus ojos azules, sus labios rojos, su mejillas rosas. Era la misma pero la veía muy diferente. Lucía realmente hermosa.
Cuando el tiempo volvió a correr normal, ella sólo me sonrió de una forma muy linda y continuó con la canción, que, en mi mente, comenzó a sonar una y otra vez. Comencé a alejarme y fui al muy pequeño balcón, que mas bien era una ventana con oportunidad de salir un poco, mientras comía uno de los bocadillos que ofrecían. Aun cuando Kayla daba su discurso de su pésame para el perro de Monique, yo seguía escuchando el piano, su dulce voz y esa hermosa letra reproduciéndose una y otra vez dentro de mi cabeza.
"Hold on to the memories, they will hold on to you
Hold on to the memories, they will hold on to you
Hold on to the memories, they will hold on to you
And I will hold on to you
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Estrellas Colapsando
Teen FictionEn uno de sus días normales (en los que no hace nada y se aburre hasta morir), Patrick Toster recibe la invitación a un reencuentro con antiguos amigos. Cuando Pat se ve "obligado" a reencontrarse con viejos amigos, toda su vida da un giro inesperad...