Ególatra

XXXV

Caminaba en dirección a la casa de Dylan. Había pasado solo una semana desde que todos los papeles habían estado listos y ahora los que serían sus nuevos sobrinos se estaban mudando con sus amigos. Le habían pedido que fuera junto con Niall, Zayn y Liam para recibir a los pequeños y ayudarles a instalarlos pero Zayn no podía ir por que se encontraba en Los Angeles con su caso.

Llevaba dos cajas envueltas con papel de regalo para lodos hermanos, como sería una bienvenida quería caerles bien y (no es que tratara de ganárselos con juguetes y regalos) pero si quería ser el tío favorito, sabía que Niall le competiría ese puesto y no se lo pondría fácil. Niall había ido a recoger los resultados de sus análisis, Louis le dijo que no tendría porque hacerlo ya que el podía hacerlo pero como el rubio lo trataba como su hijo, básicamente lo regañó, así que mientras el llegaba se ganaría a los niños con cariño y mimos (y uno que otro regalo). Pretendía sacar ventaja de esto.

Ahora se arrepentía de haber iniciado la vida fit, odiaba tener que caminar en lugar de usar el carro. En un principio el no iba a dejar de manejar pero Thomas (el doctorcito saludable) lo obligó, bueno realmente perdió una apuesta pero ese no es el punto. Ahora solo usaba su bicicleta y caminaba pero se le había ponchado una llanta y le daba demasiada pereza ir a arreglarla, mucho más arreglarla el.

Cuando vio que ya faltaba poco para llegar al vecindario de sus amigos su corazón se alivianó, tendría que hablar seriamente con Thomas para que quitaran la apuesta ya que esto lo estaba matando. Veía a su alrededor a las personas caminar, familias en su mayoría, niños pequeños jugando y haciendo tonterías mientras eran perseguidos por sus padres. Su atención fue robada por un señor quien estaba regañando a su hijo mientras le sobaba la pierna, al parecer se había caído de la bicicleta por no ver el camino. Algo llegó a su mente.

[...]

-Louis te dije que no fueras tan rápido cariño pero nunca entiendes-

Louis se sobaba la rodilla mientras las lágrimas recorrían toda su cara. Su madre tenía razón, había pedaleado demasiado rápido y no se dio cuenta que había un cable en medio de la calle, pero realmente no era su culpa, es decir ¿quien mierda ponía un cable en la calle?. Johanna llegó hacia el y se arrodilló para tomarle la pierna y revisarla.

-Cariño, no es muy grave sólo un raspón-

-No fue mi culpa mami- Dijo con un puchero en la cara. Johanna bufó.

-Louis, no pusiste atención si fue tu culpa pero no es la gran-

-No, de verdad, mira un cable-

Su madre llevó su vista a donde Louis apuntaba y abrió los ojos y la boca indignada.
¿Que clase de imbecil dejaba un cable en plena calle? Y más en un vecindario con niños que se la pasaban corriendo y haciendo tonterías. Siguió el cable para averiguar de donde venía y terminaba en una casa que parecía estaba siendo amueblada. Nuevos vecinos seguro.

Pero no, no habían nuevos vecinos, eran los hijos de un hombre, los hijos adolescentes que se daban mucho de tener una banda, siempre estaban en la cochera de la casa haciendo "música" y molestando a todos con su actitud prepotente.

Estiró su cuerpo para después ver a los adolescentes tomando de una lata mientras se reían de cualquier estupidez.

-Esos inútiles- susurró.

-¿Quienes son inútiles mami?-

-Los hombres- Louis guardo silencio pensando.

-Ma, yo soy hombre-