PRÓLOGO

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Kim Taehyung  arreglaba la podadora manual de su madre para poder cortar el césped cuando la señora Choi vino a cobrar el alquiler

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Kim Taehyung  arreglaba la podadora manual de su madre para poder cortar el césped cuando la señora Choi vino a cobrar el alquiler.

—Oigan. —Su llamado agudo y nasal rechinó contra sus oídos, antes que ella golpeteara la cerca que separaba su patio del suyo. Las bisagras de metal
hicieron un chirrido cuando la verja se abrió—. ¿Hay alguien en casa?

—Sólo yo. —Él entrecerró los ojos ante el resplandor del medio día mientras levantaba la mirada. Con una llave inglesa sostenida firmemente en su
mano, pasó el dorso de su mano por la frente para secar el sudor que goteaba.

—¡Oh! Taehyung. —Presionando una mano en su escote expuesto, la casera
de su madre se tropezaba con sus tacones ridículamente altos y parpadeaba con sus pestañas largas y falsas—. No te había visto.—Con la esperanza de que tal vez si se veía lo suficientemente ocupado, la mujer de cuarenta y algo entendería la indirecta y lo dejaría solo, permaneció agachado detrás de la podadora al revés, en donde había estado afilando la cuchilla.

—¿Necesita algo?

—Um… —Mordió su labio y recogió su cabello con una mano para mantenerlo alejado de su cuello mientras usaba la otra mano para abanicarse. Los destellos de su esmalte de uñas rojo brillaban con la luz del sol. Lo inspeccionaba con atrevimiento, su mirada codiciosa lo consumía. Asqueado por su inspección, él se retorcía en su interior, con ganas de alcanzar su camiseta que se había quitado hacía media hora y arrojado a un lado. Echando un vistazo alrededor del patio como si estuviera a la caza de un criminal que acaba de robar un banco, preguntó—: ¿Dónde está tu madre?—Volviendo su atención a su tarea, Taehyung uso la llave para girar la cuchilla en su lugar.

—Llevó a mi hermano a otra cita con el doctor —mintió, sus músculos se presionaron cuando apretó los dientes. Su mamá y Jimin se encontraban en el supermercado, pero recordarle las circunstancias de su hermano a la señora Choi podría anotarle a su
familia un poco de simpatía y comprarles tiempo extra para reunir más dinero, porque estaba seguro de que su mamá se atrasó con el alquiler otra vez.

—Mm. ¿Y cómo está el pobre niño dulce? —murmuró la señora Choi
distraídamente, su atención estaba en sus manos mientras él trabajaba.

Ante la sospecha de que a ella no le importaba en absoluto el bienestar
de Jimin, apartó los mechones oscuros de sus ojos y le lanzó una mirada.

—Todavía tiene parálisis cerebral. —Giró un poco más fuerte de lo que lo había hecho antes, asegurando el tornillo.

—Vaya, vaya. —La casera se inclinó más cerca—. Seguro que tú creciste
muy bien. Mira esos músculos que tienes. —Su sombra pasó en frente de él justo antes de que pusiera una mano en su hombro y sus largas uñas se
hundieran en su piel resbaladiza.
Sorprendido por el contacto, se tambaleó hacia atrás, tratando de alejar su mano. Ella soltó una ronca sonrisa divertida. —No hay necesidad de estar tan nervioso, querido. —Sus uñas aflojaron su agarre, sólo para recorrer un centímetro de su pecho con una descarada caricia de apreciación.

The value of a love (vhope)    Historia 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora