XXVII

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HOSEOK

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HOSEOK

Nos despertamos algo más tarde por mi teléfono anunciando un texto entrante. Taehyung giró un brazo y lo cogió de la mesita de noche. Era de Jin

•Su jeep está en el camino de entrada otra vez. Espero que ese gigoló te trate
mejor que bien.

•Este ex gigoló está tratándome mejor que bien, le respondí y le di el teléfono de vuelta para que lo volviera a poner en la mesilla de noche.

—¿Que fue eso? —preguntó con voz sexy adormilada.

—Nada. —Me acurruqué en su lado cálido y pasé mis uñas suavemente
sobre su pecho—. Sólo presumía un poco ante Jin. —Mi teléfono sonó de nuevo. Empecé a inclinarme sobre él para recuperarlo, pero Taehyung atrapó mi cintura, deteniéndome.

—No te atrevas a dejar de tocarme así. Yo lo cogeré. —Suspirando con satisfacción, le acaricié un poco más bajo. Gimió con aprobación mientras abría mi mensaje. —Dijo que eres un perro con suerte. —Sonreí, acariciando algo pequeño que, bajo mis dedos, creció en algo grande.

—Bueno, sí. Sí, lo soy. —Maldijo y enganchó un brazo alrededor de mi cintura tirándome encima de él. Esta vez me senté a horcajadas sobre su regazo e hice un poco de ejercicio cardiovascular. Taehyung era lo suficientemente amable para mostrarme cómo funcionaba la posición de vaquero hacia atrás. Bendita sea su alma. Después de la segunda ronda, tomamos otra siesta. Cuando nos despertamos de nuevo, la comida se convirtió en algo un poco más importante.

Sabía que no tenía mucho en mis armarios, pero fuimos a investigar la cocina de todos modos. Tan pronto como le mandé quedarse sentado en la mesa, me escabullí para recoger toda la comida de desayuno que tenía. Desde su asiento, tomó un trago del zumo de naranja que le había conseguido y suspiró, refrescado, mientras su mirada seguía cada movimiento que hacía.

—Por fin sé por qué a un chico le gusta tanto cuando su personita no lleva nada más que su camiseta puesta.

—¿Por qué? —le pregunté y me contoneé en su camiseta para que el
dobladillo se subiera más arriba de mi muslo—. ¿Fácil acceso?

—Bueno, eso también. —Con sus ojos brillando con interés sensual, me observó abriendo la nevera y sacando un par de botes—. Pero creo que es más
bien como marcando su territorio. Él sabe lo mucho que esa persona es suya cuando usa sus cosas. —Hice una pausa y levanté una no-impresionada ceja.

—¿Marcar su territorio? —Dios, realmente él era un hombre de eso, ¿no?—. Así que... ¿Soy como un
neumático de coche al que sientes la necesidad de orinar? —Su sonrisa se hizo lobuna.

—Hacer pis en ti no es exactamente lo que tenía en mente. —Arrugué mi nariz y saqué la lengua. Se rió y dobló su dedo, haciéndome señas para que me acercara. Incapaz de negárselo, me acerqué.

The value of a love (vhope)    Historia 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora