XXVIII

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HOSEOK

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HOSEOK

Me vestí de negro. Al recordar que había dejado mi coche aparcado todo el fin de semana en la calle de la casa de Taehyung, caminé a mi destino y llegué
sin un minuto que perder. Pensé que la puerta que separa el patio trasero de Taehyung con el de la señora Choi estaría abierta para permitirle la entrada a su cita de diez en punto. Y tenía razón. Mi corazón latía con fuerza mientras me acerqué a su césped bien cortado y a su puerta trasera, que también se había dejado abierta para él. Medio asustado en mi mente, y sin embargo emocionado porque era el
momento (me volvía loc(hacer esto), me tranquilicé cuando la puerta trasera se cerró detrás mío, esperando que no me hubiese oído entrar. Música sonaba desde algún lugar en el segundo piso. Hice una pausa, escuchando la melodía de jazz amortiguado que apenas podía oír por encima de mi propia respiración.

No podía creer que estaba dentro de la guarida del diablo. El aire era cálido y pegajoso, y me hizo sentir un poco sofocado en mi ropa oscura. Con mi mente en marcha, miré a mí alrededor, sin estar seguro en dónde empezar mi búsqueda. Vamos, Hoseok, piensa. Si fueras el ordenador de una asalta cunas cachonda de mediana edad a la que le gusta chantajear a su vecino para tener relaciones sexuales con ella, ¿en dónde te esconderías todo el día?
Mi primera conjetura sería el dormitorio (obviamente) pero ella
probablemente estaba allí justo ahora, preparándose. Para Taehyung. Me atraganté con el pensamiento. Él no estaría en cualquier posición cerca de esto de nuevo. Motivado por la idea, di un paso adelante y miré con cautela a través del umbral de la parte trasera del cuarto de lavado y en una cocina débilmente iluminada.

Casi me desmayé cuando vi un portátil colocado en su bar. De ninguna manera. No podía tener tanta suerte. Oh, bien. No era nadie para mirarle los dientes a un caballo regalado. Me lancé a la cocina y senté mi trasero en un taburete frente a su Dell. Después de tronar mis nudillos y rodar mis hombros como si fuera a estallar mi cuello, contuve mi respiración y alcé la tapa. No sonó ninguna alarma. Ninguna barra de metal destelló a mí
alrededor. No se abrió ninguna trampa escondida en el suelo y me dejó caer en
su calabozo. Me encontraba en la computadora de la bruja. Y la bruja idiota ni siquiera había puesto una contraseña. Punto para mí. Miré sin ver la pantalla un buen minuto, escuchando y prácticamente a la espera de los pasos de cierta señora Choi que llegaría y me asesinaría. Pero el primer piso de la casa permaneció en silencio.
Finalmente, exhalando un suspiro me centré en el paso tres de la Operación Salvar a Taehyung.  Al hacer clic en el ícono de correo electrónico, rodé los ojos cuando me envió directamente a su bandeja de entrada. Jesús, ¿la mujer no protegía nada con contraseña? Se podría pensar que era un poco más paranoica desde que ella misma era tan sombría. Me encogí de hombros otra vez. Su pérdida. Mi ganancia. Redactando una nueva carta, en el "Para" tecleé el correo de Jeremy:

° j_Kihyun@ymail.net. En la línea de asunto, escribí:

°¿En busca de Lee Seok Seok?

Y en el cuerpo del mensaje, escribí mi nuevo nombre y dirección postal. Ingresaba la ciudad y el estado cuando escuché el sonido de tacones en las escaleras. Mis venas se sacudieron con una oleada de adrenalina. Pero, en serio. Esto era muy impresionante. No podría haber programado mejor su llegada si le hubiera mandado un itinerario. Introduzca a una casera guarra, a la izquierda del escenario.
Terminaba hasta el código postal cuando ella entró en la cocina, llevando
una copa de vino vacía y usando una sensual camisola verde y negro. La cual Taehyung nunca volvería a verla usando. Se detuvo en seco cuando me vio, sus tacones haciéndola tropezar. Fue cómico, así que sonreí abiertamente cuando saludé con la mano de la manera más amable posible.

The value of a love (vhope)    Historia 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora