XXVI

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HOSEOK

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HOSEOK

Una vez que llegamos a mi apartamento, Taehyung me tomó la mano mientras me llevaba hacia mi puerta. Después de acariciar mi pelo de la manera más amorosa, me encontraba de pie justo en la entrada mientras él revisaba todo el desván, asegurándose de que ningún ex novio acosador psicópata merodeaba por ahí. Atesoré la dulzura de sus acciones.

Cuando regresó a mí y me volvió a tomar la mano para llevarme a mi
habitación, lo seguí en un regocijo vertiginoso. Nos desnudamos por sí solos, uno frente al otro, hasta quedarnos con la ropa interior. Sus ojos se calentaron cuando saqué mi camiseta seca sobre mi cabeza y  mis pezones quedaron a la vista. Sabía que se encontraba excitado, ya que reveló un bulto impresionante en su bóxer cuando deslizó sus pantalones por las piernas. Pero en vez de alcanzarme, se dio la vuelta y deslizó hacia abajo las sábanas de mi cama.

—Después de ti. —Su mirada se hallaba llena de cuidado y devoción—. Te prometo que esta noche me abstendré de acaparar el colchón y las mantas.—
Hice una pausa antes de meterme, tan aliviado como decepcionado de que no intentara nada conmigo. Nos merecíamos un poco de conexión física. Necesitaba estar cerca y compartir mi cuerpo con él en la manera más íntima y emocional posible. Pero más tarde. Esta noche no. El sexo no era lo que más necesitaba de mí en este momento. Y tampoco era lo que yo más necesitaba de él. Por el momento, a los dos nos vendría bien un poco de consuelo emocional. Así que en lugar del sexo, lo que siguió fue lo más dulce y sin embargo, las horas más platónicas de mi vida.

Taehyung logró convertir la depresión absoluta que había comenzado a sentir en el patio trasero de su vecina a una
felicidad sin reservas. Me envolvió en sus brazos y se acurrucó conmigo, hablando de cosas triviales como Harry Potter, y lattes, y la universidad, y las arañas, y nuestro futuro. Dibujábamos en las manos del otro con los dedos y adivinábamos qué imágenes habíamos hecho. Tratamos de tener una guerra de pulgares bajo las sábanas... con nuestros dedos. Luego permanecimos acostados en un silencio tranquilo, tomados de la mano y escuchando nuestras respiraciones lentas hasta
que ambos caímos en un olvido sin sueños. Tuve un descanso encantador e ininterrumpido. Cuando me desperté, no sentía como si hubiera pasado toda la noche llorando sin cesar hasta que mis ojos casi se habían cerrados por la hinchazón. Me sentía revitalizado y cálido mientras me acurrucaba con mi alma gemela, que cumplió su promesa y no monopolizó el colchón ni las sábanas. Rodando hacia él, lo vi durmiendo junto a mí. Era como presenciar un milagro. Era hermoso. Por dentro y por fuera. Como si sintiera mi mirada, se movió, tomando una respiración profunda antes de girar la cabeza hacia mí y agitar sus gruesas pestañas hasta abrirlas. Una sonrisa cansada apareció en su rostro, y la verdad es que ni siquiera puedo describir lo increíble que se sentía al ser el destinatario de la misma.

—Hola, Sweet Pea —dijo con voz ronca. Si antes no hubiese estado encendido, ciertamente ahora sí. Su voz matutina ponía en vergüenza a su voz normal, todo sexy y recién despierto, agregándole la cantidad perfecta de ronquera a la misma.

The value of a love (vhope)    Historia 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora