XXX

544 114 19
                                    

HOSEOK

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

HOSEOK

Me paseaba por el pasillo del hospital, listo para escurrirme de mi propia
piel. Odiaba esperar. ¿Por qué está tomando tanto tiempo? ¿Coser los agujeros de bala realmente toma tanto maldito tiempo? ¿O es que la lesión había sido peor de lo que la gente me decía? Me froté los brazos, muy nervioso y lleno de temor reprimido, queriendo quitarme la sensación aterradora y malvada con mis garras desnudas.

—Señorito Lee, eh, Jung, eh… —Me volví hacia el oficial de policía que se acercaba.

—Sólo Hoseon —le aseguré con una sonrisa tensa—. ¿Ya interrogó a Kihyun? ¿Sabe cómo me encontró? —Hice esta misma pregunta antes, cuando él había tomado mi declaración
inicial, pero en ese momento, todavía nadie había hablado con Kihyun. El oficial, Kang HunGi, creo que ese era su nombre, asintió.

—El señor In Kihyun confesó que lo rastreó por las facturas de teléfono que encontró en la casa de sus padres cuando
irrumpió en ella recientemente. Le tomó unos días conseguir un amigo especialista en computadoras para rastrear la línea extra a usted en esta ciudad, y luego le tomó un par de días conducir hasta aquí. De los recibos de las gasolineras que encontramos en su coche, creo que ha estado aqui durante al menos setenta y dos horas. —Me estremecí. Eso significaba que ya se encontraba aquí cuando la señora Choi chantajeó a Taehyung. Y estuvo aquí cuando Taehyung y yo habíamos
conectado. Sacudiendo la cabeza, enterré la cara en mis manos.

—Así que, no importó que me mudara al otro lado del país, que cambiara mí…
—Una mano reconfortante aterrizó en mi hombro.

—No tendrá que preocuparse por él. No por mucho tiempo. -—Con un bufido, levanté la cara y le envié una mueca de incredulidad.

— Sí, hasta que su papi también consiga que este juicio se venga abajo.
—El oficial negó con la cabeza.

—No después de todo lo que hizo hoy.
Solté un suspiro. —¿Así que eso me da qué...?

—Vamos a ver. Dos cargos de intento de asesinato. Disparar un arma en una escuela pública. Allanamiento de morada. Resistencia a la autoridad. Yo
diría que... ¿veinte o treinta años? —El policía se encogió de hombros. Me gustó esa suposición.

—Gracias a Dios. —Sonrió.

—¿Los médicos todavía no han salido con alguna noticia? Tengo que pregunta…

—No.—Sacudí la cabeza violentamente, sin querer pensar acerca de por qué podría estar tomándole tanto tiempo al médico o enfermera, o cualquier
persona, en volver con alguna noticia—. Todavía no.

—No te preocupes tanto —me dijo con una sonrisa suave—. He visto a gente salir adelante con heridas mucho peores que ésta. Estoy seguro de que
todo irá bien.

—Gracias. —Asentí, pero no me sentía convencido. El oficial se alejó para hablar con una enfermera. Esperaba que consiguiera más información que la que había estado recibiendo. Sintiéndome agotado, me dejé caer en el banco más cercano del tranquilo pasillo del hospital, afuera de la sala de espera sofocante y apoyé la cabeza contra la pared. Cuando cerré los ojos, alguien se sentó a mi lado.

The value of a love (vhope)    Historia 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora