Dia de las Velitas

125 10 4
                                    

"Todos los días confirmo que te quiero en mi vida".
Pielcanela.

Era un día fresco en Encanto.

Se podía ver alguna que otra nube en el cielo, y en el pueblo se podía ver a todos sus habitantes emocionados mientras iban de una tienda a otra.

Celeste se encontraba comprando algunos víveres con Tobías. Era sábado por lo tanto ella no tenía que ir a la librería y podía pasar un poco de tiempo con su sobrino, así que decidió ir a comprar algunas cosas y de paso pasear por el pueblo.

En una de sus manos colgaban dos pequeñas bolsas y en la otra sostenía la manito de Tobi, pues el niño ahora se negaba completamente al estar en brazos de alguien.

Él decía que los niños grandes no están en los brazos de nadie.

Celeste había pestañeado varias veces para no llorar cuando cayó en cuenta que su pequeñito estaba creciendo.

Así que ahora iban caminando para todos lados. Hasta se había ofrecido a llevar una de las bolsas hasta que sus bracitos se cansaron.

En ese momento se encontraban volviendo para su hogar, pues una fuerte ráfaga de viento empezó a rondar por todos los lugares y levantaba un poco de tierra imposibilitando la visión.
Haciendo que Celeste se preguntó que tenía tan preocupada a la madre de Camilo.

Y hablando del diablo... y su hermanito.

— ¡Ahí está tu novia! —. Habló una voz joven que en su mayoría llamó la atención de Tobías. Celeste se tuvo que dar la vuelta al reconocer la voz de Antonio— ¡Holis! —. Saludo alegre el niño que era seguido por un tucán, y a la distancia se podía ver a Camilo que sostenía una bolsa llena de velas.

Un sonido de asombro salió de Tobi al ver dicho animal.

— ¿Tía que animal es ese? —habló un poco tímido mientras apretaba la mano de ella. Celeste lo miró con una sonrisa, era de esperar que el niño esté nervioso pues tuvo muy pocas interacciones con otros niños de su edad o animales extraños.

— ¡Es un tucán! —. Antonio se adelanto a Celeste, estirando su brazo para que el ave se pose en este— Tócalo, no muerde.

Tobías miró con vacilación al animal, volviendo su mirada hasta su tía, que le dio una sonría e indicaba con la mirada que acaricie al animal.
Lentamente lo hizo, soltando una risa cuando el tucán se inclino hacia su mano.

— Veo que los dos mocosos están socializando —. La voz de Camilo llegó a los tres, pero solo fue Celeste quien levantó la vista del ave hasta él.

Camilo le regalo una sonrisa cuando llegaba a ella, acercándose para dejar un beso en la mejilla de la joven. Luego se giró a saludar a Tobías con un choque de puños.

Celeste a estas alturas se preguntaba cuando el cambiaformas se ganó la confianza de su sobrino. Pero lo dejo a un lado cuando sintió que la mano del chico tomaba la suya y la alejaba un poco de los jóvenes.

— ¿Buscando privacidad? —. Preguntó ella a modo de broma mientras se cruzaba de brazos.

Camilo soltó un suspiro exagerado mientras estiraba sus brazos hasta la chica y la atraía a él, apoyando su mejilla contra la mejilla de ella.

— Estoy agotado —murmuró contra su mejilla.— Mamá y papá están muy estresados (por eso hay mucho viento)... bueno en Casita todos lo estamos —. Se apartó un poco, permitiendo que su nariz roce la nariz de la chica. Un acto que se volvió muy común entre ambos... claro en "privado"— No sé como estás tan tranquila con tu familia.

~Momentos~ Camilo Madrigal Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora