Primeras Citas

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"Te pude haber considerado mi mundo pero tenias la pinta perfecta para ser toda mi galaxia".
—Shezy.

Estaba corriendo lo más rápido que podía hasta el centro de la plaza. Pues Celeste estaba llegando tarde a una pequeña reunión que había programado con Camilo.

No sabía como su tiempo había pasado tan rápido. En un momento, a la mañana, se había preparado y fue a la librería; ahí se encontró con Camilo que había pasado rápidamente para preguntarle si quería pasear por la plaza central junto a él. Ella acepto. Luego termino su turno, espero a que su hermano llegue, se fue a su casa, comió algo, se fue a bañar y PUM ya era la hora del encuentro con el chico de ruana amarilla.

Digamos que tenía una buena razón para correr hasta el chico. Aparte no lo quería decepcionar al llegar más tarde de lo acordado.

Pues desde lo que hablaron en su casa, se podría decir que su relación se había reforzado. Seguían actuando como siempre, pero había un algo que se agregaba a sus interacciones. Un "algo" que variaba, podía ser un largo abrazo, besos en la frente (ninguno de los dos se atrevió a dar uno en los labios aun), miradas de adoración, pequeños toques, entre otras.

Así que decepcionar al chico no estaba en sus planes, ni ahora, ni nunca.

Tomó aire nuevamente para sus pulmones que le rogaban que se tome un descanso, pidiéndoles silenciosamente de que no se rindan y no la dejen abandonada en medio de esto.

— Solo un poco más —murmuró mientras levantaba su falda rojiza para correr con mayor comodidad.

Finalmente se detuvo cuando estuvo a unos metros de la plaza, estando tentada a sacarse los zapatos para aliviar el dolor de sus pies que se hacía notar más con cada paso que daba.

Había dejado de correr y ahora estaba caminando, respirando profundamente mientras buscaba entre las personas un joven de ruana amarilla o una cabellera rizada.

Aunque fue el chico quien la encontró primero.

— ¿Cielo, corriste desde tu casa?

La repentina voz hizo que ella de un salto a un lado mientras veía finalmente al chico que sostenía una canasta en manos.

— Oh no... bueno un poco si... me metí a bañar y me paso el tiempo volando —. Explicó nerviosa mientras se acercaba al él.

Las cejas de Camilo se fruncieron con preocupación, notando principalmente la respiración agitada.— Pero mi vida, podrías haber caminado, no me habría molestado que llegues un tiempo después —. Tomó la mano de la chica y empezó a guiarla hasta un asiento debajo de un árbol.

Ella se sentó con un suspiro, levantando levemente los pies por el dolor.— Pero... no te habrías sentido decepcionado o enojado, o te irías al no verme llegar a tiempo. Tipo no es tu obligación esperar cuando se puso un horario, y no me gustaría que te...-.

Su pequeño monólogo fue interrumpido por un pequeño empujoncito que le dio Camilo. Haciendo que sus ojos verde oscuro se conecten con los de ella.— Estas divagando —. Le hizo notar mientras se sentaba más cerca de ella, dejando que sus piernas se junten— Y respondiendo a tus... interesantes dudas. No me molestaría. A lo largo del tiempo que nos conocimos puedo decir que no eres de las personas que dejan plantadas a otras... sino probablemente tu hermano vendría y me lo avisaría.

Una pequeña risa salió de ella ante el último comentario, sabiendo que sería totalmente cierto. Era capaz de obligar o rogar (dependiendo la situación) a su hermano para haga algo por ella.

— Entonces me estas diciendo que casi pierdo un pulmón y mis dos pies en el camino cuando podría llegar tranquila y decirte que se me hizo tarde.

~Momentos~ Camilo Madrigal Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora