Llegada

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"Te quiero y lo sabes, pero me gusta revordártelo".
— Andrés Ixtepan.

Había pasado un mes.

Un mes desde que se habían ido de Argentina y habían llegado a Colombia, específicamente en un pueblo llamado Encanto.

Se podría decir que en un inicio todo fue difícil, el cambio de hogar principalmente. En su antigua casa Celeste Diaz tenia a lo que restaba de su familia y conocía a gran parte de sus vecinos, pero aquí, con suerte podía saludar a su vecinos.

Pero ¿Qué podía hacer ella?, su hermano Marcos le había dicho que se podía quedar en Argentina, que él y su sobrino Tobías estarían bien.

JA, estaba claro para Celeste no lo dejaría ir solo, es más, lo miró como si le hubiera salido una segunda cabeza ante la posibilidad de dejarlo solo. Así que en un tiempo récord, empaco sus cosas para irse con él.

No se quedaría.

El único familiar vivo era su tía, la hermana gemela de su madre y no quería ir con ella debido a que la pobre mujer con suerte podía cuidar de sus tres hijos.

Y quedarse sola no era una buena opción. Sabia mantenerse sola pero al momento de buscar empleo, seria algo difícil al solo tener 16 años.

Así que su mejor opción fue acompañar a su hermano, quien ella mejor que nadie sabía que le vendría bien unas manos extras al momento de cuidar a Tobías, el niño solo tenía dos años y era un tornado viviente si lo dejaran solo por unos minutos.

Una vez que llegaron al pueblo, su hermano se encargo de conseguir un hogar para los tres, de la misma manera que consiguió un pequeño local en el centro del pueblo; lugar que unas semanas después remodelaría y lo dejarían como una librería/biblioteca, para el pueblo de Encanto que entre ellos dos manejarían.

Si era sincera, Celeste pensaba firmemente que la librería no sacaría ningún beneficio económico. Esto se lo comento varias veces a su hermano, en los pocos momentos que él venía a la casa para comer algo y descansar del arduo trabajo.
Pero Marcos siempre descartaba su idea.

"Va a funcionar Ce" él siempre le decía, "Hay que tener esperanza".

Fue una fortuna que ella estuviera equivocada.

A las semanas de abrir la librería/biblioteca, una buena cantidad de habitantes de Encanto visitaron el local y compraron o alquilaron libros.

Una sonrisa se posaba en ella cada vez que veía a alguien nuevo preguntando por un libro o volvía para devolver un libro que alquilo y pedir uno nuevo.

Ella nunca pensó que a su edad estaría tan feliz de poder tener su propio trabajo, tener su propio dinero. Normalmente su tía materna, que la crío hasta que tuvo ocho años (debido a que Marcos había cumplido 18 gracias a la diferencia de edad de diez años. Él ya podía tener su custodia). La mujer siempre le había dicho que tenía que casarse con alguien de buena familia y solo dedicarse a cuidar de sus hijos y la casa. Ser una buena esposa servicial para su marido.

Esta de más decir que su hermano llegó para derribar todo argumento de su tía una vez que volvió a vivir con él.

Tanto él como su Lily, su esposa de ese momento, se encargaban de la casa y ambos cuidaban de su hijo al mismo tiempo. Todo parecía estar pintado de rosas para la familia de cuatro.

Pero la belleza de la situación no duró por mucho. Lily enfermo un año después de que Tobías naciera, muriendo una trágica noche de invierno. Los medicamentos que le recetada el doctor nunca funcionaron, solo parecía que alargaron su sufrimiento hasta que la mujer dio su último respiro.

~Momentos~ Camilo Madrigal Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora